viernes, junio 08, 2012

¡SI NO TE POLARIZAS ERES UN TRAIDOR!




La decisión ya está tomada en todos los comandos de la polarización unitaria, que  faltaba para completar el gran cuadro del fanatismo e irracionalidad que debe caracterizar un tiempo de vacío y  destrucción como el que padecemos.

A falta de una adecuada política para enfrentar el régimen, se acude a medidas que juntan la desesperación con la coacción y la amenaza. Algo coincidente con lo que ocurre en el oficialismo.

Por eso hemos mantenido que estamos ante un mismo bloque con dos expresiones que no descartan el acuerdo y la negociación. Para nada se plantea ruptura o separación que los presentaría como dos proyectos en verdad diferentes.

El oficialismo, asido hoy a un mando-poder que considera su propiedad privada, actúa para consolidar una mafia cada día más cerrada y gobernada por la manipulación y el fanatismo, cuyos integrantes obtienen las retribuciones correspondientes a los servicios prestados.

Se crea así la ficción de que  la renta petrolera alcanza para todos. Para unos los grandes recursos destinados a la corrupción y el enriquecimiento. Y para el colectivo las viejas y conocidas migajas que se arrojan para cambiarles votos y apoyo incondicional por regalías.

Lo que hoy se presenta como oposición aspira alcanzar el mando-poder para hacer lo mismo. La diferencia está en la invocación de una democracia eficiente que vendría a superar los grandes problemas que no pudo resolver la revolución en 14 años.

Pero a la hora del enfrentamiento electoral se advierte que se está frente a un bloque que cuenta con la mayor renta petrolera que haya producido este ex país en toda su historia.

Está planteado, en consecuencia, un duro enfrentamiento con un Estado que ha montado una revolución a la medida de las exigencias de un proyecto militarista, de firme vocación autori-totalitaria y de un componente internacional encabezado de tal magnitud que nos ha convertido en Venecuba.

De modo que el castrismo consiguió en el chavismo su gran tabla de salvación. De allí la presencia del componente isleño en todos los frentes de acción ex nacional.

Y a este monstruo de muchas otras cabezas como la china, la iraní o la rusa se debe enfrentar lo que se conoce como “la opción democrática” Op-Dem).

La contienda, sin embargo, se ha planteado sin atender a la verdadera naturaleza del adversario. Y por eso apelan hoy a la vía electoral convencidos de lograr buenos dividendos. De nada vale la crítica en relación con la maquinaria smarmatic de fraude-trampa instalada a nivel del CNE

De modo que la Op-Dem se ve obligada, a avanzar en la realización de su secta y de una política para atraer militantes de la supuesta revolución bolivariana, acudiendo a la mismas politicas e instrumentos del adversario. A esa situación nos ha conducido la llamada polarización.

En el oficialismo hay una talanquera que no se puede saltar so pena de pasar a ser un simple y vulgar traidor. Hay que rendirle pleitesía, respeto y veneración al ser superior. Y quien así lo hiciere la revolución y sus santos lo premiarán. Quien no cumpla con estos mandatos será execrado y acorralado en el rincón de los traidores.

La secta democrática en la práctica termina siendo lo mismo. Por ello vemos un candidato que se vende como un nuevo salvador que habrá de decirle adiós al ex país. La magia combinada con la política. Y todo parte del supuesto triunfo electoral el 7-0.

Pero a la vez se muerde en la contradicción: para lograr un triunfo es indispensable atraer muchos votos del proceso. Por ello vemos a la Op-Dem inscrita en el mismo modelo del reparto petrolero a través de las Misiones.

No se convoca a la realización de un gobierno que comience por plantear la emergencia en la producción y llevar a toda la población a ese campo para establecer un modelo que supere al petrolero. Mucho menos a la incorporación del colectivo como agente histórico fundamental.

Los dos modelos, hoy “enfrentados”, tienen mucho de común. Ambos buscan comprar al colectivo con las mismas promesas. De allí que la Op-Dem no haga nada que pueda alejarlos del chavismo. Está en la búsqueda de sus votos.

Y por ello, ante un caso como el de la juez María Lourdes Afiuni, condenada públicamente por el GP por una supuesta ‘corrupción espiritual’. la Op-Dem guarda silencio. Igual ante la arbitraria detención del Dr. José Amalio Graterol, abogado de la juez Afiuni, a quien se le mete preso por no avalar un juicio en ausencia de un defendido. Un silencio para no espantar  la posible cosecha de votos.

En principio parece haber conciencia de que es bien difícil cambiarle el rumbo a la tendencia electoral de más de 8 millones de votos registrados en el REP que están conectados a una nómina-tarifa. Una ventaja casi imposible de vencer.

Y en la búsqueda desesperada de votos, la Op-Dem en sus diferentes niveles, ya comienza a establecer los culpables de su fracaso. El listado está encabezado por la disidencia, la que no suscriben los dos proyectos que se juntan en una realidad electoral y de grosero reparto no productivo de la renta petrolera.

Y el grito de los fanáticos de la OD es terminante: o te defines y polarizas o eres un simple traidor. Cada parte tiene entonces sus patriotas y traidores o realistas.

Son 200 años de escondite para los mismos derrotados: el colectivo. Hoy, como ayer se le manipula con banderas que no le pertenecen.

Un colectivo que sigue a la zaga del caudillo autoritario o del supuestamente democrático para dar continuación al mismo círculo de atraso e ignominia. Y seguirá así mientras no emprenda el verdadero camino de la disidencia, de la organización, para impulsar una historia al fin diferente. ¡Que historia amigos! Twitter: @ablancomunoz

El Universal, 08 de junio del 2012. 

1 comentario:

  1. mario8/6/12

    Bueno, tiene ud. razón, pero no plantea una solución al problema cuando invoca la reacción de un colectivo que protagonice otro sendero. Ese colectivo se va a decantar, en dos partes, por las opciones enfrentadas ahora, sin dejar nada para la imaginación aparte de la abstención. Es la gente la que se deja engañar.

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