¿GUERRA DE LADRONES
CONTRA LADRONES?
Agustín Blanco Muñoz
En un inicio nadie en la
República del Asalto lo podía creer. Las pandillas de
ladrones, cínicos, desarmados en lo ético y moral que llegaron al mando-poder
en medio del profundo vacío que generaron
gobernantes incapaces y corruptos, que se hacían llamar Reyes de la Democracia , procedían
ahora, a actuar como sus predecesores.
En un febrero de fines del siglo XX ellos vieron como la gente de abajo
y del medio procedió a levantarse en plan
de asalto contra las medidas económicas que implantó el Mesías de turno,
en un desmedido afán por salvar su patria de un estallido social.
Pero su mensaje no fue entendido y el levantamiento fue inmediato. Y al poco tiempo su propia cabeza casi que rueda
ante el despliegue de las bayonetas de quienes se presentaban como verdaderos
demócratas, que venían a imponer el orden, la paz y el progreso a partir de los
sagrados lineamientos revolucionarios.
Y ya para el 02-99 comenzó un período que sería la envidia de las
generaciones que fueron, han sido y serán. Llegó a palacio la propia renovación
del viejo pero nunca gastado robo
oficialista. Un modo de gobernar que no estaba dispuesto a experimentar cambio
alguno.
Su consigna aludía a la liquidación de la institución del robo que se
desplegó democráticamente durante 40 años. Y en ese arte se trató de innovar, llevar el asalto republicano a nivel de autónomo, independiente
y soberano.
Y eso significa que los capitales obtenidos con el magno esfuerzo del
neo-ladronismo sólo serían compartidos
con los miembros y cómplices del proceso. Quedaban excluidos los anteriores
beneficiarios, pero se utilizarían los mismos procedimientos, repotenciados por
la dimensión de la riqueza petrolera.
Para la República del Asalto era importante que este oficio sólo estuviera
en manos dignas, decentes, honestas, soberanas y revolucionarias. Sin embargo,
desde un comienzo, se coló gente indebida que ha llegado incluso a enriquecerse
a niveles nunca vistos.
Por ello ahora se están habilitando medidas para controlar el robo venga
de donde venga, esté donde esté. Aquí nadie va a seguir robando como le dé la
gana usando la diestra y la otra. Eso se acabó. Ahora se robará ordenada y
legalmente. Y lo más seguro es que sólo podrá ejecutarlo quien esté debidamente
preparado y aconsejado por los Supremos Comandos de Venecuba.
Y no ha faltado quien diga equivocadamente que el gran problema radica
en el enfrentamiento o guerra de ladrones contra ladrones.
Un planteamiento errado porque en
este caso específico en lugar de guerra
hay en inicio un abierto aplastamiento. Es tal el poderío y contundencia de los
ladrones del Alto Comando que no hay rival que le pueda aguantar la mecha.
Y mucho menos si se tiene en cuenta que es una maquinaria con conexiones
nacionales e internacionales.
Y así se comenzó por montar un operativo en la provincia de Dakaluna que
resultó heroico e imperecedero. Y luego se lanzó uno de suavidad contra una comunidad de
comerciantes que resultó pataruca en el mantenimiento del nivel y clase para el
robo.
Resultaron unos pobres ladrones con capacidad para actuar a nivel de
precios especulativos contra la gente necesitada en medio de una inflación sin
precedentes y una de las mayores de los hemisferios oriental y occidental. Pero
no para enfrentar al Gran Comando del Robo. Y por ello de inmediato se
plegaron.
Y materialmente pidieron hacer cola para entenderse con los dueños del
circo de los ladrones y acomodarlo todo en familia, aunque sin perder de vista
que hay una familia mayor y otra menor.
Los acuerdos fluyeron y siguen fluyendo uno a uno. Y lo que en principio
se vio como una guerra entre ladrones, se ha venido convirtiendo en un diálogo
entre diferentes niveles de la misma calaña, para decretar el cese de
hostilidades y que se reconozca que en la República
del Asalto el robo es propiedad exclusiva de las fuerzas
transformadoras y revolucionarias y que lo demás viene después. El robo sólo
puede hacerse socialistamente.
Pero llegado ese momento, los ladrones mayores, ya sin competidores,
transfirieron la imagen y la propia acción ladrona a los otros, a quienes se
les acusa directamente de asaltantes. Y es así como el ladrón mayor se limpia o
pretende hacerlo con el “robo menor”.
Y llama la atención que sólo al principio se levantaron muchas voces opositoras en
defensa de los ladrones de segunda, pero cuando vieron que se acordaban con el
régimen, incluyendo en esto a firmas del “imperio mismo”, se redujo el asunto a
una defensa de voces aisladas.
Mientras, el régimen hizo posible que pasaran a segundo plano cosas
esenciales. En general no se refiere lo relacionado con una República del
Asalto que ha puesto la producción a un lado para seguir el juego de las
importaciones que es la fuente de robo para oficialismo y particulares. Ni es
denuncia de primer plano el rocadivismo oficial y su cómplice extensión a particulares.
Por su parte los acaparadores-especuladores particulares del dólar hoy
no lo exhiben por el temor a medidas represivas. El dominio total del asunto
está ahora en manos del Estado-Petróleo. Y por eso muchos se preguntan si la
mayor parte de los mercados actuales pasarán al Alto Comando de la República del Asalto.
Y ante el anuncio de una supuesta y creciente escasez es obligado recordar que en los acuerdos
inter-ladrones muchos comercios pasarán
a manos del Comando quien a su vez los hará surtir por chinos, brasileros,
argentinos, alba.
La idea es asegurar un control cada vez mayor de la población. El
proveedor de alimentos y servicios tendrá día a día un mayor número de
afiliados. Y a esto habrá que sumar la legión de tarifados al servicio
incondicional de la
República del Asalto.
Y por este camino avanzará ese proyecto de la destrucción. El próximo
paso tiene que ver con la orden que dejó establecida el Comandante Supremo de impulsar y profundizar el comunalismo que termine de liquidar los vestigios de
democracia que alguna vez asomaron.
Y así, la República del Asalto Venecuba se consolidará y
mantendrá sin problemas terminales mientras no aparezca un verdadero contrario del actual régimen, que
hizo de esta realidad un simple,
lamentable y trágico expaís. Sin
embargo, la
Constituyente de calle y el Movimiento de Movimientos (MdM)
avanza. ¡Qué historia amigos! T: @ablancomunoz // abm333@gmail.com
El Universal, 22 de noviembre del 2013.
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