jueves, noviembre 15, 2007

LOS ESTUDIANTES Y LOS PARTIDOS



El anuncio de la ‘toma de la UCV por el pueblo’ toma cuerpo. En esa fecha la institución dejará de ser elitesca y oligarca. Los excluidos ingresarán para siempre en la primera casa de estudios de este ex-país. Y este será el inicio de la ocupación de todas las instituciones de educación superior. El único requisito de ingreso: ser miembro del ‘poder popular’.

Lo esencial para el régimen es liquidar el espacio para el debate, la pluralidad y el pensamiento crítico de las universidades, a pesar de sus fallas-deficiencias. De allí que sea necesario, en primer lugar, deslegitimarlas y en segundo lugar proceder a su toma.

Y esto se hace con el mismo discurso que caracteriza esta ‘revolución’: la división entre oligarcas y desheredados o pobres. Basta con convocar a los segundos para que irrumpan contra los primeros, a objeto de garantizar la ‘justicia social’.

Es evidente que la ‘defensa’ de los desheredados’ constituye el máximo signo de la mentira-trampa sobre la que se levanta este régimen.

Aquí no se trata de elevarle las condiciones de vida al excluido sino de utilizarlo una vez más a favor del desarrollo del poder-enriquecimiento de los boliburguerianos y del impulso y realización de la ‘revolución latinoamericana’.

Por ello es tan necesario liquidar las posibilidades de un pensamiento crítico, no cómplice y capaz de deslindarse de toda manipulación y compra-venta de conciencias.

La batalla universitaria que corresponde en este momento, tiene que estar signada por una lucha de toda la comunidad. Ya la toma violenta del este ex país se extiende y particulariza.

Los estudiantes han salido de la pasividad que les caracterizaba para dar una respuesta, que tiene mucho de espontánea, a la anunciada toma por parte del dogmatismo, el pensamiento único, la violenta imposición de esquemas, el pase de facturas, la venganza política y la más completa descomposición.

En este caso la ‘revolución’ estaría actuando en la universidad a paso de destructora. La institución ahora debe tener un gobierno de contenido y proyección popular, para poder convertirse en un espacio en el cual se piensa y actúa como manda la ‘revolución’. Toda confrontación y debate se considerarán subversivos.

De allí que esté previsto liquidar toda disidencia. La intolerancia, el desafío, el atropello y la persecución serán las acciones permanentes de la expresión violenta de quien necesita esta forma de expresión como entidad fundamental para ejercer su dominio.

Pero no es verdad que se podrá someter definitiva y violentamente la universidad. El régimen se equivoca al empeñarse en combatir la pluralidad y la democracia para imponer el ‘orden cerrado’, dogmático y atrasado. Porque esto equivale a la aplicación de fuerza-imposición en la cual predomina el enfrentamiento permanente. Un tiempo y un vivir en guerra que es un arma de destrucción cada vez más terminante y profunda.

Los estudiantes pasan a jugar entonces un papel relevante que no es una excepción sino la norma, desde el período independentista y que se manifiesta con mucho esplendor en los últimos ochenta años, en los cuales ‘el estudiantismo’ es una fuerza-actor político inscrito en los deseos de cambio. En las grandes crisis de este tiempo están los estudiantes en primer plano.

Son puntales en las acciones de febrero del 28 que Pío Tamayo, un político de avanzada que no es estudiante universitario, le da el contenido de jornadas por la libertad. Comienza de esta manera la lucha política e ideológica contra el gomecismo que tiene intención de alcanzar niveles de organización. De allí nace la corriente marxista y la socialdemócrata de Betancourt.

Pero en 1936 vemos los estudiantes sumados a la petición de ‘Calma y cordura’ de López Contreras. En el 58 se pliegan a la unidad que enarbola el Partido Comunista. Buena parte de esa juventud es llevada por el PCV o el MIR a participar o a apoyar lo que hoy se nombra como aventura de la lucha armada.

El allanamiento-invasión ordenado por Caldera en noviembre de 1969 marca el inicio de un período caracterizado por la quiebra progresiva y cada vez más profunda de lo que genéricamente se calificaba como ‘movimiento estudiantil’.

En todo el período vemos un estudiantado controlado por los partidos políticos. Y la caída de uno es la caída del otro. Pero a partir de 1989, con el derrumbe del muro político-democrático del fracaso, se produce en este ex país un gran y poderoso vacío que lleva al suelo a instituciones, dirigencia, doctrinas y políticas partidistas.

Y la juventud queda materialmente separada de la actividad política. Se le acusa de adormecida y controlada por el sistema. Aún en las coyunturas políticas de los años 01-06 no participa.

El 28 de mayo se da el resurgimiento-despertar del estudiantado. Partidos que ven caer sus fuerzas se afilian a esta reacción espontánea que se produce en el seno de una generación a la cual le arrancan uno de sus símbolos: RCTV.

Sin embargo, a seis meses del ‘despertar’ estamos ante un doble frente: el de los dirigentes estudiantiles que responden a lineamientos partidistas y el de la protesta de los espontáneos que nada quieren con la vieja política.

Mientras, el jefe único señala que las movilizaciones estudiantiles forman parte de ‘una campaña internacional fraguada por Washington que trata de justificar un Golpe de Estado’ para derrocarlo, ‘incluso mediante el derramamiento de sangre’. (UN, 14-11-07,p.18). La situación se hace cada vez más complicada y confusa. Pero no se vislumbra aún la necesaria y democrática salida a esta profunda crisis. abm333@gmail.com

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