viernes, julio 15, 2011

¿QUIÉN ES EL DELINCUENTE?



Para el  régimen,  la solución de la crisis de El Rodeo significa un rotundo triunfo. No se cumplieron los vaticinios sobre una gran masacre a la hora de la toma de la instalación para controlarla.

De modo que la derecha, que se expresa a través de partidos políticos y medios de comunicación, no pudo ver realizados sus propósitos desestabilizadores.

Y los delincuentes alzados, que no atendían los lineamientos estatales, se entregaron y acogieron a la normativa establecida.

Narradas así las cosas, se quiere vender la existencia de un plano delincuencial, y un plano estatal que representa la  ley, la autoridad, la antítesis del delito.

Estaríamos ante un Estado garante de los derechos humanos y de los más altos valores, obligado a actuar por las vías a que haya lugar para mantener el orden, la paz y el bienestar de la sociedad.

Quien escuche este mensaje difícilmente podrá captar lo que ocurre en nuestro sistema penitenciario y específicamente en El Rodeo II. ¿Un alzamiento de malos apertrechados de dinero, armas y drogas que debió ser enfrentado por la vía de la violencia del Estado y del diálogo de y para el entendimiento?

 ¿Una situación que reclamó el concurso del Estado para volver a la paz, la convivencia y la armonía? ¿Pero cómo se formó ese cuadro destructor a lo interno de las cárceles para el permanente registro de la muerte? ¿Cómo se produce el ingreso a esas instalaciones de capital-armas-drogas?

La única respuesta válida a estas preguntas tiene que ver con la existencia de un Estado  que comete delitos, que se comporta en términos delincuenciales para, con el uso de instituciones y ejecutantes, avanzar en el camino de lo condenable.

Y es así como las cárceles se llenan de los productos prohibidos. Esto es lo que está en la base de la tragedia de El Rodeo II. A la hora de la resolución de la crisis de los 27 días con unos reos alzados contra los lineamientos de un Estado que es su base de apoyo y existencia,  quedó en claro que sólo hay distinción de forma entre los delincuentes.

Y no se puede explicar la fuga de 29 reos de una cárcel rodeada por miles de Guardias Nacionales, a causa de la fractura de la reja perimetral de seguridad.

Todo estaba asegurado, incluyendo los abatidos, menos esa reja por donde se produjo la fuga. Sancho, la gran tarea es apartarnos de tanta y marcada delincuencia! T:@blancomunoz

Agustín Blanco Muñoz
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16 de julio del 2011

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