Goya
HISTORIA SANGRE Y BATALLAS
Agustín Blanco Muñoz
Mire Don Antero, eso de las batallas se entiende por lo general como la cuestión central en los cursos de historia universal y local. Un contenido que en mis tiempos y todavía, el estudiante tiene que aprender en todos sus detalles.
Las batallas y su expresión en violencia-fuerza-sangre son la base y fundamento de la historia regida, financiada y disfrutada por los beneficiarios del poder con apoyo de la violencia estatal, actores y aportes extranjeros.
¡Así es, profesor! Y fíjese que en los libros de mi tiempo también el reguero de sangre se consideraba lo más importante a estudiar. Y seguro que se quería crear una conciencia sanguinaria en el niño.
UNA EDUCACIÓN “INDEPENDIENTE
Y LIBRE” AL SERVICIO DE LA DOMINACIÓN
Y lo peor, mi respetado amigo y maestro, es que ese niño terminará siendo una pieza que será captada por los dueños de la sociedad, los propietarios, que diseñan, organizan y dirigen el acontecer violento llamado a cumplir la tarea de mantenerlos en el poder en los términos de dominación permanente.
Yo entiendo claramente profesor que quien promueve la celebración de la violencia es porque aún le parece bueno el camino de la sangre en la historia. Y eso es parte del viejo pensamiento que sigue sosteniendo el mundo de las guerras, las batallas, el dolor y la muerte de muchos, de tantos inocentes.
Olbinski
Sí Don Antero, la dominación concibe y considera necesario e indispensable mantener esa especie de desiderátum, de interesado sentir o concepción que es la misma y vieja data de que hemos hablado y según el cual ‘sin sangre no hay historia’.
Para ellos (románticos y buena parte de positivistas y marxistas) sin violencia, batallas y todo tipo de confrontación de fuerzas y cuenta de muertos, no hay historia.
Y de allí el bullicio, a manera de celebración, de los 200 años de la Batalla de Carabobo, tenida como la mayor de nuestras ‘gestas históricas’. Una de las más grandes empresas acometidas por el primer Gigante, Eterno y Padre de la Patria (PP), a quien le faltó vida para liberar más naciones.
¿Y LA HISTORIA
DE LAS MAYORÍAS-PUEBLO?
Para nada cuenta en este caso la preocupación sobre la necesaria elaboración de una historia que tomase al pueblo ‘como primer agente de la historia’, como propone Pío Tamayo desde su “fosa” de El Castillo Libertador de Puerto Cabello en 1930.
Posteriormente formulan ese llamado para elaborar una Historia del Pueblo: Salvador de la Plaza, Mariano Picón Salas, Mario Briceño Iragorry, Enrique Bernardo Núñez y Miguel Acosta Saignes.
¿Pero eso se ha hecho? No, Don Antero. Esa es una tarea pendiente que deberá enfrentarla quien se sienta separado de la historia de los ‘héroes-caudillos-libertadores’.
DISFRAZ DE LOS GOBERNANTES Y EL CHÁVEZ YO NO SOY YO SINO UN PUEBLO
Pero en cada momento, nuestros libertadores, padres y gobernantes supuestamente se han sentido identificados y actuado como pueblo
Sin embargo, esta decisión y bandera no se expresa abiertamente hasta que lo hace Hugo Chávez: Ya yo no soy. Soy el pueblo y el pueblo es Chávez. Tú, ellos, vosotros sois Chávez.
Esta es la herencia del primer “Padre y Libertador de la Patria”. ¿Es así cómo se puede hablar de la libertad e independencia del pueblo?
Profesor, volviendo
al tema de que en nuestra historia no ha faltado esa suma de muertos, heridos y
desaparecidos, creo que las batallas, tenidas como arma mayor de esa historia,
heroico-caudillista y su “yo” está completamente reproducida en la enseñanza
que se imparte.
Olbinski
Eso me lleva a
recordar, Don Antero, una experiencia de inicios de los 50 del siglo pasado.
Entonces presentaba en mi Liceo ‘Agustín Codazzi’ de Maracay el examen oral de
Historia Universal de 2° año, una vez aprobada con alta calificación la prueba
escrita.
El primer jurado me dio una tiza para que dibujase el croquis de la Batalla de Waterloo. Y ante mi ignorancia del tema me paseó por otras batallas que, según él, produjeron ‘cambios históricos’. De ninguna pude hacer el croquis que pedía. Y sentenció el docente: ¡Está aplazado!
Eso también ocurre cuando el propio profesor Guevara, como jurado en el 6° grado de la escuela Felipe Guevara Rojas que dirigía, me pidió dibujar los croquis de la Campaña Admirable y la Batalla de Carabobo.
TAMBIÉN EN LA
ESCUELA DE LA UCV SE NOS “ENSEÑÓ” QUE LAS BATALLAS-SANGRE HACEN LA HISTORIA
En la misma asignatura en el 4° año de la Licenciatura en Historia -UCV 1962-66- se manejaba el viejo criterio, según el cual ‘las batallas hacen la historia’, determinan cambios históricos. Pero en ese caso sí pude enfrentar esta pedestre tesis.
Una batalla es un momento más de un proceso que enfrenta fuerzas en armas ubicadas en contextos marcados por intereses, negociaciones o acuerdos económicos, políticos, sociales, militares que, por lo general apuntan hacia la dominación o hacia una libertad-independencia que disfrutan los jerarcas-caudillos y no el colectivo-pueblo engañado, saqueado y pisoteado.
Olbinski
Profesor, ahí Sancho
podría decir que una batalla, como la de Carabobo de 1821, no es para
celebrarla como un triunfo mayor, sino para conmemorar otro momento del
lamentable dolor al que se conduce permanentemente a ‘los de abajo’. ¿Ahora
tenemos independencia, libertad y patria?
¿Libertad e independencia para quiénes? ¿Para el colectivo-pueblo sujeto hoy a la dominación del hambre-miseria y tristeza en tono detenido en su posible estallar por la permanente amenaza y práctica de los más incalificables vejámenes?
¿Hasta cuándo la manipulación, pisoteo y dominación de más de cinco siglos de sometimiento de las mayorías-pueblo?
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