jueves, agosto 02, 2012

EL VENTAJICHAVISMO HOY NO ESTÁ DERROTADO




En las últimas horas se han producido muchas acusaciones sobre un supuesto ventajismo oficialista y específicamente del golpista-presidente (GP) y otra vez golpista-candidato (GC) en la presente campaña electoral.

Pero ¿es posible derrotar electoralmente este régimen que se califica de revolucionario y que hace uso de los beneficios que la propia constitución, leyes y reglamentos le otorgan al jefe del Estado y el Gobierno?

Al día de hoy las oposiciones siguen sin caracterizar adecuada y rigurosamente al contendor y la situación que vivimos. No se ha entendido a que llama ‘revolución’ el golpismo que entra en la escena política a partir del 04F-92.

Aquí, luego del intento fallido por tomar el mando-poder por la vía violenta, el golpismo pasó a presentarse, con cobertura  democrática,  como candidato a las elecciones de 1998.

El vacío político, que se expresa a partir del 27F-89 hizo posible que los golpistas, disfrazados de demócratas, avanzaran ‘a paso de vencedores’.

Los propios partidos políticos, convertidos en meros observadores, el poder legislativo a cuyo frente está Henrique Capriles Radonski y el judicial con Cecilia Sosa a la cabeza, se ponen a un lado, dejando cada vez mayor espacio al nuevo liderazgo.

Pero el golpismo, que pasa a operar como ‘proyecto democrático’,  tiene claro desde un inicio  hacia donde dirigir  sus acciones.

De allí la constituyente y la propia constitución que crea el Estado bolivariano regido por un presidente con un expreso mandato de seis años, que deja planteado el hueco de la reelección, para resolverlo, cuando se consideró conveniente, por medio de una Reforma Constitucional y luego una Enmienda para establecer la presidencia indefinida al más puro estilo cubano.

Así el jefe de Estado y del Gobierno, administrador del Erario Público, Controlador de todos los poderes, Primera Autoridad de Pdvsa, Banco Central y demás instituciones, tiene la potestad, a la hora de aspirar a su reelección, de permanecer en el cargo de Presidente en plena campaña electoral.

Esto está establecido en la constitución que se dio el GP y otra vez GC y  que hoy muchos opositores exhiben como un modelo  democrático.

De modo que un candidato opositor se enfrenta a quien cuenta con todos los poderes del Estado y con algo más: el clientelismo-populismo revolucionario construido a lo largo de 14 años de creciente bonanza petrolera.

Se cuentan por millones los favorecidos a nivel de misiones, pensionados y demás planes de reivindicación social que, con recursos multimillonarios, hace de la tarifa un arma político-electoral.

Así se resuelve lo relativo a la inexistencia de partidos, en tanto entidades ideológicas, políticas y organizativas. El PSUV hereda la condición de maquinaria, tipo compañía anónima, que forjó el clientelismo- corrupción de la llamada cuarta república.

Se procede de nuevo a organizar el reparto de beneficios para la compra-venta de voluntades, pero a diferencia de los tiempos de vacas flacas, contando hoy con arcas repletas, que incluyen altos capitales provenientes de una deuda que ya se plantea como impagable.

Y frente a esta poderosa maquinaria mando-poder se erige la opositora que, aun contando con inmensos patrocinantes-financistas, no puede igualar el poder de un Estado que cada vez extiende más sus tentáculos.

Agreguemos a esto que la realidad de nuestras oposiciones, en cuanto partidos, está materialmente congelada desde fines de los 80, con el agravante de que no han contado  con los recursos que derivan del mando-poder para convertirse en sólidas empresas electorales.

Esto conduce a un cuadro político-partidista  con un actor sólido: el partido del polo gubernamental. El otro polo se encuentra en franca desventaja. Forma parte de un eje que se percibe derrotado o alejado de toda vigencia. Se siente más un antipartidismo que una antipolítica.

Y esto da pie a un fenómeno sin precedentes: un “candidato unitario”, que reúne a todos los partidos opositores al régimen, pero que se siente obligado a ponerse al margen de los mismos y por eso ni siquiera los menciona. Su “único partido es Venezuela”.

Los partidos quedan así como mercancías devaluadas que nadie quiere y que, en consecuencia, no se deben exhibir por falta de demanda.

De este cuadro sólo puede salir un aspirante a nuevo caudillo. Una figura que está por encima de todos lo demás. Un jefe que decide sin consultar. Un candidato todo poderoso que no tiene que entregar cuentas.

¿Qué se pudiera sacar de este candidato si se convirtiera en Presidente? ¿Acaso un impulsor de una nueva política en la cual prevalezca la acción-aporte del colectivo y no las ínfulas de un mando-poder que sigue en manos del autócrata-caudillo?

Pero nada de esto parece estar planteado en el corto plazo. El ventajichavismo hoy no está derrotado por un contrario que carece de la fuerza y las políticas necesarias para enfrentar los poderes constituidos, ayudados, además, por los mecanismos smartmatic del fraude-trampa.

Agreguemos que. en una polarización como la que padecemos, no se puede enfrentar la otra parte con la exaltación o copia de sus ejecutorias, a la vez que se le acusa de destruirlas como ocurre en el caso de las misiones.

El “modelo chavista” tendrá que ser derrotado por autoritario, autocrático, ineficiente, corrupto, militarista, por convertirnos en Venecuba. Pero esto reclama una nueva política colectivo-horizontal, no apegada a la  tradicional, y con una visión de mando-poder que se adecúe a los tiempos y circunstancias que vivimos.

Mientras no sea así, resulta difícil salir de un régimen  que utiliza la cobertura democrática para sus ejecutorias de corte dictatorial-totalitarias.

Se cuenta para ello con el apoyo irrestricto de unas oposiciones que siguen creyendo que  Venecuba es territorio de y para la democracia. Y lo refrendan con la firma del acuerdo para reconocer resultados 7-0 ¡Qué historia amigos! Twitter: @ablancomunoz  abm333@gmail.com

Agustín Blanco Muñoz
El Universal, 03 de agosto del 2012.


1 comentario:

Unknown dijo...

es verdad...pero hay que admitir que el chavismo ha construido una estructura monolitica que inspira desconfianza...


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