miércoles, octubre 18, 2006

MATEO MANAURE: ANIDADOR DE AMANECERES



A tus 80 años el tiempo se vuelve huellas sorprendentes para quien tenga abierto el asombro y sea capaz de irse en los colores que has ido inventando. Colores-palabras, pasteles-susurros, óleos-cantigas, asimetrías-bosques y simetrías que le disputan al horizonte su empeño en hacer de las mágicas curvaturas de lo que somos una línea recta que da el diseño del infinito que nos contiene.

Lienzos-tierra, telas-rostros, tiempos de azules o de ocres, de mandarinas que se tornan violetas como si fuesen viñedos que se van madurando en las estaciones de tus amores. Todos ellos, Mateo, móviles como las luciérnagas que danzan tus cielos de estío. Como la campánula que se levanta al compás de la brisa dando cuenta de su labor realizada. Como las manos mágicas de tu madre, que volaron más alto que los pájaros, inventándole cobijos a los sueños y despertares a tus interminables errancias.

LOS TESOROS QUE NOS
PERTENECEN


Sobre esta tierra de la que venimos, tus trabajos, Mateo, dan cuenta de todos los ingredientes-tesoros que nos pertenecen por esa condición de hombres que quisiéramos hacer pasar de conjetura a realidad. Allí está el almácigo que nace de las turbulencias, el engranaje de hierbas que crece desde la disparidad de las sequías. Están los soles depositados en los enseres del cada día, para que hagamos con él, las confituras de la alegría.

EL ELIPSIS DE LAS MELANCOLIAS

Pero, Mateo, conjugas también en el lienzo la melancolía de las estaturas que no hemos podido alcanzar, de los ángulos rectos que se nos volvieron elipsis, sin que sus hermosas sinuosidades fueran obra de las tempestades. Y está la tristeza honda de los rostros, que queda atónita en el delta de las desesperanzas. Para eso los faroles de tu pincel no delinean, sino que se deslizan entre todas las tonalidades de la risa, como dejando sólo los murmullos de sus ansias.


LLUVIA SIDERAL SOBRE PÁRPADOS
VENDADOS

Por ello, desde la vastedad de los silencios y los olvidos, sigues dando tu batalla desigual contra las oscuridades que no dejan crecer los follajes. Allí te acunas, como si fuese la matriz del universo, a recomponer los espacios del vivir, que nos entregaron devastados. Y persistes, con paciencia milenaria, tu orfebrería del color como si pudieras esparcirla como lluvia sideral sobre párpados vendados.

UNA TRAVESIA ENTRE BEETHOVEN
Y MAHLER

¿Será, Mateo, que deberán transcurrir otros ochenta años, antes de que en verdad reconozcan los signos que dejaste, los señuelos que le entregaste a la ilusión, el contenido libertario de tus confines cromáticos? ¿Será, Mateo, que te encerrarán de nuevo en los museos, sin dejarte salir al aire libre de donde vienes, recolector del lenguaje de los pájaros, los insectos, los peces, las mareas, los ríos y los huertos? ¿Será que no habrán de advertir el lenguaje musical que te hermana tanto con las pastorales de Beethoven como con el grito sinfónico de Mahler?

DESCOMPONES EN COLOR
EL TEJIDO DEL HOMBRE

¿No habrá, Mateo, entre tus festejadores de estos días, quienes, deslumbrados ante la belleza del tejido del hombre que descompones en color, decidan de una vez por todas, recuperar la armonía de la vida, desistir de la muerte, liberar tus huertos florecidos, llevarte junto a Reverón a ver el mar para que se desaten sus azules oleajes y, en conjunción con tus mágicos suelos, construyan de nuevo los caminos del vivir?

TU PALABRA-PINCEL QUEDARÁ
ATRAPADA ENTRE LOS MUROS

No tengo esperanzas de que ello ocurra, Mateo. Y sé que tú tampoco. Los tiempos que vivimos son sombríos, terribles como aún nadie se ha atrevido a describirlos. Duros, trágicos, inconsolables. Tu palabra-pincel quedará atrapada entre los muros. Pero no desaparecerá. Ni se contaminará de seudorrevoluciones ni mentiras. Quedará trabajando subterráneamente, tratando de hurgar en el fuego de las profundidades, el secreto de las más altas incandescencias.

PERO REGRESARÁS A MORAR
ENTRE LOS TUYOS

Y hoy he venido a decirte, en este nuevo cumplevida, que no habrá sido inútil tu empeño, no habrá sido en vano tu alquimia del color, tu minería del espacio, tu destilería de de solares transparentes. Regresarás a morar entre los tuyos, cabalgarás en las alas de los pájaros que, ocultos en bosques lluviosos, aún se resguardan para proteger de la destrucción la eternidad de su engranaje molecular. Vendrás, como quería León Felipe, en el corcel del viento a contribuir a enjugar la lágrima del mundo.

Y resplandecerá la vida, resucitarán los suelos, hablarán los bosques y se confundirán con el lenguaje de los hombres, que tendrá resonancias de estrellas, y sin embargo, conservará el cálido hálito de los suspiros que jamás se resquebrajaron en los túneles de la ausencia.

Y LOS PODEROSOS SE HABRÁN DESVANECIDO

Quienes hoy albergan los grandes poderes, quienes hoy sustentan la propiedad de la vida de los hombres, quienes hoy juegan a la guerra, de espaldas al gigantesco corazón azul del planeta, se habrán desvanecido junto con sus trampas, sus maquinarias letales, sus líneas divisorias, sus exclusiones, sus fronteras, sus propiedades, sus agravios, sus grandes dominios construidos sobre las lágrimas de esta dolida humanidad.

Y TUS SUELOS SERÁN RESIDENCIA PARA EL HOMBRE

Y allí en este territorio del vivir, tus suelos serán residencia para el hombre y para las aves de Braque, los lirios de Monet que Rafael Franceschi revistió de sus afanes, las líneas de Kandinski o de Cruz-Diez, las esferas de Jesús Soto. Y allí se erguirán sonrientes las soledades de César Rengifo, danzará de nuevo la tristeza de Toulouse Lautrec, Van Gogh esparcirá sus girasoles, y el asombro irreverente de los niños hará el resto.

SÉ QUE NO DETENDRÁ NI LA LISONJA
NI LA TENTACIÓN

Mientras, sé que seguirás afanoso tus tareas. Que no de detendrá ni la lisonja ni la tentación. Que seguirás militando en el porvenir. Que aún no has concluido tus deberes. Te faltan aún muchos pinceles que quebrar en nuevas tesituras, materiales que reinventar con el sabor de los cielos que aún no hemos vislumbrado, líneas que liberar para que tracen la abierta circunferencia de los sueños. Rostros para deslizar en ellos la alegría que será.

AÚN HABRÁS DE NUTRIR
LA SIEMBRA DE TU AMOR

Sé que tus manos se siguen agitando como si anduvieran detrás de una melodía que aún no descifras. Sé que tu corazón enardecido no se aquietará en estos tiempos de silencio. Sé que en tus párpados anidan imprevisibles amaneceres, llenos de inéditos tramados y colores. Y que todo ello irá a nutrir aún más la siembra de tu amor.

Tal vez así ayudemos a acortar este tiempo tan lleno de asesinos y a apurar el nacimiento de la humanidad que será un canto para todos los azules de los cielos de la vida de los mares que habitan en los amores de siempre.

Te abraza y te quiere

Mery
18 de octubre del 2006


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