miércoles, agosto 17, 2011

VOCINGLERÍAS - EN EL PÁIS DE LOS DESPARPAJOS


Rafael Olbinski

En el país de los desparpajos la palabra es una oscura pendiente por la cual descienden todas las iniquidades. Hace mucho perdió su sonoridad de piedra y de remanso. Hoy va cargada de pólvora desenvolviendo acertijos en una lengua extraña. Ya nada se comunica con ella. Cada quien carga su propia palabra expedita para zaherir, sellada para aprehender, vacía para contener.

Con una palabra así nos hemos convertido en ajenos. Y lo que vamos haciendo comienza a formar parte de un enjambre que no hemos creado, pero que se agiganta de tal modo que nos arropa hasta el silencio.

En cada consonante aguarda una celada, y no hay oración alguna que concluya en un acierto. Los verbos en desbandada van fraguando cada uno una diáspora que sólo deja la huella de su sed.

El adjetivo va a sus anchas pintando cada rostro con la silueta de algún mal. Y el suspiro se ha quedado dormido sobre un punto que ya ni siquiera es capaz de volverse exclamación.

Así vamos despedazando las palabras hasta quedarnos mudos, en medio de los gritos que socavan las gargantas, inutilizadas para escribir oraciones en la tempestad de los tiempos.

Impera sólo ese invento de la malicia, ese encono del odio que se atiza aún sin la conseja de la brisa, esa rabia que se agita sobre los peldaños, como una agua que corre río arriba para regresar con fuerza de torbellino a inundar las risas que no nacieron.

Y en medio de este descalabro del abecedario, de esta tormenta de palabras inútiles, esta trágica secuencia de una palabra-muerte que avanza en crescendo, ¿qué nos queda para irrumpir en el destrozo y acompasar el tenue hilo del soliloquio en busca de un mar sonoro y musical?

¿Qué vano ejercicio hemos emprendido para que hayamos borrado de la memoria de los lechos el infinito rubor de una palabra de amor?

Ya no hay prédica ni predicados que sinteticen la dimensión de la vida. Se nos ha olvidado la tarde empeñados en socavar los cimientos de los amaneceres. Y así cargamos la noche como una bala perdida incrustada en la esperanza.

No hay espacio para darle cabida a la simiente de un abrazo. Estamos demasiado ocupados en hazañas de vacía rebeldía. En la retórica de las palabras sin cántaro. Ensimismados en una batalla de la que nadie saldrá ileso.

En los tiempos de horror y de desaliento, la palabra se deshila hasta desaparecer en el andén de los desahucios. Pierde toda resonancia y se despliega como un contingente armado aguardando a quien disparar.

Nada nos devuelve la mesura ni la cadencia de una armonía perdida. El hastío toma el lugar de los diptongos Y a la final una sola vocal aúlla sus intemperancias, mientras la lengua cumple certera los designios de babel.

¿Habrá capacidad para recuperar el habla perdida? ¿Tendremos disposición para reinventar una lengua que no espante? ¿Podremos alguna vez colocar en la punta de las metrallas una palabra qe ahuyente la muerte, disipe la soberbia, disuelva los maleficios, hasta devolverle al hombre un abecedario de lirios, un habla de azahares, una sonoridad de adagio?

Si esto no es posible, será mejor acallar la palabra inútil que sale en iluso vuelo, con ansias de ser pájaro, hacia ese desierto sin bosques, en que hemos convertido el vivir, en este desmesurado, terrible y trágico expaís, en el cual los árboles, lejos de plantar sus raíces en el espejo de sus sombras, ascienden hacia las nubes en busca de una lejana y distante eternidad.

mery sananes
16 de agosto del 2011

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi muy querida Poeta, es la misma angustia que a mi me devora, he encerrado en un pesado armario -espero que no se asfixie- a mi espíritu, para tener la fuerza de jugar un juego muy distinto a mi alma, virtualmente des-almado, tratando del quitarle el prefijo ¨ex¨ a país, ¡que Dios nos ayude!
ACH

Anónimo dijo...

Hermosa poetica mejores augurios. Gracias, Saludos

Enrique Hidalgo

Anónimo dijo...

Hermoso y cierto. Me encanta como siempre tu escritura......Aunque digas cosas fuertes tiene una sensibilidad que endulza el alma y el corazon. Cariños, Marylinda

Anónimo dijo...

Este texto retrata la incomunicación que recae hoy sobre nosotros, los venecubanos de Fidel, Raúl y El Quimio.

Saludos JB

Cartas en la Noche dijo...

De todos los que he leído tuyos, este es uno de los textos más y mejor detados, en recursos, en tonos, en intensidad y en verdades. Refleja bien la perversión del lenguaje, que hemos convertido en munición de armería olvidando lo que tuvo de saludo hacia el otro. Lo hemos llenado de ideología, en la creencia de que una suerte de ética del aire nos obliga a la confrontación y nos legitima el ejercicio de crueldad que nos sea necesario. Yo también estoy alarmado, a pesar de que, por el estado espiritual en que ahora vivo, todo parece quedarme demasiado grande, incluso el miedo...Señora...gracias por dejar este texto en mi muro. Yo me quito el sombrero, y la dejo pasar...

Carlos