El golpista-presidente (GP) quiere evitar lo que
califica como ‘fastidio electoral’. Y para eso le pide el 29/05 en cadena
nacional al Conde del Guácharo que, por
favor, se lance otra vez como candidato a la presidencia para ponerle a esta
campaña un poco de picante.
Es una buena síntesis de lo que es nuestra política en
este aciago momento. Algo tan vacío y risible, que debe ser atendido. Y el
remedio lo propone el GP al conocido ‘humorista’: venga, picante en mano, a salvar esta campaña
que nadie soporta. Así podremos armar un espectáculo como el que espera la
gente para votar por nosotros.
En esta política aún prevalece el bochinche señalado
por el precursor Francisco de Miranda, como uno de sus principales componentes,
al que se llega por la ramplonería y vacío de pensamiento y de formación
política e ideológica.
Aquí no hay requerimiento de credencial para ejercer
el oficio de dirigente político. Apenas estar dotado de algunas cualidades histriónicas.
Y en este marco no es fácil evaluar lo que vivimos y menos
programar los pasos a dar para la construcción de otra realidad. Estamos
entrampados en una concepción de la política que es asumida al unísono por las
fuerzas que militan hoy en la polarización que estamos padeciendo.
Con el agravante de que los polos, lejos de
enfrentarse, responden en el fondo a lineamientos comunes.
No olvidemos que las llamadas fuerzas revolucionarias
de hoy proceden en su mayoría de las filas de Acción Democrática y Copei, una
parte de la lucha armada de los 60’ y una franja de
independientes. Estos contingentes se suman a una política que promete romper
con el modelo de la democracia del fracaso y el desgaste y cumplir con las
reivindicaciones populares burladas por tanto tiempo.
A la hora del ‘despegue de la revolución’, surge el
descontento y el propio enfrentamiento al nuevo tren gubernamental, empeñado en reformas que no
apuntaban hacia un mejor producir y vivir de la comunidad, sino a favorecer a
una parte importante de las estructuras militares y civiles que se convierten
en cúpulas del ‘proceso’.
Esto quiere decir que la concepción del Estado
todopoderoso, representado por un héroe-caudillo-mesiánico, y su
correspondiente capa de ‘seguros servidores’, se mantiene incólume.
El ex país, disfrazado de descentralizado y de
poderes que van ‘a manos del pueblo’, se exalta y publicita pero en el fondo se
sabe que todo eso es una mentira para esconder una nueva clase llamada a
ejercer la hegemonía económico-social y política. Esto es más que evidente a lo
interno del PSUV.
¿Y qué ocurre del lado de las llamadas oposiciones? Allí
predominan las fuerzas del pasado: AD,
COPEI e independientes cuyo objetivo es
lograr el regreso al mando-poder. Se define así una polarización entre fuerzas
con posibilidades de reencuentros.
Esto hace posible que el candidato de las oposiciones
se haya trazado una táctica que supuestamente le permite ganar gente que hoy milita
en el chavismo y que puede ver en el ‘Modelo Democrático’ un atractivo. Por
ello se pone a un lado la confrontación verbal y se procede a copiar y mantener
contenidos.
Después del 11A-02, y ya en vías del Revocatorio Presidencial,
se establece el diseño de las Misiones para mantener e impulsar la revolución. Esto
quiere decir que la revolución bolivariana tiene en esa institución su agente
histórico fundamental, el cual se sustenta en el reparto de la renta petrolera. Al proletariado no se le toma en cuenta .
A la hora de la candidatura de Rosales se quiso
competir, sin éxito, con el populismo misional a través de la tarjeta ‘Mi Negra’.
Hoy se enfrenta y saquea la renta petrolera, tomada por la “revolución” para mantenerse sin
necesidad de tomar posiciones políticas
que le obliguen a definirse frente a la falsa dicotomía de capitalismo/socialismo.
Lo que hoy prevalece en lo ‘concreto histórico’ es el
capitalismo con todas y las vicisitudes que le plantea la globalización. Los
llamados socialismo soviético o chino son cosa del pasado. ¿Cómo negar en
nuestro caso que se hace política sólo aferrada a la renta-petróleo y además, de
manera circunstancial y sin poner en vigencia un plan de proyección y
trascendencia?
En efecto, nuestros modelos son simples utilizadores
o usurpadores de la renta petrolera. Lo mismo del pasado. En ningún caso se ha
tomado esa renta como punto de partida para forjar un Nuevo Modelo Productivo
que implique a toda la población y que sirva para construir una Venezuela de
otras bases y fundamentos.
Lo que se ofrece en la campaña electoral de la
fastidiosa y vacía polarización son siempre mayores cantidades. Se subirá la
producción de petróleo para más gasto público-social pero no para echar las
bases del modo de producción que le sirva a las generaciones que ya no cuenten
con los barriles crudos o refinados.
El asunto es dramático con buena inclinación hacia lo
trágico. Y sin embargo el GP le pide al Conde un poco más de circo. Necesita
más contendientes que ayuden al festejo electoralista.
No le basta con el actual y trágico cuadro ayuno de
ideas, de perspectivas y copado de simplezas y lugares comunes. Necesita
simplemente que nadie se atreva a disentir de este perverso cuadro de control y
sometimiento.
El GP sabe que tiene su triunfo electoral asegurado y
que sus supuestos oponentes ni siquiera dudan de una maquinaria electoral con
resultados ya establecidos. El instrumental del fraude-trampa a esta hora no
podrá ser derrotado por contar con el apoyo del dueño del circo y de sus
cómplices.
Quienes disentimos de esta perversa situación decimos
que nos esperan tiempos muy duros porque no hay polarización que pueda contener
indefinidamente la fuerza creadora del colectivo que no está dispuesta a transarse por limosnas que le aparten del
objetivo de construir otra forma de producir, sentir y vivir. ¡Qué historia
amigos! Twitter: @ablancomunoz
El Universal, 01 de junio del 2012.