jueves, octubre 23, 2008

NUESTRAS CADENAS INVASORAS Y POSITIVISTAS


Enrique Bernardo Núñez
El debate en la Cátedra ‘Pío Tamayo’ de este lunes 20-10-08, sobre el proceso que va de la invasión de 1492 a la actual invasión bolivariana y socialista del siglo XXI, ‘pacífica pero armada hasta los dientes’, planteó muchas preguntas que emanaban de la historia aprendida o, como señala el Maestro Enrique Bernardo Núñez, del ‘baratillo de historia’ que los invasores de ayer y hoy se han encargado de promover para que cumpla con la misión de servir como conocimiento principal para embasurar al colectivo, cuya conciencia debe estar permanentemente controlada.

La relación del pensamiento positivista con el mando-poder heroico-autocrático de buena parte del siglo XIX y XX ha sido señalada en muchas oportunidades, sin que haya una verdadera comprensión de los alcances de esta escuela a lo largo de la llamada historia patria y, particularmente en la actualidad. Esa corriente controla nuestro ‘saber histórico’.

Tenemos entonces en nuestras mentes -vía conciencia- un esquema-modelo histórico e historiográfico que tiene en el héroe-caudillo, en el ‘César’, esa figura de excepción que Laureano Vallenilla Lanz lleva a la condición y jerarquía de ‘Gendarme Necesario’.

Mucho se ha discurseado sobre la necesidad de poner a un lado la concepción histórica individualista que coloca a los ‘grandes hombres’ como agentes históricos fundamentales y al colectivo como simple añadido cuyo papel radica en cumplir los designios-voluntad del padre o padres de la historia.

Y no es verdad que las llamadas revoluciones socialistas presentan otra concepción y manera de hacer la historia. De los César, Carlo Magno o Napoleón se pasó a los Lenin, Stalin o Fidel. La historia del colectivo como agente histórico fundamental sigue estando por hacer.

Por ello aquí no logramos aprehender lo acaecido desde Colón a Chávez en los términos de síntesis de una misma historia en la cual ha prevalecido tanto la idea como la acción invasora, en sus más diversas formas.

Una vez el invasor asumió la condición de destructor material de una sociedad para, a partir de las cenizas de lo que fue una esplendorosa realidad, crear un habitat a la medida de sus deseos y ambiciones.

Surge así la historia invasora colonial que no es más que la propia extensión del Estado español. Y de ella saldrá ‘la generación de invasores que se sacudirán del yugo extranjero’ para imponerle su propia dominación a quienes permanecen como colectivo, mayoría- pobres, que ponen a su servicio.

Y así sigue la cadena de invasores con los forjadores de la república ‘oligárquica y liberal’, los autocráticos y civilizadores, los restauradores, los invasores de la transición para impulsar el país hacia la democracia.

Un tiempo en el cual los invasores hacen del voto directo, universal y secreto su arma de lucha para la obtención de privilegios. Es la hora del mando-poder para unos ‘demócratas’ que no vacilaron en conspirar con militares de la ‘nueva escuela’ para romper el hilo constitucional que habían contribuido a salvar en 1936 con ‘un pañuelo en la nariz’.

Hay quienes justifican la acción invasora de los revolucionarios del 18 de octubre de 1945 con la bandera del voto universal. Para ellos un golpe de Estado con ese propósito está más que justificado. Y por tanto, es, un ‘golpe bueno’. Una invasión democrática y beneficiosa para una sociedad que ahora puede votar libremente.

Pero del propio seno de los invasores que toman el mando-poder en 1945, surge la invasión militar-civilista encabezada por Betancourt y Pérez Jiménez, quien nos declara (Habla el General. Caracas, 1984) que al día siguiente del golpe los militares, al advertir que entre los compañeros civiles de la ruta golpista cuanto prevalece es la ambición, deciden seguir conspirando para librar a Venezuela del mal que han contribuido a forjar. El 24N-48 con el derrocamiento de Gallegos se cumple este designio.

Se inicia así la invasión militarista dictatorial empeñada en impulsar el ‘desarrollo económico y social’. Y de la oposición a esta experiencia nace el 23 de enero de 1958 la invasión democrática que dará continuidad a la invasión de la ‘ficción de democracia y libertad’ que se pone a andar en octubre de 1945.

Pero esta experiencia se va a pique en la medida en que avanza la revolucionaria, bolivariana y socialista que llena nuestro espectro político actual y que nace de la propia ineficiencia de 40 años de ‘vida democrática’ que se transformó en una frustración para el colectivo.

Y la pregunta es procedente: ¿Pero esta invasión es continuación de la expresión democrática de los 40 años o de la dictatorial de 1948-58? El régimen actual es continuación de esa doble expresión invasora. Es resultado directo del agotamiento de un modelo ineficiente y corrupto que para mantenerse se ve obligado a apelar al esquema autoritario personalista que hace del César su primera necesidad.

Y ante este cuadro, ‘las oposiciones’ se limitan a mostrar su incapacidad para dar una respuesta aunque fuese en el terreno positivista, dado que carece hasta de candidatos a Gendarmes Necesarios y de garras para formarlos. Por ello no pueden más que avalar el existente que controla la totalidad de nuestro cuadro histórico.

Se da continuación de esta manera al esquema del puño de personajes que constituyen el centro-universo de ‘nuestra historia’. Prevalece en esto el dominio de las ideas invasoras. Colón descubrió, Bolívar libertó, Páez institucionalizó la república, Guzmán Blanco la civilizó, Gómez promovió su grandeza, López Contreras la impulsó hacia la democracia, Betancourt puso la soberanía en manos del ‘pueblo’ y Chávez sembró y comenzó a construir el ‘socialismo del siglo XXI’.

¿Cómo romper con estas cadenas invasoras y positivistas? ¿Con elecciones tipo 23N-08? ¿Invocando y practicando el mismo pensamiento invasor? abm333@gmail.com


4 comentarios:

  1. Anónimo25/10/08

    Profesor ABM, creo que usted tiene razón porque es verdad que nunca hemos roto las cadenas y las mayorías lo que hemos hecho es recibir golpe tras golpe. Así fue en el pasado y hoy. En las dictaduras, las democracias y en esto que llaman revolución se mantienen y se sienten las cadenas. Es difícil romperlas pero el pueblo está tan aplastado que para sobrevivir tendrá que levantarse violentamente y entonces no va a quedar cadena con vida. Apúntelo profesor, yo que se lo digo. Tenga ESPERANZA EN SU PUEBLO QUE NOLOVA A DEFRAUDAR.

    Juan Machuca

    ResponderBorrar
  2. Anónimo25/10/08

    Por el miedo, esto es más de lo mismo,el mismo escritor cuando entrevisto al gorila,el lo dijo "para que haya paz tiene que haber guerra"
    y lo ha repetido miles de veces tienen que haber muertos para que la revolucion se perpetue, asi que algo tenemos que hacer porqueeso se esta viendo, tanto sicariato tantas muertes y no hemos hecho nada porque no hemos podido, y lo repito lameentablemente el gorila dejara miles y miles de muertes para poder salir del poder

    ResponderBorrar
  3. Anónimo25/10/08

    PROFESOR QUE FIESTON DE ARTICULO CON IMPRESCINDIBLE ANEXO...¡VIVA VENEZUELA MI PATRIA QUERIDA QUIEN LA LIBERTO MI HERMANO FUE SIMON BOLIVAR!....

    Héctor Guayabal

    ResponderBorrar
  4. Anónimo25/10/08

    Leyendo este interesante artículo siento mucho miedo porque sé que aquí no veo disposición a romper con esas cadenas que tienen tanto tiempo. Entonces me pregunto por lo que nos espera y todo lo veo oscuro. Y lo peor es que de verdad creo que no se romperá un carrizo con este o muchos 23 de noviembre. Pero mi miedo crece ante tanta incertidumbre...

    María Alejandra Urdaneta

    ResponderBorrar