Apreciado Heinz, he leído en este tiempo de rodillas sin tierra, tus escritos en los que me acusas de conciliar con los yanquis y la verdad es que me obré de la risa. ¿Eh?
Veo que pasaron los días en que me veías como un revolucionario fuera de serie. Y sé que inventaste el Socialismo del siglo XXI para que yo no cayera en lo que llamas las viejas y gastadas doctrinas.
Creaste un socialismo que me vino al pelo para presentarme como un revolucionario tipo mi padre Fidel.
Desde que me metí a rebelde, porque nunca conspiré, entendí que para llegar al poder tenía que utilizar todos los medios.
Y en eso he sido tajante. He usado a todo el que se me ha acercado, como tú, y mira lo bien que me ha ido. Por allá por los 80, le hice creer a Douglas Bravo que su partido me controlaba a través de mi hermano Adán.
Ahí comenzó mi mito de hombre de izquierda. Y cuando junto a otros compatriotas me fui a combatir las guerrillas, que pretendían crear aquí una realidad como la cubana, aumentó mi fama.
Al plantear la batalla del 04F-92 me limité a proponer el derrocamiento de Carlos Andrés Pérez y establecer un gobierno verdaderamente democrático y sin corrupción.
Eso tranquilizaba a mis compañeros de armas porque sabían que les esperaba el reparto de glorias de todo tipo.
Y para que se activaran los civiles también les ofrecí beneficios revolucionarios, tal y como hacia mi Padre Bolívar. Sin embargo, cuando pude me los sacudí.
Y lo hice, a sabiendas que el movimiento no iba pa’ los papeles. Estábamos infiltrados y delatados. Y con mis nuevos hermanos de lucha, los notables, encabezados por Caldera, vimos que era mejor entregar esa conspiración y sacar a CAP por otra vía.
Compré. El propio Caldera me ofreció la sucesión presidencial. Pero no acepté. Y después que cumplió con sacarnos del San Carlos y Yare, lo puse a un lado y establecí otras relaciones.
Comencé a andar con gente de la antigua izquierda como Miquilena, Núñez Tenorio, Pedro Duno, y luego con J.V.Rangel, Giordani, Mayz Vallenilla, Olavarría y muchos otros.
Para todos se trataba de aprovechar la vía electoral en medio del descontento generalizado, expresado desde el 27F-89. La decepción por la democracia llevó a la gente a ver en mí una esperanza para el rescate del país.
Y a mi alrededor cuadró desde el ‘Chiripero’ (grupos de izquierda) que le dió el triunfo a Caldera, hasta el alto capital, medios de comunicación e intereses internacionales. Estaba sobrado.
Al ganar la presidencia me las tiré del más radical aunque sin nada de socialismo o comunismo. USA no tenía motivo de preocupación. Sabía que mi gobierno, que garantizaba la estabilidad, estaba programado desde los tiempos de la campaña de Caldera II.
Por eso la comiquita para darme la visa USA que finalmente me entregan a pocas horas de mi triunfo electoral. Y después del 11A-02 vienen Carter y Gaviria a contribuir a montar el fraude-referendo del 15Ag.-04
De allí en adelante me he metido a todo el mundo en el bolsillo. Acepté con Fidel Castro fundar Venecuba, dos revoluciones en una, pero sin pelear con el imperio que es nuestro mercado-petróleo.
Por eso tú nunca me has visto como esos marxistas que empujan por todas partes la tal lucha de clases y la violencia como partera de la historia. Lo mío es la negociación a lo interno y la presión, el miedo, la intimidación para ejercer el control del colectivo.
De allí que festejara tu proyecto para un cambio gradual y pacífico, aunque con las armas camufladas por si acaso alguien se quiere alzar contra nosotros.
Y es que tu socialismo es una bendición que me llegó cuando Fidel me llevaba al modelo autori-totalitario, cerrado y alejado de toda democracia.
Hoy el propio Fidel y mi tío Raúl han entendido que sin el imperio salvaje y su mercado es imposible que la revolución avance. Por ello la lucha contra el bloqueo y el restablecimiento de las mejores relaciones de China y Rusia con USA.
Y en ese contexto te reconozco que tengo un óptimo trato con USA y con lo que tú llamas ahora ‘su cabeza de lanza’ Juan Manuel Santos.
Y se trata de darle cada vez un mayor espacio a nuestro proceso y no, como dices, a la Doctrina Monroe.
Así que te equivocas si crees que perdí la “capacidad estratégica operativa global de defensa ideológica y política”. Tengo muy claro dónde está el poder-hegemonía y el trato que debo darle.
¿Cómo puedes tú entonces criticar mis relaciones con USA, por una tal estrategia que, según dices, retrotrae la revolución a la cuarta república y al pro-imperialismo?
No creas que porque llamé a Bush tonto y alcohólico tenía que romper con el imperio. Ellos les paran a los barriles del crudo, no a los micrófonos ni a eso que tu llamas ética.
Y ten en cuenta que aquí fuiste el único que se empeñó en decir que esto era Socialismo del siglo XXI. Y te digo, después que lo usé como me dio la gana, lo puedes agarrar y te lo metes en el paltó! Twitter: @ablancomunoz
El Universal, 10 de junio del 2011.
El Universal, 10 de junio del 2011.
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