La pregunta viene de mucha gente. ¿Y qué piensa usted de la ola represiva que ha desatado el régimen? En cada caso señalamos que lo registrado hoy en el campo de la persecución es completamente normal.
Corresponde a la actuación de un mando-poder que desde un comienzo dijo que venía a destruir cuanto hiciese falta para que naciera lo que tenga que nacer. Que haría de la política una guerra permanente y continuada.
Y se trata de un componente de guerra, destrucción y violencia que para nada le importa democracia o Estado de Derecho y que va unido a lo que llaman una revolución bolivariana y socialista del siglo XXI, cuyo antecedente son los llamados movimientos de liberación del siglo XX que, en poco más de 80 años, pusieron de manifiesto el vacío de unos proyectos que terminaron montados en el portaviones del mercado capitalista.
Un proyecto neo-revolucionario, neo-socialista o neo-comunista que anda hoy en procura de nuevos mercados. Y para esta tarea, emplea gobiernos como éste, para que contribuyan a la implantación de realidades afectas a esos intereses.
Estamos ante un nuevo proyecto internacional de y para el engaño. Una vez más se vende la idea de independencia, soberanía y libertad. Y hasta se señala el camino de la llamada multipolaridad para que cada país sea una potencia a nivel de la norteamericana.
En el fondo estamos en presencia de un nuevo intento hegemónico para que las expotencias socialistas, con nuevos aliados y seguros servidores, restablezcan el real socialismo de la destrucción.
De modo que la tragedia es dimensional. Por una parte, el capital-imperialismo-globalización sembrando miserias a lo largo y ancho del mundo y por la otra el proyecto del restablecimiento del mismo capitalismo, pero vendido bajo el mote de socialismo.
Lo planteado es entonces una lucha entre capitalismos. Entre destructores. Perseguidores. Torturadores. Asesinos.
Y nuestra política hoy refiere y representa estos dos extremos de una misma miseria. Así, el oficialismo se monta sobre la persecución de la otra cara de la misma moneda. Por ello, si examinamos el caso del perseguido Rosales nos encontramos con la pelea entre dos cúpulas, dos representaciones del mismo imperio. Con el agravante de que el resto de los componentes de la fracción opositora actúa como si no fuera con ellos. Ese es un problema de UNT.
Por ello el capital mayor puede enfrentar y liquidar al rosalismo. Un muerto con muy pocos dolientes. La mayoría de los implicados en esa misma política siguen en campaña para las próximas elecciones, dispuestas para seguir la legitimación de este autoritarismo de corte dictatorial y con una franca inspiración totalitaria y fascista.
Por ello, la persecución-represión no, se detendrá porque sólo así podrá consolidar la radicalización del socialismo capitalista del siglo XXI.
¡Qué Historia Amigos!
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