¡PASADO Y PRESENTE MUERTOS!
Agustín Blanco Muñoz
¿Pero es verdad aún hoy, aquello del pasado y el presente como instancias temporales que junto al futuro están interconectadas?
A la fecha hay que negar de manera terminante, que presente y futuro sean portadores de innovaciones que contribuyan al mejor vivir de los hombres. Porque el hombre actual es un sin futuro. Simplemente vive (¡o cree vivir!) para repetir su pasado, al que, sin dificultad, pero con carencia de perspectivas, llama y siente como presente.
El reparo es obligado. Porque ese tiempo-espacio-situación destructiva y criminal no es sólo siglo XX. Se extiende, al menos, por los milenios de la propiedad, que acompañan la violencia dispuesta para resguardar intereses. Y de allí a las guerras de poderes que apuntan hacia el consagrado dominio. Son 5 mil años de guerras. De dominación de las mayorías de lo que se denomina como sociedad y que en la realidad se presenta como una simple ‘suma de individuos’.
¿Cómo concebir que hay sociedad, cercanía humano-afectiva-espiritual entre explotados y sus contrarios? ¿Entre asesinos y asesinados? ¿Entre los frentes permanentes de las guerras y las víctimas de las mismas? ¿Entre dictadores con sus cúpulas de terror y vigilados, controlados, sometidos, secuestrados, torturados y acribillados? Hemos estado rodeados y seguimos en la continua órbita de la guerra-muerte-destrucción.
Nada que ver entonces con aquello de 1ª y 2ª guerra mundial. Las sucesivas hegemonías se consolidan con las confrontaciones armadas y la cantidad de muertos producidos. Entendiendo que los Estados de mayor poder bélico, con más capacidad-poder de fuego para matar y destruir, son los triunfadores en cada ocasión.
De modo que el hombre es guerra y muerte. Y el hoy sólo agrega la ciencia-tecnología para lograr más bajas en menos tiempo. La ciencia al servicio del asesinato. El propio Miller lo reseña: ...“Vivimos enteramente en el pasado, nutridos de pensamientos muertos, de credos muertos, de ciencias muertas. Es el pasado, no el futuro, lo que nos devora.”…
Y toda esta muerte tiene en el presente una inmensa fuente de producción. Una maquinaria de alto desarrollo, unida a un supuesto “alto progreso y civilización suprema”. Un tiempo de vida que no existe, más allá de anhelo. La ciencia sirve a la acumulación, pero no para mantener y extender la vida. Permite los viajes espaciales turísticos, pero no contribuye al combate y cura de la actual pandemia o del cáncer. Sí, estamos y sobrevivimos anclados en este tiempo lleno de pasado.
¿Pero definitivamente no hay ninguna posibilidad de lograr otro rumbo? ¿Habrá que aceptar que estamos atrapados en un círculo de penas y adioses? Por eso sabemos que no basta hoy con decir: Ni capitalismo ni socialismo-comunismo de burócratas, explotadores y devoradores.
Y ello nos devuelve a lo planteado por Miller. Una ‘Nueva Historia’ reclama otro pensamiento, otra forma de concebir la realidad y sus posibles cambios. Exige un sujeto de otra conciencia y búsqueda que vaya más allá del individuo, que permita mirar y actuar en dirección a otros horizontes apartados del agotamiento y el dolor.
Mirar hacia otra historia indefectiblemente ligada a un futuro ahora secuestrado y que es obligado arrancar a los secuestradores que imponen como perpetua y en términos de vejamen y dolor a lo largo de este mundo en permanente conmoción y tristeza.
Sancho, ¡En Latinoamérica y el mundo sigue hoy un tiempo de protestas, hornos, guerras, una cacería Covid-19 y un destrozo creciente, imparable, inagotable! ¿Hasta cuándo la hegemonía del asesinato y el capital disfrazado o no?