Ponencia presentada por Agustín Blanco Muñoz en el III Encuentro de Escuelas de Comunicación Social, realizado en la UCAB, entre el 11 y el 13 de junio del 2007"Si queremos cumplir la misión que la vida nos impone y la conciencia pide, debemos ser maestros de escuela en la acepción amplísima del vocablo: que en ellos radica la verdadera transformación; forjadores del alma infantil, en esa forja de hombres, sobre cuyo yunque, tan mal se ha martillado en Venezuela. Maestros de escuela; en la cátedra, en el periódico, en el campo, en las ciudades y los pueblos, dentro de los talleres y en medio de los salones. Generación pedagógica, para poder hacer la Venezuela libre y amplia cuna de humanidad civilizada".
PIO TAMAYO[i] Introducción
No se trata en este caso de una disertación en tanto producto de una investigación sino de tocar el aspecto de la ciencia de la comunicación que más se debate y, paradójicamente, más se pone de lado en la práctica: el sentido y proyección de esta herramienta. En principio, y desde la perspectiva teórica, el aparato comunicacional sirve, alcanza y da cabida a toda la sociedad. Hay una real-concreta interacción de mensajes. El aparato comunicacional no se limita, por tanto, a unas instalaciones físico-tecnológicas. Sólo está completo cuando la entidad social se convierte en su principal sujeto. Entonces procederá hablar de una plena acción mediática.
Pero este postulado hasta el presente no pasa más allá de los anaqueles que resguardan las teorías que sirven para sustentar todas las decisiones y acciones de los intereses que están por detrás de la empresa de la comunicación. Porque estamos en un mundo-sociedad en el cual rige la comunicación-mercancía. Y eso significa que la comunidad o la comunicación como un servicio social son por lo general especie de cobertura de fines e intereses que persiguen en lo fundamental la multiplicación del capital con base a la industria de la comunicación.
Y colocados en esta perspectiva consideramos procedente preguntar por la comunicación en la sociedad venezolana actual. Consideramos que aquí existe una importante industria comunicacional que actúa de emisor a público-audiencia-colectivo. De motor propulsor a la entidad receptora-pasiva y multiplicadora del mensaje-control. La comunicación social, en términos del interés mayoritario, no tiene verdadera y plena realización en la Venezuela Actual.
Aquí existe un doble ejercicio de la entidad totalitario-manipuladora. La empresa mediática y el Estado que se vuelve empresario-usurpador del área cumplen adecuadamente con una misión: cercenar la libertad de expresión en sus vertientes de información y opinión. De aquí surge la empresa de expresión (EE). La comunicación atiende entonces a los parámetros impuestos por quien ejerce su administración. En este sentido, tiene cabida el mensaje que está en concordancia con los intereses correspondientes.
El colectivo entonces es un simple invitado que tendrá voz y voto en la medida en que exprese un pensamiento o tenga una acción que coincida con los intereses en juego. En caso de disidencia prevalece simplemente la palabra del capital. Y de lo que se trata es de abrirle cauces a ese colectivo silenciado, utilizado y manipulado, para que adquiera voz y acción como actor de la historia del hombre. Y si para algo debe servir la comunicación, y la social en particular, es para avanzar en ese logro.
I
LA INCOMUNICACIÓN
INSTRUMENTO DEL CAPITAL
En la pantalla de un televisor, en la del cinema, ‘unos quisihombres y quisimujeres, quisihaciendo todo y quisihablando de todo, quisimontan todo un quisimundo’ –una película- ante otros hombres u mujeres, reducidos a quisihombres y a quisimujeres: a espectadores de quisimundo’.
Por haber hombres que se tienen por reales y que creen ser reales aun después de haber inventado televisores e imprentas, y a pesar de haber inventado serse –durante ratos y más ratos, días y días, años y años, y ya casi siglos- quisihombres, y los seres quisiseres ¿no estaremos en peligro –hombres y cosas- de pasar de ‘estar siendo’ (a ratos) quisihombres y quisicosas a ‘ser’ para siempre ya quisihombres y quisicosas? [i]
JUAN DAVID GARCÍA BACCA
Las palabras de García Bacca son un verdadero retrato de lo que somos, aunque no lo advirtamos y menos admitamos. Hemos sido convertidos, con nuestra anuencia y hasta colaboración, en quisihombres, que no es más que un ente que sólo atiende a quisicosas. En el proceso todo lo real se pierde, lo humano se disuelve, la esencia deja de ser para parecer. En ese marco de confusión, las ciencias sociales, lejos de revertir este fenómeno, atienden a él, lo asumen, lo diagnostican y lo hasta lo clasifican y categorizan.
Y al trabajar con entidades que ya no responden a lo que son, sino a las cosas en las que han sido convertidas, incluyendo el hombre, la comunicación sobre ellos pierde igualmente sus contenidos para hacerse vocero de las cosas que las han suplantado. De ese modo existe una comunicación social en concordancia con lo que creemos que son las cosas, sin saber a ciencia cierta si esas cosas responden a lo que quisiéramos que ellas fuesen, o a lo que en su esencia deberían ser.
Nos convertimos en quisi-seres, dando quisi-respuestas a un quisi-mundo, constituido por cosas, mercancías, objetos que conforman la riqueza de capitales, que engrosan partidas que le son ajenas. Por ello, la caracterización de nuestra empresa-medio es bien conocida por responder a los criterios, puntos de vista y objetivos de las sociedades que viven bajo el sistema capitalista. Una comunicación montada sobre la base de la permanencia-empresa y al servicio de una sociedad que tiene en el consumo uno de sus principales motivos de existencia, termina convirtiéndose en incomunicación.
De allí la aceptación y exaltación del aparato comunicacional que hace de la hegemonía el ‘instrumento de lucha’ fundamental para lograr y mantener una estructura comunicacional que reporte altos beneficios en el proceso de formación y multiplicación del capital. En este tipo de comunicación tenemos aquí muchos postgrados y premios.
En términos históricos se observa que mientras ha habido una buena y coherente relación entre EE y Estado, se mantiene la unidad de criterios e intereses. Y esto ocurre en los prolegómenos e inicios de la empresa en la fase intermedia y en la actualidad. El naciente partido liberal, con Antonio Leocadio Guzmán a la cabeza, tuvo en ‘El Venezolano’ una forma de incidir en la política que empezaba a tener rasgos opositores en lo ideológico y político.
Ahora el liberalismo toma el rango de la doctrina con miras a la organización que le permita impulsar una realidad diferente a la que se ha perfilado desde los inicios de la república. Hay un pensamiento-publicidad liberal que se difunde y tiene aceptación entre quienes comienzan a concebir y admitir la posibilidad de la implantación de algunos cambios en la sociedad que pudiera modificar el rostro colonial a lo que ahora se considera como república.
Es evidente entonces el carácter de sociedad invadida a la cual se le pretende dar una nueva orientación política, económica, social, religiosa y ético-moral. Comienza a moverse un proyecto que pregona la modernización y que apunta hacia la creación de condiciones para el desarrollo de nuevas estructuras en el campo de la producción y la sociedad. La idea del mercado liberal está unida al efecto-publicidad. Al lado de la venta del producto marcha la distribución con miras al consumo de los postulados del liberalismo.
Y se trata en este caso de una escuela que marchará unida a claros objetivos políticos, económicos y sociales que se activarán en la ‘Revolución de Abril’ que encabezará un nuevo Bolívar recubierto con las glorias del propio ‘autócrata civilizador’. Estamos en presencia de una nueva búsqueda: la hegemonía sobre bases políticas, ideológicas y doctrinario-programáticas.
A la larga el partido liberal se vuelve un simple instrumento del caudillo. Mientras, se produce el fenómeno de la división-dispersión del contingente liberal. El siglo XIX termina con un restaurador proyecto que sigue los lineamientos caudillistas que ve amarillecer el liberalismo. Para los nuevos encargados de esta empresa lo importante no es desarrollar postulados teóricos sino dar continuación a la práctica-escuela implantada por Guzmán Blanco y cuya premisa fundamental descansa en la política del cemento y en el alarde-ficción que se tiene como libertad, base y fundamento de la democracia.
De modo que en el período castro-gomero no se altera la relación entre la empresa mediática y el Estado. Y más bien hay que registrar el fenómeno de la multiplicación de expresiones opositoras que servían para darle a los gobiernos una imagen de amplitud y tolerancia democrática, cuando no se aplicaba el mecanismo de la censura debido a la inscripción de materiales supuestamente subidos de tonos que simplemente se calificaban de inadmisibles, contrarios al orden vigente y hasta de subversivos.
II
LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
TEORÍA Y PRÁCTICA DE UN DERECHO
NO OTORGADO
A nuestro pobre enterraremos hoy
a nuestro pobre pobre
tan mal anduvo siempre
que es la primera vez
que habita este habitante
porque no tuvo casa ni terreno
ni alfabeto ni sabanas
ni pasado
y así de un sitio a otro, en los caminos
se fue muriendo de no tener vida
se fue muriendo poco a poco
porque esto le duro desde nacer
PABLO NERUDA[i]
A la hora del despertar nacional por la muerte del general Juan Vicente Gómez tiende a alterarse el fenómeno medios / Estado. La política y el periodismo de la clandestinidad toman la calle. Para el naciente régimen, hijo de la herencia dictatorial, que inicia el llamado ‘gomecismo sin Gómez’ o dictadura con constitución y congreso, es tarea significativa enfrentar el fenómeno constituido por una prensa que se siente libre y que se dispone a tomar los espacios aún no permitidos.
Para López Contreras esto constituye un inmenso desafío. Porque una sociedad no acostumbrada a la libertad de prensa puede ser arrastrada por esta obstinada y desbocada prédica. Se considera en este sentido, que la estabilidad y la gobernabilidad no serían alcanzadas mientras se le diera libre impulso a la agitación que estaba contenida en la prédica de la libertad de información y opinión.
Para el gobierno era elemental la necesidad de detener la avalancha de la libertad de expresión porque podía conducir a la ‘ruptura del hilo constitucional y político’ que tanto había costado mantener. Lo primero fue poner medidas de limitación y coacción. La advertencia y la recomendación. Pero como nada de esto surte efecto se pasa al ejercicio de la censura. La protesta de los medios surgió de inmediato y ante la resistencia gubernamental de levantar las limitaciones al ejercicio del periodismo, se hace un llamado a iniciar una huelga de prensa a partir del 14 de febrero de 1936.
Esta es una protesta que cuenta con una amplia y poderosa convocatoria: el sindicato de la prensa y sindicatos solidarios, la Federación de Estudiantes de Venezuela, la Asociación de Escritores, las autoridades universitarias encabezadas por el rector Rísquez, los partidos políticos y la sociedad en general. La sola presencia de la gente en la calle comportaba una situación que bordeaba el peligro. Y si esto se lleva ahora a la situación de una huelga que va más allá de la prensa, deberá ser entendida en el marco de la emergencia.
De allí que se preparara todo un plan para contener un movimiento que se presentaba con una gran fuerza y posibilidades de proyección. Desde muy de mañana la gente se hizo presente en la plaza Bolívar. Posteriormente son los discursos relámpagos de agitación. Los ánimos se caldeaban. Y no se sabía dónde podía terminar aquella protesta. Una multitud enardecida en todas partes del mundo es un peligro para el orden público. Pero en este caso el asunto se vuelve más delicado porque se junta buena parte del descontento general que hay contra el gobierno.
De modo que de este evento de protesta puede surgir la resultante menos esperada. El gobierno en un momento determinado parece haber entendido que no podía mantener aquella situación en forma indefinida porque se le podía ir de su control. Por ello, cuando los ánimos estaban a punto de desbordarse, de ‘alguna parte’ salió la orden de disparar contra el colectivo ahí reunido. Hay muertos y heridos en esta “masacre por la defensa de la libertad”. En una de las paredes de la gobernación uno de los caídos escribió con su sangre esa palabra: ¡libertad!
A propósito de la marcha de ese mismo día en protesta por la masacre de la mañana, el gobierno se la jugó. Ante la imponente manifestación el gobierno se veía disminuido. Y con suma habilidad actúa López Contreras al solicitar a los manifestantes una comisión para dialogar. Los delegados encabezados por el rector Rísquez y Jóvito Villalba, presidente de la FEV exigieron al presidente el castigo para los culpables de la masacre, sacar del gobierno las fichas gomecistas, libertad de reunión y manifestación, plena libertad de prensa. Todo fue admitido y concedido.
Como contrapartida el presidente solicitó a los dirigentes de la marcha que esta fuese disuelta. Villalba se acercó al balcón de Miraflores y le informó a los manifestantes que se había alcanzado el triunfo en todo lo que se solicitada y que el gobierno lo único que solicitaba era que se disolviera [el peligro] de la manifestación. Cuando el presidente de la FEV pidió a la multitud dirigirse al Panteón a darle las gracias al Padre de la Patria por la victoria alcanzada, el presidente López Contreras respiró aliviado.
Había quedado establecido que su gobierno estaba dispuesto a asesinar como lo hizo en la mañana de ese día en defensa de la naciente democracia y luego convocar al diálogo urgente y necesario. Materialmente sepultada quedaba la huelga de prensa pero se inicia de inmediato el juego a la libertad de prensa. El gobierno en cada caso estaría obligado a procurarse el apoyo irrestricto de la prensa y la radio.
Una vez más el hombre, sin casa, ni terreno, alfabeto, sábanas ni pasado, con su sola rebeldía a cuestas, siempre en primera fila de un pleito que no le pertenece, sigue muriendo de no tener vida, de a poco, porque esa carencia le dura desde su propio nacimiento. Las libertades de otorgan y se confiscan, se liberan o se resguardan, según el momento, la conveniencia, el discurso, el peligro. En la realidad, sólo alcanza a quienes pueden promoverla, utilizarla, apropiársela.
III
LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA
Y LA REPRESENTACIÓN COMUNICACIONAL
Es ridículo acusar a la goma de mascar de disminuir la propensión a la metafísica, pero probablemente podría demostrarse que las ganancias de sus fabricantes y sus palacios de Chicago tienen sus raíces en la función social de reconciliar a la gente con las malas situaciones, y alejarlas así de la crítca. No es que la goma de mascar socave la metafísica, sino que es metafísica: esto es lo que deben quedar bien claro.
THEODORE ADORNO[i]
La huelga de prensa de enero de 1958 es una de las armas con las que se ataca a la dictadura. Son muchos los frentes de lucha. Y una vez que se produce la huída del dictador los medios de comunicación comienzan a ocupar puesto cimero en la naciente democracia. Son puntales en la prédica democrática y en la lucha por la consolidación de las instituciones que apenas despuntan.
Mientras predominó la política de la unidad y el festejo democrático se mantuvo una buena relación entre los las EE y el Estado. Pero al producirse la situación conocida como lucha armada o insurrección contra la ‘dictadura constitucional’ de Rómulo Betancourt, según el discurso de las izquierdas, o insurrección castro-comunista según los sectores gubernamentales, habrá diferentes alteraciones entre gobierno y medios que en un inicio no eran totalmente afectos a la democracia y llegaban hasta a manifestar simpatías por el avance de la revolución cubana.
Fueron frecuentes los alti-bajos. El ejecutivo en muchas oportunidades apeló al expediente de quitarle la publicidad a los medios para obligarlos a negociar. Esta es una práctica que luego se extiende. Y llegará a hacerse frecuente las ‘negociaciones en nombre o a favor de la democracia’. Los medios de comunicación juegan ahora un papel destacado en el propio desarrollo de la política.
Un partido negocia con un medio la compra de apoyo y como retribución obtendrá una gran pauta publicitaria. Esta negociación hace acto de presencia a lo largo del llamado período democrático alias cuarta república. Entonces la independencia de los medios se mantiene en los límites de los pactos-acuerdos de compra-venta.
En general puede decirse que las dos instancias se conjugan para lograr un resultado: el control del colectivo. Por una parte están los partidos políticos dueños de la democracia y en buena parte del Estado. Por la otra están los medios de comunicación siempre dispuestos a hacer sacrificios por la democracia. Estos medios son los encargados de vender el mensaje -a través de la manipulación- de unos partidos políticos que se identifican cada vez más con el desgaste y el vacío.
De allí que a la larga de ‘la cuarta’ vimos a los diferentes medios cuadrados con diferentes intereses partidistas. Y esto ha regido su pauta informativa o de opinión. Todo está adecuado a una línea y lo que no cuadre con la misma simplemente sobra. A esto se ha llamado por lo general libertad de expresión.
El Estado, por su parte, genera una información que adecua los hechos a su conveniencia y que debe ser registrada en las EE. Esto lo vimos claramente a través de los 40 años de ‘democracia’. El Estado tiene el poder material y represivo para imponer sus fuentes, sus puntos de vista y su versión de la realidad.
Cuando existe algún margen de libertad, el comunicador social siempre tiene la oportunidad de ejercerla, para poner en entredicho la verdad oficial y a través de su trabajo de investigación evidenciar las mentiras del régimen. Esta ‘libertad’, por supuesto, alcanza hasta que el Estado lo permite.
En la mayoría de los casos las EE simplemente cuadran con el oficialismo para poder disfrutar de una muy buena salud. No se produce, por consiguiente, una separación-deslinde con la estructura totalitaria que ejerce el gobierno, a menos que el cuadro histórico promueva un nuevo cambio formal en el mando.
Y esto es lo que ocurre a partir de 1989, y específicamente cuando en su oportunidad contribuyen a liquidar a CAP y convertir al golpista del 04F-92 en un héroe-caudillo mediático. El GP es el personaje de mayores centímetros publicidad no solo en los últimos 15 años sino en la historia de este ex-país y de la propia historia actual de América Latina.
Y si bien es cierto, como lo hemos mantenido consistentemente, que en sus inicios el GP es un gobierno ‘made in USA’, las EE cumplieron a cabalidad su papel de reforzarlo y presentarlo como el caudillo-mesías de turno.
No tenemos espacio para evidenciar la relación EE-gobierno, desde el 04F-92 hasta el 06D-98 y luego hasta la aparición de las Leyes Habilitantes y los tristes episodios de abril 02, momento en el cual los medios se convierten en verdaderos protagonistas. Tampoco para analizar las tensiones entre Estado y EE, que producen acuerdos, negociaciones, autocensuras, silenciamiento, acomodos y represión.
Lo que es evidente es que para que los medios de comunicación dejen de ser EE, están obligados a ponerse al servicio del colectivo. Y esto significa una redefinición de objetivos.
Y como a la goma de mascar, en el decir de Adorno, no se puede acusar a la libertad de expresión de ser la responsable, pero sí de promover que quienes disponen de ella, quienes la fabrican y financian, quienes la construyen, la dirijan a crear nuevas trampas-mentiras, nuevos espejos de realidades, nuevas ilusiones, sin siquiera advertir a quién iban dirigidos esos beneficios ni para quienes sería útil el mantenimiento teórico de una libertad, no ejercida ni desarrollada.
IV
EL TOTALITARISMO COMUNICACIONAL
DE LAS DEMOCRACIASY LAS REVOLUCIONES
El largo diálogo de los hombres se ha interrumpido. Y, claro está, un hombre a quien es imposible persuadir, es un hombre que espanta.
ALBERT CAMUS[i]
El estallido social y político del 27F-89 marca la existencia de un profundo agotamiento-vacío del modelo implantado en 1958. Este acontecimiento deja en claro que aquí no hay instituciones, partidos, dirigentes, doctrinas que se mantengan en pie. Todo ha caído. Y en lo sucesivo nadie se ocupará ni querrá saber de los organismos políticos que hasta entonces prevalecieron.
Con la ‘masacre Venezuela’ la llamada democracia representativa queda moribunda. El gobierno de CAP a pesar de los esfuerzos realizados no logra remontar la cuesta de la profunda crisis a la cual ha sido aventado. Y en medio de esta situación se produce el intento de golpe de Estado del 04F-92. Un grupo de conspiradores tratan de tapar el vacío existente.
El fracaso militar es estrepitoso. Pero se siente desde ese momento un ambiente de renovación política. Se trata de un movimiento en el cual podrían estar implicados componentes nacionales e internacionales. Desde un ex -presidente y su partido hasta poderes extranjeros interesados en desplazar a un presidente que ya no garantizaba la estabilidad y la gobernabilidad.
Luego de este ‘fracaso’ se produce el del 27N-92 que sirve para volver más confuso el cuadro histórico. En ambos casos los medios de comunicación hicieron las respectivas condenatorias. Pero nadie se lanzaba abiertamente en defensa de CAP. Su propio partido se niega a defenderlo. Y a la hora de decidir su destino en el congreso en sesión conjunta del 20 de mayo del 93, vota con la oposición para que, en forma unánime, fuera defenestrado el presidente adeco.
AD acaba con el gobierno del compañero CAP porque liquidando a este corrupto la población podría percibir la voluntad de enmienda que existía en ese partido. Rafael Caldera, quien otorgó el sobreseimiento a los golpistas del 92, demostró su filiación o acercamiento a aquellos planes. Hasta ahora no ha desmentido que le hubiera ofrecido la sucesión presidencial al golpista Hugo Chávez, tal y como lo declarara al autor en Habla el comandante. (Caracas, CPT-UCV, 1998, p. 82.)
Y en medio de esta enorme descomposición, cuando todas las figuras y valores de la vieja política están por el suelo, se levanta un emergente en quien nadie cree en un comienzo. Pero al correr la campaña electoral del 98 y quedar en evidencia que no hay nadie de la vieja política que tenga aceptación, se entiende que Venezuela caerá bajo la dirección de un golpista que ahora alcanzará el rango de presidente.
Los tres primeros años de la ‘revolución’ muestran unas relaciones con una mediana armonía entre medios y gobierno. Pero después de la promulgación de las leyes habilitantes en octubre del 01 la situación cambia. Los medios se cuadran con el capital (Fedecámaras) y con el trabajo (CTV), con la meritocracia (Pdvsa) y con una parte importante de las fuerzas armadas para exigir rectificación. Y cuando ésta no se produce se juega al derrocamiento del régimen el 11 de Abril y con el paro petrolero de fines del 02 y comienzos del 03.
Son triunfos que se apunta el régimen y que le permitirán, incluso con ayuda OEA-PNUD-Centro-Carter-Smartmatic-CNE y encuestadoras norteamericanas, preparar todo lo relativo al Referendo Revocatorio del 15Ag.-04. Hasta este momento hubo encuentros y desencuentros con los medios. Después de esta convalidación y las que corresponden el 04D-05 y 03D-06 comienza a observarse una gran vía de regreso.
Las EE en su mayoría buscan el acomodo. Cambian la línea editorial y sacan de sus pautas actores incómodos o mensajes “perjudiciales” a cambio de una compra-venta de publicidad. Hay medios que en ningún otro momento de su historia habían vendido tanto. Y por ellos gritan con orgullo vivas a la “revolución”.
Y no se trata de que hagamos una simple condena a la empresa mediática. Lo que interesa es ubicarla adecuadamente. Por lo general hay la creencia de que las EE son modelos de democracia y libertad en enfrentamiento a un régimen que se mueve entre el autoritarismo-militarismo y el totalitarismo con cobertura-disfraz democrático, constitucional y electoral.
Esta contraposición no se aviene a la verdad. Los rasgos totalitarios no son potestativos de las ‘empresas gubernamentales’. Están también en instituciones de carácter privado. Los medios de comunicación, en tanto poder mediático, con abierta incidencia en la formación de la conciencia colectiva mass media, asumen posturas y comportamiento de contenido totalitario. Inscriben o suplantan actores de acuerdo a su voluntad o a su conveniencia. Aplastan a quien sea. No tienen que ver, en muchas oportunidades, con libertad de expresión. Nuestra historia mediática está llena de estos casos.
Afirma Camus que el largo diálogo de los hombres se ha interrumpido. Quizás ni siquiera haya comenzado, porque las palabras siempre se han acomodado a los dueños del lenguaje. Y la humanidad no es una propiedad sino una condición que aún no hemos aprendido a desarrollar. Y cuando la palabra ha roto esos esquemas para tratar de inventar el verdadero hablar de los hombres, ha tenido que ocultarse, disfrazarse, pasar como una desconocida, en su camino hacia el corazón de la historia.
La verdadera función de la comunicación social no podría ser otra que restituir, reinventar o crear ese diálogo, a ver si logramos detener alguna vez, a ese hombre que espanta.
V
HACIA UNA NUEVA COMUNICACIÓN
DE Y PARA EL COLECTIVO
El hombre, socialmente considerado, no pasa de ser todavía una especie de sinantropus pequinensis. El mundo sólo ha conocido hasta la fecha formas de dominio de clase y la civilización no fue otra cosa que la expresión articulada de los intereses de las clases dominantes. Así que ha habido civilizaciones esclavista, feudal, burguesa. Una civilización humana, no.
JULIÁN FERNÁNDEZ[i]
Pero hoy se trata de ir más allá. Es hora de preguntar si es posible avanzar en el proceso de conformar una comunicación que sirva de base para la formación y organización del colectivo. Una comunicación que deje a un lado o que combine el interés del capital-EE con el que corresponde a la comunidad. Esto implica una exigencia: que estos medios dejen de lado su inclinación totalitaria.
Y no se alude simplemente a la llamada ‘comunicación alternativa’ que por lo general es otra manera de encubrir intereses particulares. Pensamos en un aparato de comunicación en el cual el propio dueño-capital-EE entienda que hay una “propiedad colectiva” que está por encima de la empresarial. Si el capital es capaz de apuntar hacia la democratización e invierte en la elaboración de puentes social-comunicacionales que le acerque a los intereses del colectivo, estaremos en presencia de un cuadro distinto al que hoy prevalece.
Los medios de comunicación entonces no serán sólo y simples entidades aliadas al desarrollo de un capital, sino que tomarán el camino de la relación-identificación con el colectivo, en función de forjar medios y estructuras dé y para la “democracia clasista”.
No estaremos de este modo, frente a los medios-manipulación y utilización, sino ante entidades que se juntan a ese colectivo para contribuir al desarrollo de una organización social en la cual sea posible la convivencia.
No se pierde de vista en este caso que hay una comunicación que toma las sendas del Estado-capital que persigue una ganancia político-ideológica que se traduzca en mando-poder. La búsqueda en este caso es muy clara. Se procura levantar una hegemonía comunicacional que permita competir con el aparato de la clase-capital-EE. Esta es la lucha que está planteada hoy en este ex-país.
Estamos, en consecuencia, ante dos aparatos de comunicación que utilizan, pero que no incorporan al colectivo en términos de propietarios, sobre los cuales debe recaer la toma de decisiones sobre la orientación de ese instrumento.
¿Es posible romper con este cerco de doble entrada y salida y construir un verdadero aparato comunicacional de orientación y contenidos democráticos?
Esta posición es fundamental en un momento en el cual los medios se han convertido en la propia conciencia de una sociedad, lo cual les permite y obliga a asumir un papel de dirigentes-guía u orientación de la colectividad. Y en esta dirección se tiene la certeza de que, quien tenga la hegemonía sobre los medios, ejerce el mando-poder.
Hoy y aquí no se está planteando ‘revolucionar’ las comunicaciones sino ponerlas en dirección a un objetivo muy concreto: contribuir a formar una conciencia democrática opuesta a toda expresión totalitaria. Y para ello se impone organizar al colectivo para forjar los instrumentos capaces de establecerle límites al capital-EE, en función de la formación de una comunicación regida por la idea de la acción justa, solidaria y equitativa.
Sólo así el colectivo, no manipulado ni utilizado por los dos polos de intereses, podrá dejar de ser un simple sujeto al servicio de los medios-capital o de los medios-Estado-capital, sino un agente que mira hacia el futuro con miras a participar en todo aquello que signifique la creación de fórmulas-instrumentos para enfrentar a los monstruos que hoy avanzan en pos de la destrucción de Venezuela, para convertirla cada vez más en un ex-país.
En síntesis, será de esta manera como se podrá pensar en la posibilidad de establecer las bases-fundamentos de una comunicación como arma para las luchas del colectivo. Una comunicación que no implica el sacrificio de la empresa-capital mediática sino su adecuación-adaptación a una orientación democrática que en este caso significa simplemente amplitud, ausencia de imposiciones, sectarismo y apego-respeto a la legalidad.
Si nuestros medios no dan el salto hacia la democracia y permanecen en abierta competencia con el totalitarismo-rey esta sociedad se aproximará cada vez con mayor fuerza al mayor de los hundimientos-descomposición. Y conste que se abre las posibilidades a la acción EE /colectivo o podrá llegar la hora de que sea ese mismo colectivo en que entienda que esos medios de comunicación, conocidos hoy como medios de manipulación, forman parte del grueso de contrarios del cual tendrá que liberarse para alcanzar alguna posibilidad de mejoras a esta carcomida sociedad de este tan golpeado ex-país.
¿Podremos realmente plantearnos la tarea de trascender nuestra condición de sinantropus pequinensis para alcanzar el grado de humanidad que corresponde a este grado de desarrollo de la vida? Si alguna entidad debería cumplir con esta finalidad es la de los medios de comunicación. Estaríamos hablando de comunicar para crecer, para construir, para avanzar en las tareas de humanidad que aún no hemos acometido. Comunicar para detener lo que ha sido la dirección de la historia hasta el día de hoy: aniquilar, segregar, masacrar, enfrentar, disputar, apropiar.
En algún momento esas clases dominantes dejarán de existir porque no se erguirán sobre clases dominadas. Será una interacción humana entre sociedades diversas, peculiares, cada una en pleno desarrollo de su potencialidad creadora, de su imaginación, de su poder de trascendencia. Y esto va mucho más allá de cualquier disquisición sobre libertades limitadas y derechos teóricos que sólo alcanzan a ejercer algunas minorías, sin que esa acción se revierta como beneficio y creación sobre el resto de la humanidad.
VI
LAS TRABAS-DIFICULTADES DEL PRESENTE
Y LAS ARMAS PARA LA CONSTRUCCIÓN
DEL PORVENIR
¿Es preferible ‘pensar’ sin tener conciencia crítica de ello, de modo disgregado y ocasional, es decir, ‘participar’ en una concepción del mundo ‘impuesta’ mecánicamente por el ambiente externo, o sea, por uno de tantos grupos sociales en que cada uno de nosotros se encuentra inserto automáticamente desde su entrada en el mundo consciente (…) o bien elaborar la propia concepción del mundo, consciente y críticamente y, en conexión con esta actividad mental, elegir la propia esfera de la actividad, participar activamente en la producción de la historia del mundo, ser guía de uno mismo y no aceptar pasiva y servilmente que nuestra personalidad sea moldeada desde fuera? [i]
ANTONIO GRAMSCI
En un evento de esta naturaleza, encuentro nacional de escuelas de comunicación social, este tema es sin duda de primera importancia. Porque significa un verdadero cambio en la percepción, teoría y práctica de la comunicación. Al cambiar la perspectiva, el punto de vista para acercarnos al análisis de una realidad o un problema, todo lo conocido y estructurado encuentra un sentido diferente. Se trata hoy de abordar una tarea titánica, difícil pero no imposible de realizar, precisamente porque toca los dos polos del problema.
No se trata de continuar la comunicación, entendida como instrumento del capital-EE y de las clases que lo representan. Tampoco de las propuestas auto denominadas revolucionarias y de los contenidos que imponen. El gran reto de este siglo, con Albert Camus, es encontrar un lenguaje que comunique, no que escinda, divida, o coarte.
Y esa comunicación debe tener un contenido y una dirección: servir de guía, de canal de información, de herramienta, de vehículo, de los intereses del colectivo, entendido éste, con Juan Ramón Jiménez, como “una difícil comunidad de hombres completos individuales”.
Y esto comporta el diseño, proyecto, visión de una nueva sociedad, una nueva realidad capaz de romper con la trampa de la representatividad y con la mentira de una participación que sólo responde a las decisiones de un hegemón. Una comunicación que sirva, defienda, potencie y desarrolle el punto de vista del colectivo, entendido como una comunidad y no como segmento.
La propia historia de los derechos humanos e individuales que derivan de la llamada revolución francesa, conforma una gigantesca e intrincada red de trampas comunicaciones, legales, jurídicas y humanas que han servido materialmente para justificar cualquier atropello o negación de esos mismos derechos. En ninguna parte del planeta, hasta el día de hoy, el colectivo del ser humano, ha sido el verdadero actor del hacer histórico.
La historia ha sido hecha por minorías, en su nombre y con su excusa. Y la comunicación hasta ahora no ha servido para develar la base de esa gigantesca trampa. Toda propuesta comunicacional tiene que partir, por consiguiente, de una concepción radicalmente distinta, que entienda que los mecanismos comunicacionales que el hombre pueda crear deben utilizar el lenguaje de una humanidad con capacidad para reparar sus escisiones, y encontrar en sus propias individualidades, las vías para sustentar una vida aceptable.
La historia actual de este expaís es un buen ejemplo de lo que planteamos. Aquí la llamada libertad de expresión, vista y tenida como EE, ha servido para liquidar, en buena medida, una libertad inexistente o ficción de libertad. Y ha sido utilizada, no para llegar a la esencia y significado de la historia que vivimos, sino para tergiversarla, a sabiendas que de que se construye en un mecanismo eficaz y eficiente en la domesticación del colectivo.
Lo mismo hace el régimen que utiliza sus propios mecanismos en función de adoctrinar y domesticar un colectivo que le sirve de sostén y aval. Ambos polos constituyen lo que no se debe hacer.
Queda por consiguiente a los jóvenes aquí reunidos, los que forman parte de la materia prima de la comunicación que habrá de ser, correr el riesgo, tocar la aventura de avanzar hacia nuevas formas de comunicación, que tendrá que enfrentar poderosos enemigos, pero que de fortalecerse se constituirá en la voz de una humanidad que aún no tiene habla y ni siquiera realidad.
Hablamos de una nueva forma de CS que sirva como arma para la formación y organización del colectivo, teniendo como base y fundamento la política de la creación, dirigida a fomentar una nueva realidad en la cual el colectivo sea un sujeto histórico con capacidad y fuerza para llegar a acuerdos y trazar límites a la manipulación, persecución, cercenamiento, censura y autocensura propios de los regímenes totalitarios. Darles un cauce y contenido democrático-horizontal, en función de contribuir a la conformación de una conciencia colectiva, indispensable para enfrentar toda forma de totalitarismo.
Generar un pensamiento propio, un lenguaje que no espante, ‘participar activamente en la producción de la historia del mundo, ser guía de uno mismo y no aceptar pasiva y servilmente que nuestra personalidad sea moldeada desde fuera,” como propone Gramsci. Ese es, en conclusión, el aporte que deseamos hacer.
En esta dirección venimos trabajando desde hace cuatro décadas desde el Centro de Estudios de Historia Actual y la Cátedra Pío Tamayo. El empeño es lograr hacer del conocimiento una práctica, un arma-herramienta para que la sociedad avance en el logro de mejores formas de vida. Y esto sólo se logrará a plenitud con la incorporación organizada de un colectivo consciente a las tareas que impone la construcción de un futuro a la medida de un hombre cargado, como quiere Pío Tamayo, de belleza, igualdad, justicia, amor y libertad.
¡O se asume este tipo de arma o se declara el apego a la miseria, que ha sido tan competente para llevarnos cada vez con mayor decisión a la peor degradación como sociedad-país y como hombres con una preterida aspiración de humanidad!
[1] Ponencia presentada en el Tercer Encuentro de Escuelas de Comunicación Social, a realizarse en la Universidad Católica Andrés Bello, entre el 11 y 13 de junio del 2007.
[1] “Carta a Magdalena Tamayo”, Castillo de Puerto Cabello, 21 de septiembre de 193, Diario del Floricultor Pío Tamayo. Caracas, CPT-CEHA-UCV, tomo I, 1985.
[1] Juan David García Bacca, “Prólogos”, Obras completas de Platón. Caracas, Presidencia de la República-UCV, 1980, t.I, p. 37.
[1] Plenos poderes. Buenos Aires, Losada, 1962, p.- 34.
[1] Prismas. Londres, 1967, pp. 109-100.
[1] La sangre de la libertad. Buenos Aires, Americalee, 1958, pp. 85-86.
[1] “El pleito de la cultura” en: Christopher Cobb, La cultura y el pueblo. Barcelona, Editorial AIA, 1981, p. 175.[1] Antonio Gramsci, Il materalismo stórico e la filosofia de Benedetto Cfrioce , Enaudi V Edición, p. 34