Agustín Blanco Muñoz
VENEZUELA: UN PAÍS PODRIDO
HABLA ELÍAS MANUITT CAMERO.
Caracas, CPT-CEHA, 2012, 264pp.
DEL PAÍS PODRIDO A ESTE EXPAÍS
El 09 de febrero de 1988 recibimos la noticia de
que un disparo había quebrado los sueños de amor y libertad de Elías Manuitt
Camero, el poeta, el cantor, el amigo. Entonces le escribimos una carta y aún
tenemos la sensación que fue tardía porque no logró contribuir a desviar el
curso de la bala, para que su vigorosa y valiente humanidad mantuviera su recinto.
Teníamos
con Elías una doble deuda. Editar las conversaciones que sostuvo con ABM sobre su acción militar y
política y los papeles que contenían sus cantares. Lo segundo logramos producirlo en 1990. Lo primero es ahora cuando se publica.
Con
el tiempo, el país podrido del que habla Elías se confundió con el expaís del
que habla ABM.
Con
el tiempo se sumaron los disparos que tuvieron como blanco el hombre
esperanzado tratando de conquistar un mundo mejor.
LAS UTOPÍAS FUERON SUPLANTADAS POR
OTRAS FORMAS DE TOTALITARISMO
Con
el tiempo las utopías fueron suplantadas por otras formas de totalitarismo.
Con
el tiempo el bipolarismo mundial se escindió en antagonismos locales y
regionales que convirtieron el planeta en un gigantesco campo de batalla, en el
cual poderes muy similares, en su contenido y procedimientos, se disputan el
dominio, con total prescindencia del hombre que esgrime las armas y del
colectivo cuya hambre, miseria y carencias se han ido expandiendo, a medida que
los capitales se acumulan en un número de arcas cada vez más reducido.
LA ESPERANZA MARXISTA SE HIZO TRIZAS
Con
el tiempo la esperanza de la interpretación marxista de la historia, que le
daba el vuelco a la concepción que parte
de los dioses como creadores y actores,
se hizo trizas ante una realidad que se enfrentó a la consigna de ‘proletario
de todos los países, uníos’, poniendo de
lado la misión de esa clase y
consolidando un poder financiero que estaba y está unido a las otras ideologías, credos o religiones.
Con
el tiempo aquella interpretación de la historia que debía servir de base para
la transformación, se fue asimilando a
las ideologías dominantes, creando una especie de marxismo positivista, que ha
estado en la base de revoluciones mesiánicas, de imperios de un solo
pensamiento, cuya acción ha causado tantas muertes como los totalitarismos
abiertos que decían combatir.
DE LA BIPOLARIDAD A LA GLOBALEXPLOTACIÓN
UNIPOLAR
Con
el tiempo, el bipolarismo que dividía el mapa del mundo en los ejes del capital
y del comunismo, comenzaron a borrar sus fronteras y hasta sus muros como
ocurrió en Berlín en 1989.
Con
el tiempo la unipolaridad y la globalexplotación comenzaron a regir el mundo,
mientras los residuos de antiguas potencias comunistas dejaban ver sus
profundas heridas, sus gigantescos fracasos y su carga de muertes. Y el imperio
del capital seguía avanzando sin freno hacia su propia destrucción, llevándose
para ello por delante, la vida y el porvenir de millones de seres humanos
lanzados a la miseria.
Con
el tiempo quienes se quedaron en el camino, ya sea por el disparo que los
alcanzó de mano ajena o por tantas otras formas de muerte que se abalanzaron
sobre quienes estaban dispuestos a dar la vida por un mundo mejor, un hombre
nuevo, una historia diferente, fueron relegados al olvido y sepultados una y
otra vez por quienes sigue conduciendo la historia a su manera.
ESTOS MUERTOS HABLAN MUCHO MÁS
QUE LOS SOBREVIVIENTES
Con
el tiempo estos muertos hablan mucho más que los sobrevivientes que, por esos
giros demoníacos del poder y el capital, han terminado por reinventar
revoluciones que se levantan sobre tanta sangre como lo hace el capitalismo
imperial.
El
país enfermo de César Zumeta, el país podrido de Elías Manuitt, la Venezuela frustada de Domigo Felipe Maza Zavala, no son sino los prolegómenos de
esta expatria, al decir musical de
Gabriela Montero y del expaís que con
tanta fuerza nos ha mostrado Agustín Blanco Muñoz. Un cuadro que hoy padecemos,
y que, al parecer, seguiremos padeciendo.
UNA DERROTA QUE AÚN MARCA
NUESTRO HACER
En
ese marco, el testimonio de Elías Manuitt Camero se levanta como una visión verdadera
de lo que fue la lucha armada de la
década de los sesenta, cuya derrota aún marca y sella nuestro hacer.
Paradójicamente,
Elías sustentó, defendió y se arriesgó en la creencia de que la lucha armada
guerrillera era la respuesta que requerían los pueblos para construir una nueva
historia. Y en su transcurrir por ella, fue encontrando el enemigo en la propia
casa, en las decisiones políticas que dejaban de lado la vida de quienes ya
estaban embarcados en una aventura sin fin.
Fue
descubriendo el país podrido del que habla en la sociedad contra la cual
luchaba y la propia lucha en la cual participaba. Su desenlace es la
desilusión, la impotencia, el dolor, la tristeza. Y el arma que él creía
serviría para abrir caminos, se violentó sobre él mismo, en un círculo
profundamente doloroso.
UNA JUVENTUD LANZADA A UN
COMBATE
TRAICIONADO
Por
ello, para quienes hoy sostienen la legitimidad de esta seudorrevolución,
pacífica pero armada, que se sustenta en una violencia que se expresa de muchas
formas, y cuyo sentido final es la acumulación de poder y capital que le
permita ser un interlocutor válido en el campo del reparto del planeta, bien
vale la pena regresar a sus inicios, para advertir cómo fue manejada y llevada
una juventud, con inmensa capacidad de entrega, a un combate para el cual no
había ni las condiciones, ni el instrumental, ni la fuerza, ni la capacitación
teórica e ideológica para impulsarla.
NO SOMOS MÁS QUE PEONES UNAS VECES DEL
IMPERIO Y OTRAS DEL CONTRAIMPERIO
No
se trata de que no existieran las razones para la resistencia y el
enfrentamiento. Por el contrario, estaban presentes y hoy mucho más que
entonces. Salvo que, como ha ocurrido con los procesos llamados revolucionarios
mundiales, lo que estaba en juego no era
el bienestar del colectivo de este expaís, sino una disputa que estaba fuera de
sus fronteras y en la cual los países no eran sino piezas de un ajedrez en la
cual éramos y seguimos siendo peones, unas veces del imperio y otras del
contraimperio.
La
Venecuba de hoy tiene sus claros precedentes en lo que representó la llamada
revolución cubana en toda Latinoamérica. Y selló la vía violenta armada para
crear, al decir de sus propagadores, cientos de Vietnam, capaces de vencer al
imperio norteamericano, tal como había ocurrido en el país de Ho Chi Min.
LOS COMBATES DEL PUEBLO TERMINAN SIEMPRE NEGOCIADOS ENTRE LOS DUEÑOS DEL PLANETA
Sólo
que el combate ganado por los combatientes vietnamitas ante un gigantesco
ejército, fue luego negociado en los tratados que firmaron, no los
combatientes, sino los dueños del mundo.
Así también Cuba, en su momento le tocó jugar como peón de la Unión Soviética, hasta que el acuerdo entre ambos imperios, dejó a la isla a su suerte,
aunque con la garantía de la no intervención de las tropas yanquis, tan
acostumbradas a invadir cualquier espacio que consideren conveniente. Un
acuerdo que se sostiene hasta el día de hoy.
En
la década de los sesenta la ilusión era que los guerrilleros pudieran amarrar
sus caballos en las verjas de Miraflores. En Cuba se había tomado el palacio de
gobierno. Y Latinoamérica se abrió a esa
posibilidad. Las tiranías y dictaduras impuestas, que tanto dolor sembraron,
dieron paso a fórmulas supuestamente democráticas capaces de garantizar que
todo siguiera igual, pero con nuevo ropaje. Y la violencia tomó cuerpo en
muchos territorios.
EN VENEZUELA LA DERROTA ESTABA SELLADA DESDE SUS INICIOS
En
Venezuela la derrota estaba sellada desde sus propios inicios. El fracaso de
las gestas conspirativas, condujo a la decisión de pasar a la lucha armada en
el campo y en la ciudad. Fue el tiempo de los frentes guerrilleros y las
unidades tácticas de combate. Estudiantes universitarios, campesinos, jóvenes imbuidos
por una utopía fueron reclutados, sin mayor esfuerzo, para ser los
protagonistas de una lucha, fruto de la improvisación y la emoción.
Y
el peso de las bajas, las derrotas, los problemas internos, las delaciones y la
dureza de una represión que contaba con todas las posibilidades ante una
organización endeble y regida por la emoción e intereses grupales. La escisión
planteada es entonces entre quienes
estaban dispuestos a proseguir en la lucha armada en el largo plazo y quienes
consideraban que había que dar el viraje hacia una política representativa que la democracia ponía a su alcance.
UNA VALIENTE Y ESFORZADA
GENERACIÓN DE JÓVENES LANZADA A SU DESTRUCCIÓN
La parte
guerrillera fue dejada a su suerte. Y aún hoy no se han contabilizado, no las
bajas, sino las otras formas de muerte a la que fue condenada la mayoría de sus
participantes. Esa generación de jovenes quedó a la deriva, perseguidos por
unos y por otros, sin capacidad para subsistir, lanzados a las peores
condiciones.
Elías
Manuit Camero, es uno de esos representantes.
Permaneció cinco años en el Frente de Falcón, hasta que se desliga de las
acciones locales y viaja a Cuba, donde permanece casi una década, después de la
cual también se separa de lo que consideró el burocratismo y la corrupción en
el seno de la revolución.
El
regreso fue a su pueblo natal, Altagracia de Orituco donde intentó todas las
formas posibles de subsistencia, sin que ninguna le diera verdadero sustento. A
la final un nueve de febrero de 1988, el disparo salió de sus propias manos.
LA VIDA DE ELÍAS ES EL RECUENTO DE UNA ILUSIÓN
QUE NO PUDO SUBSISTIR
Su
historia es la historia de la frustración de este expaís. Su vida, el recuento
de una ilusión que no tuvo territorio donde subsistir. Su muerte un llamamiento
gigantesco a reestructurar este país podrido, este expaís, esta expatria que
hoy padecemos.
Y
su vida y su morir dan testimonio del
proceso del destrozo del que somos actores. Una historia silenciada,
materialmente borrada, tanto por quienes participaron en ella, como por quienes
ejecutaron una política de represión que no tuvo miramientos para aplastar
aquellos focos dispersos, desorganizados y desabastecidos, con los que se
intentó subvertir el orden impuesto.
¿QUÉ HA CAMBIADO EN ESTE EXPAÍS?
Pero
la pregunta fundamental es esta: ¿qué ha cambiado en este expaís, en este
continente y en el planeta? El juego de poderes similares, en sus objetivos y
procedimientos, sigue rigiendo una historia definida por la violencia-guerra-masacre
y la miseria. El colectivo sigue a remolque de la historia de los otros, sin
capacidad aún para trazar un camino propio que lo aleje de los imperios y le
permita avanzar en la construcción de una sociedad diferente.
Sin
disposición para acometer la comprensión de lo que estamos viviendo para medir
en toda su magnitud la tragedia de Elías mutiplicada en un paisaje que dejó de
tener identidad ni curso dispuesto por quienes aquí viven y padecen.
CAPITALISMO Y COMUNISMO SE NUTREN DE LOS MUERTOS QUE ELLOS MISMOS HAN SEMBRADO
Hoy
capitalismo y el supuesto comunismo se nutren de los muertos que ellos mismos
han sembrado. El enfrentamiento entre ambos sirve sólo para capitalizar la
materia humana de que se dispone para darle continuidad a la masacre.
Y
esto se ha agregado con fuerza tumultuosa, el factor del fanatismo religioso
que, en pleno siglo XXI, despliega todos sus mecanismos para garantizar la
sumisión de millones de seres, amenazados por toda suerte de infiernos
terrenales y divinos.
LA HISTORIA REGRESÓ A LAS MÁS DANTESCAS
OSCURIDADES
¿Qué
quedó del avance científico y humanístico que debió significar el aporte del
marxismo a la vieja historia de una humanidad conducida, interpretada y escrita
por los dioses? Las antiguas divinidades
sólo han sido canjeadas por nuevos caudillos. La historia regresó a las más
dantescas oscuridades, al igual que el hombre que la habita como un extraño.
En
ese sitial estamos ubicados, generando mayores ignorancias, confusiones e
intolerancias que nos colocan, como individuos y como expáis, al borde del
disparo de Elías.
LA LECTURA DE ESTE TEXTO NO ES UN EJERCICIO DE DISTRACCIÓN SINO UN COMPROMISO CON EL FUTURO
En
ese sentido, la lectura de este testimonio no constituye un ejercicio de
distracción. No se trata de un aporte bibliográfico a una historia que nadie
quiere recordar. El arma de Elías nos acecha
por todas partes. La que giró sobre sí mismo y la que dispara a
quemarropa, sin misericordia a un enemigo que otros definen por nosotros.
LA VIOLENCIA JAMÁS SERÁ LA SALIDA
Hoy,
la historia y el disparo de Elías, nos reiteran la más profunda conviccion de
que la violencia, sobre la que se ha basado la historia de esta prehumanidad,
jamás será la salida. Hay que romper definitivamente y alguna vez, el ciclo de
masacrados convertidos en masacradores, la espiral permanente de la guerra, la
pendiente horizontalizada del hambre, las carencias, la miseria, el sufrimiento
y el dolor.
Y
por ello, este disparo, que antes Elías alzó contra un enemigo no vencido, y
luego sobre sus mismos sueños, es y debe ser una toma de conciencia, una
aproximación a la realidad, desde la óptica de sus actores, desde el terrible pozo de las derrotas, con la
ilusión, aún no extinguida, de que algún día, en algún momento de este cruento
acontecer, el colectivo logre avanzar hacia una historia distinta.
Y
cuando eso ocurra, si es que llega a ocurrir, podremos despertar a Elías y a
tantos otros, innumerables, de su muerte, para que puedan de nuevo hacer
resonar las cuerdas de sus cantares en la lumbre de un nuevo día.
mery
sananes
julio
/ 2012