La desigualdad social
en forma plena aparece con la propiedad. De modo que ya son siglos de lucha por
el rescate de la igualdad que alguna vez existió. Y al lado de estas acciones
ha marchado la represión policial, la persecución destinada a silenciar,
apaciguar y controlar para llevar a los colectivos a la pasividad que permita
el pleno sometimiento.
Y a lo largo del
tiempo, las doctrinas socio-filosóficas han abogado por la implantación de una
nueva realidad caracterizada por la búsqueda y logro de la justicia, la
igualdad y la verdadera libertad. ¿Pero se ha logrado alguno de estos
objetivos?
HASTA HOY SÓLO PERSISTEN TEORÍAS, ALEGATOS Y ASPIRACIONES
La respuesta es muy
clara: hasta hoy el mundo permanece inamovible en lo relacionado con la
historia de la propiedad que es la que rige y ha regido todos nuestros pasos
por encima de proclamas y movimientos que dicen actuar por el logro de una igualdad
capaz de acercarnos a un tiempo de justicia y libertad plenas, que es la única
vía para alcanzar una verdadera vida. Mientras, hasta hoy sólo persisten teorías,
alegatos, aspiraciones.
Y a lo largo del
período son muchas las acciones por controlar y disfrazar la opresión, los
imperios de la desigualdad, de propietarios y desheredados, de esclavos y
señores. Sobre esa base material, legal y del engaño-demagogia se crea, por
ejemplo, la democracia esclavista griega y el imperio romano con un mundo de
emperadores frente a los mismos sometidos.
Prosigue así, ahora
con un cuerpo de leyes justicieras y sin precedentes, la existencia de una
sociedad de la desigualdad buena y aceptada. Para ello se sirven de los mejores
disfraces, formas de engaño que ayudan a mantener, con mucha fuerza, la
diferencia y separación entre poseedores y los pisoteados y engañados cada vez
más.
¿EN VERDAD LOS HOMBRES HACEN LA HISTORIA?
Este panorama, que
reproduce el poder de los dioses traspasados ahora a los poderosos terrenales y
a todo tipo de monarca, se mantiene y
crece por siglos sin mayores y organizados opositores, hasta que surge una
nueva concepción material del mundo, según la cual la historia la hacen los
hombres.
Y de allí debía
surgir una nueva manera de plantear el
conflicto entre los poderes y fuerzas de quienes actúan hoy como actores
fundamentales. Es la doctrina marxista que se plantea la ‘lucha de clases como
motor de la historia’.
LA VIOLENCIA DE CLASES: ¿HA TRANSFORMADO LA SOCIEDAD?
Y sobre la base de esa
‘violencia de clases’ ¿se ha puesto a andar las diferentes ‘revoluciones’ o
trasformaciones de la sociedad? ¿Ocurrió esto en Rusia, China, Corea, Vietnam o
Cuba? ¿Se extinguió en los 174 años transcurridos desde la aparición del
Manifiesto Comunista, y de los
movimientos socialistas-comunistas, la desigualdad, la lucha de clases entre
poderosos y desheredados?
Sin embargo, en el
llamado mundo moderno se mantiene la copia disfrazada o democratizada del Dios,
monarca que hace las veces del caudillo que todo lo puede. Cierto, él toma las
decisiones en concordancia con los intereses que le secundan sobre la historia
que se hace. Ese ha sido también el rumbo del acontecer de nuestro expaís en
las últimas dos décadas.
EL DIOS-MONARCA-CAUDILLO SIGUE REINANDO
De modo que no es
plena verdad que la historia la hacen los hombres a nivel de conocimiento y
conciencia. Porque el Dios-Monarca-Caudillo sigue reinando. Y cualquiera de
ellos puede proclamar que lo hace en favor del colectivo-pueblo, de la
patria-país y bienestar social. Por el engrandecimiento de la república, con el
mayor desprendimiento, humildad, entrega en la seguridad ‘de que el futuro nos
pertenece’.
Pero ¿dónde andan hoy
las llamadas revoluciones fundamentadas en la filosofía que establece las bases
de la historia de un hombre que aún no conoce su auténtica realidad? ¿Quién
puede negar que el hombre hoy sigue siendo guerra, muerte y destrucción?
Sancho, ¡Mucho se ha
andado tras un socialismo que todavía luce como utopía, interesada distracción
u otra fase de la misma democracia, fase
moderna de la destrucción!
20/02/22