La situación que nos atenaza y convierte en simples muertos en vida, corresponde a un estado de sobre-descomposición sin precedentes en este ex-país.
Según el jefe único vivimos tiempos de destrucción, en los cuales el crimen tiene un puesto de privilegio, para que muera lo que tenga que morir.
Hay entonces la violencia propia de una sociedad deshecha que se expresa diariamente como delincuencia y el aparato violento de un Estado que genera y ataca su propia sociedad de criminales.
Delincuencia por los dos lados y en el centro una población inerme que vive a expensas de la decisión de los asesinos.
¿Pero cuál es la diferencia de este cuadro con el padecido antes del 1999? Todos los registros señalan el avance del crimen en estos ‘tiempos de revolución’. ¿Eso significa que el poder de la ‘transición hacia el socialismo’ es igual o más criminal que el anterior?
Hasta el presente, el poder, en tanto dominación de una clase que ejerce todo tipo de privilegios, es consustancial al sometimiento. Y como pretexto se dice que se actúa para favorecer al pueblo, a las mayorías, a quien se le entregarán ‘todos los poderes’. En la realidad, el proletariado nada ha tenido que ver con el poder, pero sí con la dictadura que se le atribuye y de la cual es víctima.
Aquí el poder tiene hoy su clase boliburgueriana que, en medio de la acción criminal, construye sus instancias de saqueos y privilegios. De allí la confrontación a lo interno del PSUV. La lucha de unos poderes que se fundamentan en todo tipo de corrupción.
Pero se trata además de una descomposición que, al voltearse criminalmente contra el ‘proceso’, debe ser liquidada y exterminada. Se plantea de este modo la gran guerra nacional de los ladrones y criminales. Los bandos cuentan con más o menos civiles y militares, pero aquí no está conformada una guerra civil como las conocidas.
Y en medio de esta tragedia asesinan al estudiante Yáber Ortega, afecto a ‘la revolución’, cuando protestaba por la falta de presupuesto para la educación y al dirigente sindical Argenis Vásquez, con igual militancia, ultimado presuntamente por la mafia-sicariato. Gente supuestamente del mismo bando o del contrario impulsando el crimen para uno u otro poder. Sancho, en una sociedad de criminales solo hay revolución de la muerte! abm333@gmail.com
Últimas Noticias, 09 de mayo del 2009.
Según el jefe único vivimos tiempos de destrucción, en los cuales el crimen tiene un puesto de privilegio, para que muera lo que tenga que morir.
Hay entonces la violencia propia de una sociedad deshecha que se expresa diariamente como delincuencia y el aparato violento de un Estado que genera y ataca su propia sociedad de criminales.
Delincuencia por los dos lados y en el centro una población inerme que vive a expensas de la decisión de los asesinos.
¿Pero cuál es la diferencia de este cuadro con el padecido antes del 1999? Todos los registros señalan el avance del crimen en estos ‘tiempos de revolución’. ¿Eso significa que el poder de la ‘transición hacia el socialismo’ es igual o más criminal que el anterior?
Hasta el presente, el poder, en tanto dominación de una clase que ejerce todo tipo de privilegios, es consustancial al sometimiento. Y como pretexto se dice que se actúa para favorecer al pueblo, a las mayorías, a quien se le entregarán ‘todos los poderes’. En la realidad, el proletariado nada ha tenido que ver con el poder, pero sí con la dictadura que se le atribuye y de la cual es víctima.
Aquí el poder tiene hoy su clase boliburgueriana que, en medio de la acción criminal, construye sus instancias de saqueos y privilegios. De allí la confrontación a lo interno del PSUV. La lucha de unos poderes que se fundamentan en todo tipo de corrupción.
Pero se trata además de una descomposición que, al voltearse criminalmente contra el ‘proceso’, debe ser liquidada y exterminada. Se plantea de este modo la gran guerra nacional de los ladrones y criminales. Los bandos cuentan con más o menos civiles y militares, pero aquí no está conformada una guerra civil como las conocidas.
Y en medio de esta tragedia asesinan al estudiante Yáber Ortega, afecto a ‘la revolución’, cuando protestaba por la falta de presupuesto para la educación y al dirigente sindical Argenis Vásquez, con igual militancia, ultimado presuntamente por la mafia-sicariato. Gente supuestamente del mismo bando o del contrario impulsando el crimen para uno u otro poder. Sancho, en una sociedad de criminales solo hay revolución de la muerte! abm333@gmail.com
Últimas Noticias, 09 de mayo del 2009.
Interesantísimo su artículo de hoy y más que acertado en sus consideraciones acerca del oportunismo de algunos politiqueros de oficio, que creen por conveniencia que la salida es electoral.
ResponderBorrarUsted coincide exageradamente conmigo o viceversa más bien para no faltar al respeto que Ud. merece por una trayectoria que define su alto escalafón intelectual.
Al igual que en su brillante escrito, quiero dejarle en este corto mío, el mismo sabor de que comparto con Ud. que la salida es la que ambos sabemos posible, pero quizás poco probable cuando quienes pudieran asumirla y lograrla, se muestran pacientes (por no decir dormidos) ante la situación que el país todo vive y que pudiera endurecerse a tal punto que para luego, pudiera ser tarde.
Mi sincero saludo, Profesor.
JP
Creo que "los besitos" serían tan inefectivos como los ataques
ResponderBorrarfrontales. Su artículo refleja más bien frustración antes que alguna
propuesta real. Es lo típico que se transmite en la propia Globovisión
y compañía.
No hay otro camino que La Propuesta: concentarse en la gente y
olvidarse de los resentimientos contra "el comandante". Su artículo es
una capitulación que usted le extiende a Chávez ¿Paradójico, no? Por
aquí lo llamamos una "patada de ahogado", un movimiento que no tiene
lógica, un acto desesperado al que acudimos cuando sentimos que no
tenemos más recursos, que todo ha finalizado ya. Se capitula primero
en la mente, y se exterioriza después de la forma contraria en una
demostración de "poder" que no tenemos, y que, lamentablemente, sella
nuestro destino.
Atentamente,
IG
Solo eso Que hacer?
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