viernes, septiembre 28, 2007

LA REFORMA POSITIVISTA

jean dubuffet


El problema reside en que la Constitución de 1999 se quedó corta en su misión de principal instancia teórico-legal para el control de una sociedad. Privilegiaba al jefe único pero mantenía cierta independencia de poderes, algún juego democrático que reconocía el Estado de Derecho y la soberanía del pueblo expresada en el voto.

Se mantenía la alternabilidad, la propiedad privada, la libertad de cultos, de opinión y el compromiso de llevar la democracia representativa a participativa ante el agotamiento de un modelo que no había sido capaz de encontrar solución a los grandes males de la sociedad.

Esa constitución, como las anteriores, se nutre del pensamiento romántico-ilustrado-positivista-liberal. Y en ese marco se mantiene el propósito de resguardar ‘la democracia’, a pesar de que no se cumplan los postulados de igualdad y libertad. Se entiende que es una sociedad de clases que se acoge a las leyes que rigen en el mundo y que no han sido alteradas por las ‘revoluciones’ que hasta ahora se conocen.

En lo teórico, la concepción materialista introdujo tesis importantes para la comprensión del hombre, la sociedad y el mundo: la historia es el hacer de todos. Pero en la práctica esa visión de la historia sigue anclada en el papel que cumplen ‘los grandes hombres’.

En nuestro caso, cuando se invoca los ‘cambios revolucionarios’, se tiene el cuidado de mantener el privilegio de unos hombres “escogidos por la sociedad como sus líderes” que controlan las maquinarias del mando-poder para crear sus propias estructuras burocráticas, que incluyen la creación del culto a su personalidad y un Estado a la medida del ‘máximo jefe’.

Eso es exactamente lo que ocurre con la proposición de Reforma Constitucional (ya aprobada y aplicada en la práctica). Todo gira en relación a darle rango constitucional al poder de nuestro emperador-monarca-príncipe-rey. El hombre necesario, único e inigualable. Y, en consecuencia, todos los poderes –populares o burocráticos- dependen del Ser Superior. Sancho, en nombre de una tal ‘revolución’ se mantiene vivo el guzmán-gomecismo-militarismo-positivismo socialista del siglo XIX!


Ultimas Noticias, 29 de septiembre del 2007

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