El panorama electoral planteado hoy se mueve en buena
parte entre el espectáculo de la mentira
socialista y el que corresponde a una “unidad”, que se sitúa al margen de todo
compromiso político-ideológico, para atender el sentir de la población votante
y ofrecerle las reivindicaciones aún postergadas.
Es, por otra vía, la misma política vacía de
contenidos de que hace gala el oficialismo supuestamente revolucionario. Es otra
manera de presentar el viejo y gastado populismo afiliado históricamente a la
compra-venta de conciencia, la negociación, el fraude-trampa y la violencia.
En ese marco, la práctica de la diversión suple
cualquier compromiso de orden político e ideológico, programación, pensamiento-ideas
y proyecto para conformar una realidad diferente.
Aquí prevalece más bien la
Escuela del reparto que anuncia y realiza el ‘hombre providencial’
que promueve y mantiene el positivismo.
Por ello a lo largo de 200 años, de lo que se ha dado
en llamar vida republicana, la política del espectáculo ha servido para lograr
que todo permanezca ‘en su debido lugar’
.
En este sentido, hoy se alude a una supuesta
independencia que ahora es cuando estaríamos en vías de lograrla. Ayer se creyó
que se había conformado una democracia que hoy unos pretenden convertirla en
socialismo del siglo 21 y otros la añoran para volver al poder y dejar atrás
el aislamiento y segregación que en
muchos casos les obliga a transigir y negociar.
Esto significa que aquí los cambios políticos han
estado permanentemente alrededor del congelador y que seguimos anclados en la
vieja consigna: “Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos” de la
llamada Revolución Restauradora.
Es la política del cambio de nombres, que recurre a
la formulación de nuevos procedimientos e ideales, para que ‘todo siga igual’.
El presente y futuro hoy tiene ese mismo sello.
En 1936 los nuevos hombres de los nuevos ideales y
procedimientos democráticos aspiran implantar una nueva república.
La vieja escuela lopecista y medinista sucumbe ante
el empuje de la ‘nueva escuela’ de militares y civiles que, empuñando las
mismas banderas, ideales y procedimientos, van tras la búsqueda de posiciones.
En el trienio 45-48 ocurre lo mismo. El perezjimenismo
pone en acción los procedimientos militares del pasado.
El llamado ‘modelo democrático’ ofrece poner en
práctica una democracia que hasta entonces no se conocía.
Pero de ese modelo,
portador de grandes fracasos y derrotas, se deriva otro que asume de
nuevo el mote de ‘revolucionario’, aunque no pase de ser otro momento de la
misma historia.
Esto quiere decir que estamos anclados, como mínimo,
en las condiciones y situación de la RR de Castro y Gómez. La misma
dictadura con los mismos disfraces.
Hoy nos conseguimos con quienes se ofrecen como ‘nuevos
hombres’, supuestos portadores de ‘nuevos ideales y procedimientos’. Todos militantes
o plenamente afiliados a la legión de los patriotas-héroes-caudillos de la
independencia.
El patriotismo, además de no haber triunfado en la
independencia, se conforma como una
Escuela para el engaño permanente y creciente. Y esto queda en evidencia cuando hoy se dice
que estamos a la conquista de la misma independencia.
Con esto se quiere aludir a que la anterior fue
incompleta. Por esto hoy tiene la mayor vigencia el ‘mito heroico’ como
conductor de todo el llamado ‘quehacer histórico’.
El movimiento que hace del bolivarianismo su credo no
se queda en su sola expresión. Se proyecta en la continuación de una
independencia que no tiene independencia y en un patriotismo sin patriotismo.
Es la simple continuación del permanente disfraz
heroico-patriótico.
Nadie se siente entonces portador de un valor propio.
Por ello se requiere echar mano de atuendos, gestos y ejemplos heroicos.
Y nos conseguimos hoy con unos supuestos patriotas y
nuevos libertadores, que ejercen el mando-poder y que nos han llevado a la
condición de ex país, ex patria, ex nación o ex Venezuela para conducirnos a la
vez a otra realidad geopolítica y supuestamente revolucionaria: Venecuba, la
fusión de lo que han denominado dos patrias en plenas revoluciones.
Y frente a este esquema patriótico-heroico vemos como
se levanta el opositor. Y en ningún momento se advierte decisión de
confrontación con el supuesto movimiento independentista.
No se marca ninguna revisión ni distancia. Hay si el
apego a los símbolos de lo que aún denominan patria. Y en este contexto se
inscribe el espectáculo por el uso y control de la
Bandera, el Himno Nacional, la
Imagen de Bolívar y demás héroes de la patria.
En este sentido los opositores actuales no se
enfrentan al discurso de independencia sin independencia. Simplemente les
interesa establecer que tienen el mismo derecho que los oficialistas a usar los
consabidos símbolos patrios.
De allí el espacio que se le otorga al espectáculo de
la gorra. Un objeto al que se convierte
en fundamento de y para la distracción.
Y quien actúa de esa manera no puede ir más allá de
la simple continuación de la historia del engaño y la falsificación.
Por esto la Disidencia, una vez más, marca distancia de estas
manifestaciones patrioteras que, 200 años despué,s hacen de la independencia sin independencia un territorio
para el desarrollo de un espectáculo, como el que gira en relación al uso o no
de una gorra que porta los colores y estrellas de la bandera de la Venezuela que ha intentado ser y no de la
Venecuba que somos.
Tal vez no haya en el planeta un ex país como el
nuestro en el cual materialmente todo
adquiere la condición y calidad de espectáculo. Y no falta quien mantenga que
con la gorra del triunfo hemos topado!
Por ello le escuchamos decir hoy a muchos opositores
que ahora sí lograron lo que querían: poner los símbolos patrios (sin Patria) a
su favor, al servicio del triunfo de las oposiciones también patrióticas y
presumimos que con el tiempo revolucionarias. ¡Qué historia amigos! Twitter:
@ablancomunoz abm333@gmail.com
El Universal, 10 de agosto del 2012.
Estimado profesor Agustín, lo felicito por su artículo. De acuerdo.Lamentablemente tenemos líderes de oposición doblegados.
ResponderBorrarBeatriz A
Leí su aerículo sobre "la gorra" y sólo veo críticas a lo que se hace, lada le satisface ¿Será por anarquía? No lo entiendo.
ResponderBorrarHéctor M Tosta
Ojalá y usted no tenga razón en lo que usted tanto ha insistido: que todo esto nos lleva a la peor de las violencias.
ResponderBorrarJB