Partimos de la premisa que nos lleva a condenar y enfrentar el asesinato dondequiera que esté y a denunciar a sus actores cualquiera sea su jerarquía.
Y hoy nos corresponde muy a nuestro pesar señalar públicamente que en el Jardín Botánico ‘Tobías Lasser’ de la Universidad Central de Venezuela, se adelanta un proceso de depredación.
La última manifestación tiene que ver con la liquidación de centenares de bambúes que formaban parte de la siembra que existía a la entrada del Jardín y parte sur de la Laguna Principal. A principio de febrero comenzó la agresión contra estas plantas.
Y ante la sorpresa y preguntas de los usuarios se dijo que se trataba de un “esclareo”, de una simple poda. Se oculta de este modo la verdadera intención: librar de obstáculos naturales el espacio en el cual se va a construir un supuesto “Cafetín Ecológico”, en el marco de los trabajos de recuperación de la Laguna Principal.
Se trata de una unidad Laguna-Cafetín. Los usuarios del expendio de café, comida, etc., ubicado en la parte alta y ya sin los bambúes, disfrutarán del paisaje de flores acuáticas. Y no se hable entonces de la aglomeración de gente y seguridad. En todo caso, el punto de partida de esta obra es la destrucción y esta acción habrá concluído cuando la dirección del JB consiga una máquina que saque las raíces de los bambúes para impedir su ‘resurrección’.
Quedará garantizada de esta manera la construcción del Cafetín que no faltará quien diga que fue pensado y soñado por el Maestro de la medicina y la botánica que vio nacer en 1944 un Jardín para la recreación creadora y la investigación científica.
Desde su fundación a esta parte, este Jardín que forma parte de la UCV, cuya sede ha sido calificada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, no ha tenido Cafetín ni nada parecido. El usuario va al lugar en busca de nutrientes totalmente diferentes. Y, sin embargo, ahora parece haber el empeño en montar un tal ‘Proyecto Cafetìn’. Y no sería de extrañar que surjan voces que propongan ponerle al mismo el nombre del Dr. Tobías Lasser.
Y eso ha conformado una ‘mentalidad-jardín’, una ‘conducta-botánico’ que le otorga al visitante una recreación entendida como disfrute natural, observación privilegiada, que no está minimizada ni disminuida por componentes distintos a los que ofrece el caudal de belleza allí recogido.
A propósito de un artículo anterior sobre el aniquilamiento que se acomete en el Jardín Botánico ‘Tobías Lasser’ de la UCV, un amigo profesor señaló que a pesar de que el planteamiento era inobjetable, podía ser interpretado como un ataque a la institución.
A esto respondimos y respondemos que no estamos ni estaremos de acuerdo con el silencio cómplice ni con la creencia de que la defensa de una institución se base en una visión que no admite críticas, correcciones o mejoramiento.
En octubre del 09 denunciamos la tala de seis árboles, con el argumento de que estaban ‘repetidos’ y las numerosas podas extremas realizadas. De esta acción no se ha salvado siquiera el ‘Árbol Sagrado’ al cual se le amputó uno de sus brazos (fronda) para que transiten por el lugar las cavas de las utilerías de las televisoras que alquilan espacios para filmaciones.
Y es necesario advertir que para todas estas prácticas se procede sin dar ninguna información oportuna y al margen de los usuarios del JB.
Reiteramos, en este sentido, nuestra total disposición a participar, junto con muchos otros grupos en un debate abierto sobre el crimen que se acomete en el JB de la UCV, y en defensa del espacio natural y todos sus componentes armónicos, como excepcional patrimonio colectivo e individual, que estamos en la obligación de preservar y conservar. abm333@gmail.com
El Universal, 02 de abril del 2010.
UN PEDACITO SÍ IMPORTA
ResponderBorrarRosana Ordóñez
La construcción de un cafetín en el Jardín Botánico de la UCV sigue la misma línea de todas las instituciones que piden “un pedacito” de las escasas áreas verdes que tenemos.
En el Parque del Este cientos de instituciones solicitan la instalación de módulos para defensa civil, ecología, y muchos objetivos loables, pero que son inaceptables pues un parque, un jardín debe ser sólo eso, un parque.
¿Se imaginan a alguien pidiendo un pedacito del Central Park de Nueva York, o del Green Park de Londres, donde ni siquiera se permite la siembra de una planta con flores para no desviar el objetivo del parque verde?
En todos los parques infantiles, que permanecen cerrados con candado “para que no se roben los columpios” se están colocando unos inmuebles horrorosos, de dos pisos, que luego son ocupados por los vecinos, las comunas, o cualquier otra institución. Es lo más fácil.
Compartimos la posición de la Cátedra Pío Tamayo. Sí a la naturaleza, no al cemento