sábado, febrero 15, 2014

¡TIEMPO DE MUERTE!



¡TIEMPO DE MUERTE!

Agustín Blanco Muñoz

Estas horas siguen siendo terribles. Al igual que hace 200 años. Porque aquí la muerte apenas ha cambiado de actores y circunstancias. Entonces se señaló que la Guerra tenía que ser a Muerte, porque así lo exigía la lucha que se adelantaba para la reconquista de un poder que apuntaba hacia el mantenimiento de una tal independencia.

Un avance que permitió manejar la república como algo propio. Pero el ejército ‘realista’ había conseguido su soldadesca entre los propios venezolanos. Y por esto los dirigentes patriotas tuvieron que acudir a la antigua coacción del invasor para equilibrar sus fuerzas: o forman parte de nuestras filas o serán fusilados.

Por ello, a la hora de la Batalla de la Victoria, José Félix Ribas obliga a estudiantes y seminaristas, sin preparación alguna, a alistarse en su ejército. Y allí quedaron sembrados en el campo de batalla.

Es la misma causa de muerte presente en cualquiera de los eventos de la burla de las mayorías y la ambición de poder a lo largo del período. La primera gran mortandad desembocó en otra experiencia de destrucción material y humano-espiritual. La guerra federal deja un legado mortuorio continuado luego por dictaduras o supuestas democracias o revoluciones.

Hoy nuestro tiempo de muerte no se detiene. No hemos podido borrar las huellas del tránsito sangriento de los primeros invasores ni los acometidos por toda la herencia del destrozo. Independencia, repúblicas, dictaduras o revoluciones tienen su registro de masacrados, exterminados, desaparecidos.

Aún están frescos los recuerdos de una lucha armada que en la década de los 60’ asume el camino guerrillero a la cubana para la toma del poder. La mayor parte de los jefes quedaron con vida y se devolvieron a la negociación, el acomodo, el acuerdo para  cooperación  y el reparto burocrático. Muchos combatientes de arrojo, valentía y desprendimiento quedaron en el silencio.

Hoy, esta revolución venecubana, suma de pasados y fracasos,  apela al viejo y lamentable   tiempo de muerte. Juan Montoya, Bassil Alejandro Da Costa y Robert  Redman no pueden ser simples continuadores de una misma historia de masacres y frustraciones.


Es hora de sincerar este tiempo de polarizaciones y odios. Y detener esta estampida indetenible de disparos. Sancho, quien no hace tiempo de vida es simple sembrador de  muerte! @ablancomunoz  abm333@gmail.com

Últimas Noticias, 15 de febrero del 2014.

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