¿QUIEN GANARÁ EL 14A-13?
Agustín
Blanco Muñoz
En 1998, a pocos meses
de las elecciones presidenciales, Hugo Chávez, a propósito de una pregunta que
le hiciéramos sobre la base de una posible
derrota el 06D expresó: ...“Mira, Agustín, creo que el último escenario
que has planteado, de que el chavismo quede reducido a su mínima expresión, es
muy improbable. ¿Por qué? Porque esta es una fuerza concreta, real. Vamos a
suponer que pudiéramos quedar minimizados en el ámbito electoral. Esa es una
cosa muy distinta a la fuerza real que nosotros tenemos en todas partes, la
fuerza social. Esa no va a quedar minimizada. Esa es una fuerza que se va a ir
incrementando de manera independiente” (ABM,
Habla el Comandante, p.581).
En realidad,
quien habla en ese momento es visto por una buena parte del colectivo como un
vengador que ha venido a cumplir finalmente con sus postergadas aspiraciones de
reivindicación. Algo que estaba en el ambiente desde el 04F-92 cuando sale a la
luz pública una figura que ofrece llenar el vacío dejado por el fracasado
modelo social, económico, político y militar puntofijista que se establece en
1958.
En plena
campaña electoral el golpista candidato (GC) constata esa creciente fuerza
social que le apoya, que comienza a verlo como un nuevo y auténtico héroe-salvador-caudillo-libertador.
Un hombre con rasgos mesiánicos a quien la gente de a pie quiere tocar para
persignarse. Eso lo vimos ese 24 de junio del 98 en el Campo de Carabobo
después del desfile militar.
Y le
preguntamos al GC sobre ese fenómeno: Esa carga de mesianismo está ahí, el
asunto está “en cómo se utilice” (p.601), nos replicó.
A la larga
hay que preguntar, con sus propias palabras si esa fuerza social-mesiánica ha
sido capaz de imponer una ruptura en el orden histórico: “¿Cuándo va a ser el
desenlace, el punto de ruptura definitivo? ¿Será en diciembre del 98?”. Y agrega: sea a nivel electoral o real, esta batalla nos va a fortalecer para
los años que vienen. Esta corriente, este proyecto constituyente, busca una
nueva economía, una Nación, un Estado, una nueva situación (Ibíd. p.582)
Y a 14 años
de gobierno, calificados de revolución, resurge la interrogante: ¿se produjo
aquí una ruptura, un nuevo período histórico apartado de todo lo anterior?
A la fecha
hay que registrar que en 202 años de lo que se ha llamado vida republicana, aquí
no se ha producido ruptura alguna. La fuerza-mesianismo que comanda Hugo Chávez,
a lo largo de su ‘tiempo revolucionario’, impulsa cambios en la forma de la
política, no en su contenido.
El más
importante es la puesta en práctica del
protagonismo que le da voz a mucha gente, a través de planes de inclusión,
inscritos en políticas sociales, que dicen adecuarse al contexto socialista.
Y en este
sentido, el Hugo Chávez que en abril de 1995 nos dice estar convencido “de que
el comunismo no es la ideología para conducir el futuro venezolano”, (Ib. p.69)
para fines de la década de los 90 o comienzos de la siguiente, da el salto
hacia el socialismo-comunismo de manos de Fidel Castro y el G2 cubano.
Es la
continuidad de un camino que puso a andar Castro desde la década de los 60
cuando llegó a ver, en la acción guerrillera,
posibilidades de acercar el petróleo a la golpeada revolución cubana.
En el año
03, cuando el gobierno de GP está asediado por importantes fuerzas de oposición,
la fuerza cubana se constituye en su
salvavida. Entonces se inicia un proceso de integración de los dos procesos
denominados revolucionarios que culmina en la instalación de Venecuba.
Y ante las
voces que denuncian el fracaso y agotamiento del ‘socialismo real’ se argumenta
que se trata de un socialismo distinto, del siglo XXI, seguramente por no
invocar al proletariado sino a los militares a la toma del poder.
En general, la
fuerza-mesianismo se integra al modelo socialista cubano, y con esta
orientación se diseña una fuerza armada que deje atrás la escuela del
apoliticismo y tome las armas para la preservación del régimen al cual se une.
Así, la FA, en
tiempos de la revolución socialista del siglo XXI, pasa a ser un componente
integrado al proyecto revolucionario, que nada tiene que ver entonces con clase
obrera, sino con una estructura política que tiene como centro el militarismo y
aliados en el campo económico y social nacional e internacional.
Hoy, al
ocurrir la desaparición física del conductor de la fuerza-mesiánica que estuvo
al frente de estos 14 años de gobierno, es
indispensable pensar en la proyección de esos poderes, advirtiendo que su equipaje
sigue en acción. Esto se evidencia en la forma como se programa la sucesión presidencial, basada en la exaltación
del héroe caudillo hasta llevarlo a nivel de endiosamiento.
A lo largo
del período el GP suma numerosos componentes sobre la base de un importante
financiamiento. Es una fuerza-mesianismo con petróleo a más de $100. El
populismo, en consecuencia, a lo interno
y externo, entendido como inclusión, tiene un soporte multimillonario y
suficiente provisión para cubrir con creces la campaña electoral presidencial
que se ha convocado para el 14A-13.
Una contienda
desigual, y con todas las ventajas para
el sucesor del GP, que cuenta además con el control institucional y del CNE y
el culto-iglesia en que se ha convertido la imagen y memoria del GP. Por esto
no es difícil vislumbrar y afirmar los resultados del 14A. Es una historia ya
escrita por los actores de una de las mayores falsificaciones impuestas en la
historia de este subcontinente.
Sin embargo,
hay que ir más allá del triunfo ya cantado y el consecuente y casi inmediato
reconocimiento, para preguntar sobre las posibilidades que tendrá la extensión
del gobierno revolucionario para lograr estabilidad-gobernabilidad.
Para ello
debe superar problemas como el atinente al hueco fiscal, la ausencia de producción no petrolera lo que
conduce a este expaís a seguir hipotecado a la deuda externa que hoy por cierto
no apunta hacia el FMI-BM sino hacia un imperio chino, aún no totalmente
convencido de la seguridad de su inversión.
El sucesor
tendrá que avanzar en planes de recuperación de una economía y una sociedad golpeada,
postrada y sin perspectiva, sin contar con la ascendencia que otorga la fuerza
mesiánica de su antecesor. ¿Lo logrará?
El 14A
registra una terrible historia que ya tiene determinado sus actores y escritos
sus contenidos, en la existencia de un movimiento triunfal obligado a apoyarse
por tiempo indefinido en una historia embalsamada. ¡Qué historia amigos! T:@ablancomunoz / abm333@gmail.com
El Universal, 15 de marzo del 2013.
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