miércoles, febrero 01, 2012

04F-92: OTRA REVOLUCIÓN PROVISIONAL



AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ |  ESPECIAL PARA EL UNIVERSAL

miércoles 1 de febrero de 2012  12:00 AM
 
El máximo conductor de lo que se dado en denominar 'revolución bolivariana y socialista' repite una y otra vez que la historia de Venezuela es una antes y después del 4 de febrero de 1992. ¿Al fin la culminación de la independencia para acabar con la Venezuela Provisional? 

En 1810 es la proclamación. Al año siguiente la declaración. Y los combates hasta 1824 son para muchos el ocaso independentista. De allí que a fines de los 20 se planteen negociaciones y acuerdos, atentados y crímenes. Y situados en 1830, cuando se busca consolidar otra república, observamos que su contenido es formalmente independentista, pero que su contenido proclama que al lado de los hombres libres están los esclavos y que el voto o la educación sólo son para quien pueda comprar esos derechos. Nada que vaya más allá de la provisionalidad. 

El segundo intento

La Guerra Federal fue vista por muchos como la segunda independencia que le daría al colectivo-pueblo las reivindicaciones que le negaron los héroes, caudillos y libertadores de la primera e incompleta o inexistente independencia. Sin embargo, este segundo intento, también termina en la frustración de unas mayorías que se alzaron contra el mando central y obligaron a los connotados liberales y conservadores a unirse en el Pacto de Coche para preservar la salud de la república amenazada por unos 'Sin Camisas' que amenazaron con 'bajar cabezas de sus sagrados lugares'. 

Mientras, avanza el proyecto Guzmán Blanco, inspirado en la doctrina liberal que su padre le ha enseñado, para que aspire con propiedad a la condición de caudillo mayor. En efecto, luego del desgaste y el vacío que se da en el contexto del llamado gobierno federal, Guzmán da el golpe que le permite tomar el mando-poder. Otro intento de completar la independencia sin independencia para orientar al país por la senda del bienestar, el progreso y el ofrecimiento de democracia y libertad en un contexto caracterizado por el personalismo y la imposición. 

En el período posterior al guzmancismo prevalece la dispersión, la inestabilidad política y los intereses encontrados. Cada quien busca su tajada de país para ejercer y desarrollar la provisionalidad que le sea beneficiosa. 

Y en medio de esas trifulcas, surge una propuesta caudillista, dirigida por los andinos Castro y Gómez que asumen la montonera como instrumento para lanzarse a la aventura del Golpe de Estado. Y al triunfar se le convierte en una revolución legitimada y legalizada, en la medida en que todo se adecua para mantener inalterable el hilo constitucional. La Provisionalidad Restauradora supera en el tiempo a cualquiera de las anteriores. Son más de tres décadas de esplendor del liberal-positivismo y de violenta estabilidad política. 

A la hora de la 'muerte natural' de Gómez, en medio de la gran agitación política, prevalece la tesis de la continuación del gomecismo sin Gómez y de la 'evolución gradual' de la socialdemocracia encabezada por Rómulo Betancourt. A la provisionalidad-transición, sigue el pacto de las nuevas escuelas militares y políticas para ofrecer un cambio profundo en nuestra realidad. El golpe del 18 de Octubre de 1945 plantea y reclama una permanencia a nivel de independencia, democracia y libertad. 

Pero los mismos militares que conspiran con los adecos el 45 le pasan factura el 24 de noviembre de 1948. 

El golpe militar da continuación a los programas vigentes y tienen interés en mantener la misma Venezuela, sin desdeñar para nada las enseñanzas de maestros de la talla de Guzmán Blanco, para mantener en alto una ficción de democracia y libertad para que cada quien aproveche la Venezuela que le corresponde. 

El gran campanazo 

El 23 de enero de 1958, liquidada la provisionalidad violenta-dictatorial, se persigue el rescate de la permanencia esbozada en 1945. Sirve a este fin la política de "unidad" para abrirle camino a los nuevos intereses y tranquilizar las mayorías. Se aspira tener de nuevo un Estado firmemente establecido con base a independencia y democracia. 

Y para esto se apela a todo tipo de recursos. Sin embargo, el violento modelo económico-social no estuvo en concordancia con el político y el drama social materialmente impide que se consolide ningún propósito de permanencia. 

El 27 de febrero de 1989 es el gran campanazo de la suma de individuos que conforman Venezuela. Es la manifestación de la disconformidad y frustración. Otra vez el desaliento de los intentos dirigidos de independencia. 

Y siguiendo el viejo esquema de la "conspiración salvadora", otro grupo de 'sediciosos con empeño heroico' se lanza a producir una nueva aventura golpista. En este caso el intento de golpe del 04F-92 fracasa, a pesar del amplio número de fuerzas comprometidas y de contar con una valiosa colaboración civil. 

Allí están presentes hasta miembros del grupo de los notables, como Rafael Caldera quien no sólo da un espaldarazo al movimiento la tarde del 04F-92, sino que posteriormente ofrece la sucesión presidencial al golpista Hugo Chávez, como él mismo lo declara en: Habla el Comandante, 1998, pág. 82 y concede el sobreseimiento a todos los conspiradores. 

El golpe fracasa pero, agrega su responsable, la derrota es 'por ahora'. Luego de la salida de Yare y del paréntesis abstencionista se produce en el jefe golpista un cambio de actitud que lo inclina hacia lo electoral, Con la legitimación del 06 de diciembre de 1998 el golpista candidato adquiere el título de Presidente. 

Atrás queda la provisionalidad democrática para dar paso a un nuevo proyecto de permanencia que Carter, a pocas horas de conocerse el resultado electoral, califica como una revolución pacífica. Pero armada, como añade el golpista presidente. 

Sin embargo, a diferencia del pasado, este proyecto de permanencia cuenta con varias ventajas. En primer lugar, estamos ante un dirigente político-militar que asume sin remilgos y abiertamente que es la propia continuación de Bolívar y que está llamado por los Dioses, y hasta por los espíritus de la sabana, a completar nuestra independencia y al fin tengamos democracia y libertad. Esta es la hora del mayor triunfo del liberal-positivismo. 

En segundo lugar, este régimen maneja los mayores recursos de la historia de este expaís y los pone al servicio de sus objetivos políticos. Se desarrolla un proyecto que nos convierte en Venecuba, punto de partida para el restablecimiento del fracasado socialismo. 

En tercer lugar, tiene un claro apoyo en la mayor parte de las oposiciones, incluyendo medios de comunicación, quienes hoy juegan a obtener otro chance en la conducción de la rentable república petrolera. La lucha entonces es entre quienes intentan adquirir el estatus de estabilidad para superar la provisionalidad y quienes procuran contribuir a gerenciar otro momento de la misma e histórica provisionalidad. 

La prédica del golpista presidente para vender su proyecto es perversa y lamentable. Su decir es permanente: Aquí todos deben estar interesados en que yo siga en el gobierno porque garantizo la estabilidad de la que sacarían provecho la clase media, el comercio, la banca, la industria, la burguesía y hasta la propia oligarquía. Lo único que no dice el golpista presidente es que esa estabilidad también beneficia, como el que más, a su tan atacado imperio al que en 13 años no le ha faltado una gota de su cuota petrolera. 

Queda claro el engaño de que se vale el golpista presidente para vender su violenta estabilidad. Un instrumento que le sirve también para la compra-venta de voluntades que le permitan mantenerse legalmente en el mando-poder, a través de una contienda electoral cuyas cuentas sacará un Consejo Nacional Electoral a su servicio. El golpista presidente así asume la condición de tirano tropical con el propósito de mantener su provisionalidad, bien forrada con renta petrolera, más allá de las anteriores. 

Veinte años después, se pretende dar al 4 de febrero de 1992 el sentido y contenido de una tal revolución. Pero ni en esta Venecuba, ni en ninguna otra parte, las llamadas revoluciones socialistas han trascendido la provisionalidad o alcanzado la independencia o la libertad. 

Hoy aquí se quiere reescribir la historia para, desde la perspectiva de la falsificación y la mentira, hacer creer que este proceso violento, perverso y provisional gozará aún de una larga y productiva existencia.

El Universal, 01 de febrero del 2012.

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