domingo, julio 20, 2014

EL CIERRE DE LA CÁTEDRA PÍO TAMAYO: ¿OPERACIÓN MADURO?



EL CIERRE DE LA CÁTEDRA PÍO TAMAYO:
¿OPERACIÓN MADURO?
 Jorge Delgado

Los ucevistas no salimos del poco asombro que aún conservamos, al enterarnos de la desafortunada  noticia según la cual las autoridades de nuestra máxima casa de estudios: la Universidad Central de Venezuela, cuyo  eslogan es: “La casa que vence la sombra”,  han decidido cerrar la Cátedra Pío Tamayo.  

La noticia cogió revuelo inmediatamente. Y por todas partes se difunde el comentario: “¿cómo es posible que las autoridades de la UCV, de la casa que vences las sombras, se dediquen ahora a perseguir a la Cátedra Pío Tamayo y apagar su brillo   al más puro estilo represivo de un Nicolás Maduro cualquiera?”

De inmediato la indignación  y  rabia no se hicieron esperar. Y esto ocurre en una universidad totalmente postrada, caída a pedazos, en la academia, investigación, extensión, planta física, aéreas verdes, inundada de basura. Moral, ética y políticamente devastada. Arrastrada por una gran batería de grupos o “mafias académicas” que se colocan materialmente al lado de los respectivos momentos en busca del avenimiento del “poder del conocimiento” y el gubernamental. Ambos se necesitan y complementan.

Y por esto es explicable que ambos -régimen y mafia académica-  no tengan mejor ocupación que perseguir entidades como la Cátedra Pío Tamayo, cuya  existencia por académica e íntegra, es una de esas instituciones que  justifica la existencia de la universidad misma.

Esta Cátedra Libre es el único espacio abierto verdaderamente plural y democrático de esa universidad, donde la libertad de pensar, decir y actuar es realmente protagonista.

Una Cátedra con una obra en la calle. Son  más de treinta años ininterrumpidos de servicios, cosa que muy pocos en la UCV y en el país puedan ostentar. Una labor que no está acompañada de inversiones o presupuesto ni   mancha alguna de corrupción en su hoja de vida.

Pero a diferencia de esta actuación, todos sabemos que hay una universidad donde, lamentablemente, se esconden valores y acciones de perversión.  En ese micro universo  se esconde el verdadero crimen, que es aquel en el cual se hace las más oscuras negociaciones, encaminadas a la consecución de posiciones y privilegios. Hasta doctorados Honoris Causa se pueden lograr por este oscuro camino.

Por esto, si algo no podemos negar es la existencia en nuestra universidad de personas sin honor y sin causas, antiacadémicos y corruptos de oficio que hicieron de la universidad una parcela para el enriquecimiento personal, grupal y partidista. Y por eso -y es un ejemplo- nos encontramos a quienes, hoy por hoy, amasan tremendas empresas educativas  e ingentes fortunas en paraísos fiscales como Panamá.

Pero por encima de esta realidad están  los universitarios cuyo único compromiso ha sido con la posibilidad de construir una universidad, un país y un mundo mejor.

Por ello estamos y estaremos alertas para dar la batalla en cualquier terreno contra esos que se esconden en los espacios mafias y detrás de su rentable mediocridad para, desde la jerarquía de su cargo, ejercer lo que mejor saben hacer: el despotismo, el atropello y la antidemocracia.

Lejos estaremos siempre de estas caras de tablas que, de manera permanente dicen tener en mira exigirle democracia, pluralismo y respeto al gobierno o renegar del modelo educacional vigente, pero en la realidad lo que exhiben como gestión está en la línea de los valores del chavismo. Y por ello decimos que el cierre de la CPT parece formar parte de una Operación Maduro.

Nada tiene de raro  esta acción en el pacto que puede ser subyacente entre un gobierno malandro como este y unas autoridades que mansamente se han dedicado a mantenerse indefinidamente en el poder-privilegio universitario que les ha sido concedido y el cual en nada puede perjudicar al desarrollo de esta revolución que todo lo destruye.

 La cuestión difícil de responder tiene que ver con aquello de si al fin y al cabo los verdaderos universitarios salvaremos la UCV de las malignas sombras, que en el caso que nos ocupa parecen haberse unido con el solo propósito de aplastar y silenciar la Cátedra Pío Tamayo. ¿Permitiremos que logren ese perverso objetivo?






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