domingo, diciembre 31, 2006

¡SOMOS Y SEREMOS MILITANTES DE LA VIDA!


Tal vez el mundo no ha tenido razón humana desde sus propios inicios, cuando, por motivos que aún tendremos que explicar de manera más real y menos ‘religiosa’, lo que ascendía como especie nueva de un orden natural profundamente complejo y extraordinario, dejó de cumplir las funciones esenciales para las cuales se formó su estructura e ingeniería interior, para dar paso a una total negación de lo humano y hacer de la muerte el valor mayor que el hombre ha estampado en este planeta. Por ello, aún no hemos dado inicio a la era de la vida.

De modo que sólo partiendo de esta premisa se podrá rescatar lo que es nuestra esencia, nuestra potencialidad, nuestra función primaria y original, del permanente ejercicio de destrucción, devastación, perversión y destrozo al que hemos sometido lo que somos.

Pero es evidente que esta óptica no encaja dentro del actual ordenamiento de un mundo dispuesto para la destrucción. Y todo pensamiento verdadero queda como solitario, aislado en medio del gran ruido de quienes se disputan el derecho a decidir sobre el residuo de lo que muchos consideran humanidad.




De allí que al reflexionar, lo hacemos conscientes de que el nuestro es un lenguaje que no se constituye en mercancía apetecible para ninguno de los bandos, que no es admitido como científico y que al mismo tiempo carece del necesario arraigo oscurantista, metafísico o religioso, para formar parte de la larga lista de credos habilitados para distraer. Tampoco es lo suficientemente edulcorante para adormedecer, mentir o complacer a nadie.

Y está evidentemente al margen de los discursos político-ideológicos, que se enfrentan con las palabras pero en cuyas acciones y base manejan, para el logro de sus fines propios, que no los del individuo-colectivo, los mismos procedimientos y mecanismos de crimen y horror que se dice adversar.

Y por ello hoy, en este inicio de otro año, que bien puede ser cualquier día o fecha, tomada al azar, continuamos con el mismo y grave dilema. ¿Seguiremos malgastando nuestro escaso tiempo y condición de humanos en esta tierra hablando el lenguaje que otros nos imponen o insistiremos en deletrear una lengua que alcance alguna huella-humanidad? En lo particular, hemos decidido lo segundo. En forma irrenunciable.

En este sentido dejemos hoy a los sepultureros disputarse las razones de una u otra forma de destrucción y a los asesinos decidir cual crimen debe ser salvado y cuál condenado. Dejemos a los invasores de hoy, ayer y mañana, seguir elaborando sus estatutos de perversión. Dejemos que quienes se reparten el mundo entre ofertas de una misma liquidación, sigan esgrimiendo sus argumentos, para alcanzar más dominios. No avalamos ni avalaremos ni a unos ni a otros.

En el escaso lenguaje humano del hombre decimos simple y llanamente: que en un plano de auténtica humanidad no tiene cabida el asesinato, cualquiera sea su procedencia. Ni la destrucción en defensa o ataque. No tiene cabida la utilización, manipulación, domesticación, represión, fustigación, perversión del hombre, para unos u otros fines.

Sostenemos con el poeta Juan Ramón Jiménez que el hombre es una unidad colectiva individual, con una potencialidad creadora que jamás hemos ni siquiera soñado con alcanzar, con un instrumental bioquímico, físico, molecular, estructural, genético, que nos enlaza con todas las formas de vida anteriores y nos vincula con las que habrán de existir o coexisten hoy en el universo, que nos capacita para hazañas de dimensión humana, que no podemos siquiera imaginar.

Estamos hechos, constituidos, formados con una capacidad ilimitada para la creación, el asombro, la invención, la trascendencia, el futuro. Pero hemos sido destinados a la negación de lo que somos, como individuos y como colectivo de hermanos en tareas comunes de vida y porvenir. Y hoy, más que nunca, es necesario marcar un deslinde, una barrera, señalar una condición y una conciencia, cualesquiera sean las consecuencias que éstas acarreen.

El mundo hoy está disputado entre imperios, cada cual con sus mensajes, teorías, calificativos, razones y vías. Ambos coinciden en su capacidad para aniquilar y destruir. Y para ello se han valido de todos los subterfugios mediante los cuales el hombre deja de ser una entidad sustentada en su propia condición para pasar a ser fiel seguidor de ideas, pensamientos o credos distantes y ajenos.

Como si gigantescas manos pudieran tirar de los hilos de infinitas marionetas para mover al hombre que aún habita estas tierras, a actuar de acuerdo a quien tenga en sus manos las cuerdas.

En ese juego macabro, especulativo, despreciable, se nos quiere obligar a situarnos en bandos a objeto de defender posiciones que ni siquiera reconocemos. Nos negamos y nos negaremos sistemáticamente a pertenecer a ningún bando que se aliste en la muerte que no en la vida.

E invocamos una acción, un lenguaje, una historia, individual y colectiva, que comience a espantar la muerte, e imponerle al hombre la capacidad de mirar, de escuchar, de percibir y de crear, en cualquiera condición o circunstancia, como los infinitos y múltiples productos de un tronco común en explosión de su esencia humana.

A estas alturas discutir quién es más criminal, si el señor Bush o el señor Hussein es un juego grotesco e inaceptable. O tratar de definir los límites que designan que un crimen es o de no de ‘lesa humanidad’ es una verdadera barbarie. Todo crimen es de ‘lesa humanidad’, pero no en el ordenamiento jurídico de quienes inventan las leyes para proteger sus propias masacres, sino en el contexto de la vida humana que es indisoluble, indivisible, unívoca.

De modo que en este tiempo de profundas conmociones, en las que el planeta ha llegado a sus niveles más altos de horror y degradación, de complicidad y negociación, de mutua asistencia e indiferencia ante el crimen, la única militancia que habremos de aceptar es la vida. La creación, el porvenir, sustentados en la capacidad espiritual, física, intelectual, genética, molecular, de la cual cada ser humano está dotado, aún a su pesar, como gigantesca maquinaria para la conformación de una historia humana, de un código humano, de una huella humana, capaz de dar el salto fuera del horror de estos siglos, para iniciar la difícil, traumática, travesía hacia el porvenir.

merysananes@gmail.com



4 comentarios:

  1. El asunto es acompañar la vida
    a sol y sombra, donde sea preciso;
    saber de donde nos sacó el hechizo
    y contar con la última embestida.

    No importa el llanto o la final salida,
    la vida es solamente el compromiso
    de estar donde la vida misma quiso:
    al lado de la vida de por vida.

    Abundarán ventiscas y huracanes
    al dar con el confín de nuestros días
    cuando en batalla, casi como canes,

    lidiaremos las propias agonías.
    Disputarán, entonces, nuestros manes
    llanto, grito, dolor y rebeldías.


    Pablo Mora

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  2. Anónimo31/12/06

    Las ventiscas ya llegaron y el huracan pareciera inevitable. Defendamos nuestro suelo y nuestro futuro. Es mas facil dejar pasar que plantar el pecho.

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  3. HÁGANLE SITIO


    señores de la guerra
    no cuenten los muertos
    ni los llantos
    ni los esclavos

    600 mil, tres millones
    cien mil al día
    miles de millones o
    seguimos contando...

    señores cómplices
    no sigan vendiendo
    no sigan comprando
    el último misil
    la última tecnología mortífera

    no sigan acumulando
    dinero, riqueza

    señores mandatarios del engaño
    que
    se venden
    al
    más adinerado postor
    para
    traicionar
    al pueblo, para

    amasar riquezas
    corromper la información y
    aniquilar
    toda forma de vida que
    entienda la vida

    señores
    traigo
    el arma más sofisticada que
    imaginarse pueda

    traigo aquí
    señores
    el arma del amor

    no la compren
    no está en venta, pero
    va a ser usada

    para que Uds. vean cómo
    se mueve el mundo
    como una mota de polvo en
    el cosmos

    cómo el amor
    estalla
    explosiona y
    se expande

    cómo ramifica
    los océanos
    las colinas
    los volcanes
    los arrecifes y
    se expande
    entre los musgos
    el corazón de los amaneceres y
    siembra caricias entre los caídos
    entre
    los muertos y
    el refulgir de
    la aurora

    traigo aquí
    señores
    un arma letal que
    difumina el núcleo atómico de
    los opresores, para
    dar cabida a
    los oprimidos
    los engañados
    los desalojados, traigo

    al pueblo entero
    al ser despierto, traigo

    la revolución
    al ser humano traigo, y
    traigo
    la alondra, la golondrina
    el jilguero, el ruiseñor, traigo
    la espiga, la flor
    la roca, el arroyo
    el arrullo, la nana
    el viento, la brisa
    la danza, la sonrisa
    el canto entero, traigo

    qué más traigo, señor...

    traigo el amor en
    dorso
    en costado, enfrente, el amor
    en sentir
    en clamor
    en almácigo
    en espiga
    en tibio clamor
    en galopante
    inconmensurable clamor

    el mundo entero traigo aquí
    con su universo
    de amor

    délen forma
    cabida, entuerto y
    háganle sitio, que
    en él
    habrá sitio
    para todos




    Fernando Bellido.
    Granada, Octubre-2006.
    http://es.geocities.com/mas_articls/otros_articls_y_enlacs_selccs_02.html

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  4. Testigos del grito del aullido terrible de los hombres
    La vida se empina tanto a veces que aturde con su grito
    Nos llama nos nombra nos acusa nos grita nos reclama


    Reto a sentarte en el lugar del hambre a gritos todavía
    Tendrás tiempo de llegar a ser luego no habrá más asombro
    Reto a sentarte en el lugar del grito vivos todavía

    pablo mora

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