El tema electoral milita en el aburrimiento. De allí la solicitud de precisiones, a fin de no contribuir al fastidio y la consecuente saturación.
Los interesados suelen aplicar la vieja práctica de atiborrar para que la gente tienda a apartarse de lo que le angustia. Ellos saben para dónde van pero impulsan la confusión para que el colectivo no adquiera conciencia de la situación y, en consecuencia, se le pueda manipular.
A este objetivo contribuyen ‘los oficialismos’ y ‘las oposiciones’. Los primeros para afianzar la idea de que lo más importante, patriótico y revolucionario es el voto que le dará ahora rango constitucional al socialismo del siglo XXI.
Los segundos van más lejos porque son portadores de varias posiciones con lo cual se contribuye a confundir más, es decir, a actuar a favor del contrario.
Porque ‘las oposiciones’ son garantía del triunfo de ‘los oficialismos’. Mientras mayor es el abanico de posiciones encontradas sobre lo electoral es más firme el apoyo al régimen.
Hay quienes piensan que se trata simplemente de competir por el Si o por el No. Esta posición pierde de vista lo que es el CNE como instrumento a favor de ‘los oficialismos’.
Frente a esta posición, y al margen del debate sobre si votar o no, surge el llamado a la insurrección, el levantamiento, sublevación. Pero no se habla de armas sino de “insurrección cívica” que consiste en una movilización de calle para impedir la reforma constitucional.
En el momento culminante se convocará a la gente a marchar ‘para allá donde tú sabes’. Y nadie regresará hasta lograr el objetivo. Así planteado esto no tiene sentido.
Tampoco lo tiene la variante que convoca a tomar la calle a la misma hora a lo largo y ancho de este ex-país y permanecer en los sitios hasta conseguir los resultados deseados. La diferencia con lo anterior es el alcance de la convocatoria.
En ambos casos se parte de la premisa-creencia de que la gente va a responder a un llamado-convocatoria a tomar la calle sin ningún tipo de respaldo. Eso no ocurrirá porque no hay disposición a participar en otro 11 de Abril.
Los interesados suelen aplicar la vieja práctica de atiborrar para que la gente tienda a apartarse de lo que le angustia. Ellos saben para dónde van pero impulsan la confusión para que el colectivo no adquiera conciencia de la situación y, en consecuencia, se le pueda manipular.
A este objetivo contribuyen ‘los oficialismos’ y ‘las oposiciones’. Los primeros para afianzar la idea de que lo más importante, patriótico y revolucionario es el voto que le dará ahora rango constitucional al socialismo del siglo XXI.
Los segundos van más lejos porque son portadores de varias posiciones con lo cual se contribuye a confundir más, es decir, a actuar a favor del contrario.
Porque ‘las oposiciones’ son garantía del triunfo de ‘los oficialismos’. Mientras mayor es el abanico de posiciones encontradas sobre lo electoral es más firme el apoyo al régimen.
Hay quienes piensan que se trata simplemente de competir por el Si o por el No. Esta posición pierde de vista lo que es el CNE como instrumento a favor de ‘los oficialismos’.
Frente a esta posición, y al margen del debate sobre si votar o no, surge el llamado a la insurrección, el levantamiento, sublevación. Pero no se habla de armas sino de “insurrección cívica” que consiste en una movilización de calle para impedir la reforma constitucional.
En el momento culminante se convocará a la gente a marchar ‘para allá donde tú sabes’. Y nadie regresará hasta lograr el objetivo. Así planteado esto no tiene sentido.
Tampoco lo tiene la variante que convoca a tomar la calle a la misma hora a lo largo y ancho de este ex-país y permanecer en los sitios hasta conseguir los resultados deseados. La diferencia con lo anterior es el alcance de la convocatoria.
En ambos casos se parte de la premisa-creencia de que la gente va a responder a un llamado-convocatoria a tomar la calle sin ningún tipo de respaldo. Eso no ocurrirá porque no hay disposición a participar en otro 11 de Abril.
Estas convocatorias parecen tener el sello de la vieja política. Ya las direcciones respectivas determinaron lo que debe hacerse: llevar al colectivo a la calle sin cumplir con los requisitos de la preparación-organización. Se atiende sólo al indicador emoción-adrenalina.
Quien actúe hoy a partir de la subjetividad se expone a recibir “todo el peso de la ley” que quiera el jefe único desde su posición de eje-administrador del Estado de Derecho.
Con políticas improvisadas y elaboradas desde arriba, sin participación del colectivo, no se puede responder adecuadamente a un régimen que las propias oposiciones caracterizan como autoritario y totalitario y que utiliza a su favor el aparato violento y militar del Estado.
No se trata de hacer ningún tipo de llamado a la violencia, pero tampoco se puede respaldar convocatorias con tono de desafío y realidad de derrota.
Hemos sostenido que la reforma no sólo está aprobada sino que hoy se aplica ‘a paso de vencedores’ porque ‘las oposiciones’ le han permitido al régimen hacer uso de todos los espacios.
Pero la dirigencia mayor del proceso actúa con premura porque siente que no puede darle tiempo a la recuperación del adversario ni al avance de la descomposición interna que crea cada vez más poderes-caudillos, aspirantes a jerarcas, que se enfrentan al central, obligando a perfilar como invencible la figura del jefe único, todopoderoso y portador de ‘la gracia de Dios’.
Cada vez el ‘gendarme se siente más necesario’. Sólo él puede contener las ambiciones de ‘los suyos`.
A este respecto, a todo grupo-fracción le permite avanzar en la corrupción-enriquecimiento. Y sólo pone como condición que se reconozca y acate su autoridad.
Los boliburguerianos gozan hoy de muy buena salud y comienzan a relacionarse con una buena parte de la riqueza de ayer que ha decidido asumir el socialismo positivista del siglo XXI.
El gendarme a su vez marca las pautas de nuestra vacía política, de los ‘análisis’ y de unos medios que comunican permanentemente las “novedades del GP”. Él ocupa todos los espacios. Y lleva a políticos y estudiosos de la coyuntura política a conclusiones verdaderamente frágiles.
Teodoro Petkoff (Tal Cual, 18/09/07) señala: ...“Por lo general, cuando se cuenta con un plan alternativo a no votar, que sea viable, lo aconsejable es, precisamente, abstenerse. Cuando no se cuenta con éste, ni se ven posibilidades de estructurarlo, porque la coyuntura es completamente desfavorable, lo aconsejable es votar.”
Hay que votar porque no hay un plan alternativo que ‘las oposiciones’ han sido incapaces de elaborar.
Este es el mismo dirigente de los ‘pajaritos preñados y las mentirillas blancas’ que llamó a votar por un Rosales que en su opinión, jamás podía ganar, y que ahora vuelve a plantear la legitimación-negociación, sin siquiera ofrecer ‘cobrar’.
Al lado de esta política están los demócratas positivistas de UNT, PJ, COPEI, MAS...
Por eso hemos mantenido e insistimos en la necesidad de producir una ruptura con esta política del pasado y estructurar una visión-acción que, colectivamente y con base a nuevas ideas, pueda elaborar y ejecutar el plan para la conformación de una historia que no apunte hacia una mayor destrucción.
Pero no será con la abstención por la abstención como se podrá avanzar. Es indispensable ir, además, hacia la creación de un proyecto para enfrentar los monstruos de ‘los oficialismos y las oposiciones’ y recobrar la fuerza-poder-presión del colectivo para lograr, al fin, el camino de la superación de la crisis que cada día nos vuelve más ex -país. Sobre este tema debatiremos a partir del 24/09/07 a las 6 pm en la Cátedra ‘Pío Tamayo’, Sala ‘E’ de la UCV. abm333@gmail.com
Quien actúe hoy a partir de la subjetividad se expone a recibir “todo el peso de la ley” que quiera el jefe único desde su posición de eje-administrador del Estado de Derecho.
Con políticas improvisadas y elaboradas desde arriba, sin participación del colectivo, no se puede responder adecuadamente a un régimen que las propias oposiciones caracterizan como autoritario y totalitario y que utiliza a su favor el aparato violento y militar del Estado.
No se trata de hacer ningún tipo de llamado a la violencia, pero tampoco se puede respaldar convocatorias con tono de desafío y realidad de derrota.
Hemos sostenido que la reforma no sólo está aprobada sino que hoy se aplica ‘a paso de vencedores’ porque ‘las oposiciones’ le han permitido al régimen hacer uso de todos los espacios.
Pero la dirigencia mayor del proceso actúa con premura porque siente que no puede darle tiempo a la recuperación del adversario ni al avance de la descomposición interna que crea cada vez más poderes-caudillos, aspirantes a jerarcas, que se enfrentan al central, obligando a perfilar como invencible la figura del jefe único, todopoderoso y portador de ‘la gracia de Dios’.
Cada vez el ‘gendarme se siente más necesario’. Sólo él puede contener las ambiciones de ‘los suyos`.
A este respecto, a todo grupo-fracción le permite avanzar en la corrupción-enriquecimiento. Y sólo pone como condición que se reconozca y acate su autoridad.
Los boliburguerianos gozan hoy de muy buena salud y comienzan a relacionarse con una buena parte de la riqueza de ayer que ha decidido asumir el socialismo positivista del siglo XXI.
El gendarme a su vez marca las pautas de nuestra vacía política, de los ‘análisis’ y de unos medios que comunican permanentemente las “novedades del GP”. Él ocupa todos los espacios. Y lleva a políticos y estudiosos de la coyuntura política a conclusiones verdaderamente frágiles.
Teodoro Petkoff (Tal Cual, 18/09/07) señala: ...“Por lo general, cuando se cuenta con un plan alternativo a no votar, que sea viable, lo aconsejable es, precisamente, abstenerse. Cuando no se cuenta con éste, ni se ven posibilidades de estructurarlo, porque la coyuntura es completamente desfavorable, lo aconsejable es votar.”
Hay que votar porque no hay un plan alternativo que ‘las oposiciones’ han sido incapaces de elaborar.
Este es el mismo dirigente de los ‘pajaritos preñados y las mentirillas blancas’ que llamó a votar por un Rosales que en su opinión, jamás podía ganar, y que ahora vuelve a plantear la legitimación-negociación, sin siquiera ofrecer ‘cobrar’.
Al lado de esta política están los demócratas positivistas de UNT, PJ, COPEI, MAS...
Por eso hemos mantenido e insistimos en la necesidad de producir una ruptura con esta política del pasado y estructurar una visión-acción que, colectivamente y con base a nuevas ideas, pueda elaborar y ejecutar el plan para la conformación de una historia que no apunte hacia una mayor destrucción.
Pero no será con la abstención por la abstención como se podrá avanzar. Es indispensable ir, además, hacia la creación de un proyecto para enfrentar los monstruos de ‘los oficialismos y las oposiciones’ y recobrar la fuerza-poder-presión del colectivo para lograr, al fin, el camino de la superación de la crisis que cada día nos vuelve más ex -país. Sobre este tema debatiremos a partir del 24/09/07 a las 6 pm en la Cátedra ‘Pío Tamayo’, Sala ‘E’ de la UCV. abm333@gmail.com
El Universal, 21 de septiembre del 2007
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