René Magritte
¡NECESITAMOS UN NUEVO CAUDILLO CON PAÍS INCLUÍDO!
Agustín Blanco Muñoz
A la hora de la campaña de las primarias para escoger a quien se enfrente al golpista presidente (GP), adquiere relevancia lo que Pío Tamayo, en su Carta a un Amigo Mío, (Castillo de Puerto Cabello, 1930) calificó como la “hegemonía del individuo sobre la sociedad”.
La ruptura que se inicia en 1492 deja atrás la sociedad originaria. Y ahí comienza la imposición de la figura del individuo por encima del colectivo que pasa a ser recuerdo de un modo de ser y sentir. Es el proceso invasor en el que aún estamos.
Los nuevos propietarios se reservan la autoridad y ascendencia individual para construir la nueva sociedad. Ellos, los de arriba, conforman una alta sociedad de individuos-señores de la producción y el capital a quienes corresponde la hegemonía. Los de abajo, en su condición de desheredados, son individualidades supeditadas y condenadas al aislamiento.
De allí la certera visión de Tamayo: “La mayoría venezolana es pues individualista, pueblo compuesto de individuos, no de colectividades y se explica bien su personalismo como expresión política cada vez más alejados de doctrinas y programas”…
Por encima de todo está la acción pragmática de un individuo que cumple y cobra su gestión. Es el populismo cada vez más acendrado y dimensionado.
Unos individuos obligados a presentarse como seguros servidores de los dueños que dicen formar parte de un colectivo que no existe como tal. Los propietarios son una suma de intereses que a la vez le crean a los saqueados las condiciones para que conserven la separación que los mantenga al detal, e impedidos de forjar de algún nivel de conciencia y organización colectiva.
Y así, desde su perspectiva individual no es posible enfrentar el poder igualmente individual de los señores de la riqueza.
Y esta es una confrontación que se siente en los propios espacios políticos. Los señores del capital y la ganancia son los grandes portadores de esas posiciones. Las migajas quedan para unas mayorías a las que se les encomienda la labor de legitimación.
La tarea no consiste en sostener partidos políticos, con programas y bases ideológico-doctrinarias, sino en mantener activa la suma de intereses-capitales que controlan el mando-poder. De aquí surgen los grandes cacaos del personalismo.
Se alimenta así una estructura individual bien alejada de la noción de colectivo y todo lo que respecta a unidad. Esta es la misma realidad que considera Pío al comienzo del siglo pasado.
En las luchas contra la dictadura de Gómez y en los sucesivos gobiernos no hubo posiciones unitarias o partidistas sino acuerdos o negociaciones. Y nada que se llamara unidad sacrifica las posiciones individuales.
Estamos entonces ante una multiplicidad de pedacitos humanos, sociales, geográficos o geohistóricos con los que se ha pretendido constituir naciones-patrias-países. Una especie de micro países para cada quien o países al detal. Se aleja cada vez más la posibilidad de constituir lo que la frivolidad y demagogia denominan: un país donde todos quepamos.
La contienda es de individualismo contra lo mismo por y para la cosecha de ambiciones que mantienen con vida el personal-paternalismo, fundamento del autoritarismo.
Por eso Pío Tamayo que en un principio pensó posible instalar aquí una sociedad que apuntara hacia el comunismo, pronto adquiere conciencia de que eso no procede en una suma inconexa de individuos sin idea de sociedad.
En 1934, al despedirse de su Madre, Pío señala: Madre, Supe que mi condena obedece a que el gobierno ha tenido noticias de que mantengo escuela de comunismo en el Castillo. No de comunismo, pero sí de idealidad avanzada.”…
En aquella Venezuela que sólo cuenta con individuos apegados a sus intereses y mezquindad y sin presencia de lo que se ha denominado como la clase obrera y campesina, no es posible el comunismo.
Por ello su propuesta hacia la Idealidad Avanzada. Un movimiento capaz de sumar esfuerzos por y para la creación de una nueva práctica política por la consecución de una nueva realidad.
Hoy no se ha logrado esa Idealidad. Y menos eso que se denomina socialismo como transición hacia el comunismo. La hegemonía del individuo sobre el colectivo es un mal de lo que se ha conocido como sociedades de clases que terminan siendo en la práctica suma de ciudadanos individuales sin ciudadanía pero con una creciente condición de ‘fichas’ sin conciencia pero con suficiente egoísmo como para obstaculizar todo avance hacia lo comunitario.
Y eso es lo que tenemos ahora: Cada quien con su Venezuela. Algo que paga los mejores dividendos. Al margen la sociedad o país y adelante el apoderamiento de espacios, legislación, instituciones y producción y vida de la gente por parte de “los individuos revolucionarios”.
Y ante este cuadro ¿qué podrán hacer los 5 o 6 individuos que han asumido el encargo de enfrentar sus individualidades en un acto electoral propio y primario para escoger un individuo que intente remplazar al que dice conducir los destinos de este sin-país?
Mientras esta denominada humanidad siga enmarcada en su acción individual que no colectivo-social y en su sin-conciencia y sin-país, es bien poco lo que podrá esperarse del futuro. Hoy aquí lamentablemente lo único que se busca es un nuevo caudillo con país incluido. ¡Que historia amigos! T:@ablancomunoz
El Universal, 25 de noviembre del 2011.
Saludo cordial. Gracias por su invitación. Mi grupo de estudio cree que necesitamos un nuevo liderazgo análogo a aquel de los años 28 del siglo XX( Romulo. Jovito, Caldera, etc) con un Proyecto de país pertinente interpretó fielmente el momento histórico de agotamiento irreversible del sistema político dictatorial castrense(Estado federal centralizado, Presidencialismo imperial y Economía mercantilista agraria) y lo sustituyó por un sistema ligeramente superior: Estado federal centralizado democrático representativo de partidos políticos socialdemocrátas ( marxistas light) alternándose en el poder, Presidencialismo imperial, economía mercantilista petrolera; un sistema que se agotó en 1989.
ResponderBorrarNecesitamos en este momento histórico de agotamiento del sistema político, un liderazgo de relevo con un proyecto de nuevo país incluido, análogo al PROYECTO BICENTENARIO(www.scribd.com/jbelisario); no un liderazgo que trata, con dosis masivas de demagogioterapia populista, de darle vida artificial al sistema político momificado que heredaron y que ingenua, delibera o interesadamente sueñan con que es eterno.
Necesitamos un liderazgo que comprenda que el Gobierno civil del Estado, la parte menos importante del mismo, existe para servir a la ciudadanía (el elemento mas importante del Estado) aplicando las Leyes(la porción normativa fundamental del Estado) en el territorio nacional debidamente conformado por sus regiones naturales (el componente básico del Estado); que acepte algo tan sencillo como que el Gobierno Civil del Estado no es para ser servido por los otros tres elementos constitutivos del Estado; que acepte que la idealidad avanzada de Pio Tamayo se expresa en el Estado federal descentralizado de entidades subnacionales autónomas, con Gobierno limitado y economía de mercado amplia democrática y productiva como ostentan las naciones escandinavas; y cerquita, en nuestras narices, Barbados, con mayoría poblacional negra como para desmontar cualquier prejuicio determinista racial. Atentamente.
Julio Belisario