lunes, junio 15, 2015
EL VOTO CÍNICO
En el año 2003, en medio del debate relacionado con la
convocatoria al referendum revocatorio presidencial, un grupo de estudiantes del Liceo Libertador
de Mérida, nos solicitó una ponencia, que serviria como Leccion Inaugural a las
Jornadas sobre el Voto en la historia de Venezuela, que habían organizado.
En esta exposición planteamos lo que significa el
instrumento electoral como entidad o maquinaria de violencia. El voto como bala
permanente para manipular y aplastar unas mayorías a quienes, una vez se les
negó el voto por no poseer propiedad, y en otro tiempo se les compra el voto y
la conciencia también por ser desposeídos.
Esto significa que el voto, en la historia de este
expaís, y mucho más allá, es la historia de la perversión, la manipulación, el
engaño. Puro y permanente cinismo.
En este momento, cuando invocamos la necesidad de una
disidencia ante esta democrática revolución del cinismo, consideramos que puede
tener alguna utilidad la discusión sobre estos contenidos.
VOTO, FARSANTES Y CINISMO
Agustín Blanco Muñoz
Es cierto –decía proféticamente mi
maestro- que se avecinan guerras terribles, revoluciones cruentísimas, entre
cuyas causas más hondas, pudiéramos señalar, acaso, la discordancia entre la
acción y sus postulados ideales, y una gran pugna entre la elementalidad y la
cultura que anegue el mundo en una ingente ola de cinismo. Estamos abogados a
una catástrofe moral de proporciones gigantescas, en la cual sólo queden en pié
las virtudes cínicas. Los políticos tendrán que aferrarse a ellas y gobernar
con ellas. Nuestra misión es adelantarnos por la inteligencia a devolver su
dignidad de hombre al animal humano. He aquí el aspecto más profundamente
didáctico de nuestra Escuela Popular de Sabiduría Superior.
ANTONIO MACHADO
En este expaís es casi imposible tratar el tema del voto sin
que de alguna manera den ganas de reír. Es algo con lo que tanto se ha jugado,
engañado y manipulado que se creó una imagen de feria que contribuye a la conformación mental y la conducta de un
colectivo social que se junta a una expresión de hilaridad que nos distrae pero
que nos aparta de la consideración del fenómeno. Hay entre nosotros entonces
una inclinación votacional que en apariencia nos divierte pero que en el plano
histórico sirve a los grandes intereses de la dominación de ayer y de hoy. Por
tanto, un fenómeno que debemos tratar de la manera más detenida y consciente.
EL VOTO ES EL
PRIMER INSTRUMENTO DE MANIPULACIÒN Y
VIOLENCIA
Y es una tarea para la que
requerimos ayuda. Por ello aceptamos complacidos el ofrecimiento que nos
hiciera Juan de Mairena que forma parte del personal de planta de una vieja
Escuela de Sabiduría Superior fundada por Antonio Machado y que es, tal vez, una
verdadera necesidad en el cuadro de nuestra verdadera política hoy aturdida de
votos, farsantes y violencia. En Mairena hay disposición a trabajar con miras a
que este centro del saber verdadero y justiciero se multiplique en este país.
Porque tiene la visión que sólo con una Escuela con tales cometidos podrá
formarse un pueblo capaz de enfrentar la burla votacional a la que se le ha
sometido y somete día a día, de sol a sol.
Y en esta dirección, en los
primeros pasos de lo que será luego la República de Venezuela, se profundizan las bases
de la institución del cinismo. Y ahora se le da expresión y contenido propio.
Cuanto se establece en este tiempo es una organización que en lo político,
económico y social se inspira y define a partir de los postulados que provienen
de la Revolución
Francesa. La independencia debe traer aparejados tres valores
esenciales: libertad, igualdad y fraternidad.
DESDE 1810 SE
ESTABLECE EN EL PAÍS LA ESCUELA DE
CINISMO REPUBLICANO
Desde un principio esta
República dice cumplir con esos postulados.
Y en este punto se manifiesta precisamente la gran carga de la Vieja Escuela que
tiene expresiones concretas directamente dirigidas al engaño y control de las
mayorías. El sufragio o voto es el primer instrumento de engaño, manipulación y
violencia. Desde la mañana del 19 de abril de 1810 se establece en el país una
Escuela de Cinismo Republicano, con una clara misión antipueblo y tareas
específicas en el campo del embrutecimiento, el vejamen y la animalización del
hombre.
Y así como en el pasado
colonial se llevaba caritativamente a las minas o a la labor extenuante y
mortal sobre la tierra, ahora se les lleva a las urnas electorales creadas y
dispuestas por los mismos dueños, los mismos ricos, los mismos explotadores,
que daban vivas a la Corona ,
a Fernando VII y luego a la Revolución Francesa y a la Independencia de los
Estados Unidos. Los mismos dueños que ahora se lanzan a la organización de la
libertad y al disfrute de la igualdad y la solidaridad. Los mismos
privilegiados que sienten y entienden que todos estos beneficios les
corresponden en tanto dueños y señores.
Y que tienen conciencia a
la vez que el resto de la población no tiene por qué alcanzarle tan altos
valores. Entonces queda en claro que sólo se pone en práctica una política, una
línea que tiende a conformar y alimentar la ficción: la creencia en una
realidad que no existe.
Hacia ese objetivo está
encaminada la Escuela
del Cinismo desde abril de 1810 hasta el presente. De allí que sea tan
necesario como inexcusable que la historia política de este país está guiada,
concretada y proyectada por el cinismo que ha producido los mejores y más
rentables dividendos de la explotación.
HAY QUE
ADELANTARSE AL CINISMO POR MEDIO DE LA INTELIGENCIA
Lo importante, para decirlo
con Mairena, es la “pugna entre la elementalidad y la cultura que anegue el
mundo en una ingente ola de cinismo. Estamos abocados a una catástrofe moral de
proporciones gigantescas en la cual sólo quedan en pie las virtudes cínicas”.
Todo lo ocupa el cinismo. Domina la cultura cínica (para el engaño, la burla,
la degeneración) Y no hay posibilidad alguna de zafarse. Por ello, agrega
Mairena: “los políticos tendrán que aferrarse a ellas y gobernar con ellas.
Nuestra misión es adelantarnos por la inteligencia a devolver su dignidad de
hombre al animal humano”[i][i]
Los políticos caen
indefectiblemente en las virtudes cínicas. Su labor diaria o la acción
gubernamental está guiada y presidida por el cinismo. La Escuela Popular de
Sabiduría Superior quiere cumplir con un propósito esencial: hacer de la
inteligencia un instrumento que permita luchar por regresar la dignidad a un
hombre ahora reducido a la condición del animal humano.
UN PAÍS EN LAS
GARRAS DE LAS VIRTUDES
CÍNICAS
Aceptemos entonces que hoy
este país se halla entre las garras de las virtudes cínicas. Nos han convertido en una legión de animales
humanos en la cual está materialmente negada toda dignidad. Cada día que pasa
comporta una mayor dificultad una persona digna (aquella que inspire y merezca
respeto por su honestidad, humildad, capacidad de entrega, solidaridad, altos
valores éticos y espirituales). Es tarea
ardua, difícil. Un reto.
CINCO SIGLOS
DEL MÁS ALTO Y
RENTABLE
CINISMO
Pero en nuestro caso, no
arribamos al cinismo en fecha reciente. El primer gran cinismo fue el que dijo
descubrirnos y como tal calificarnos y tratarnos como inferiores, como simples
animales descubiertos que habrían de aspirar a la condición de gente y la cual
tendría que compra con el propio trabajo, a costa de la propia destrucción
humana. Se inician así cinco siglos en los cuales se siembra el más alto y
rentable cinismo, el mayor desprecio por la condición humana de las mayorías
sociales.
Y en verdad que no fueron
tiempos de total tranquilidad y resignación. Los explotados levantaron su voz y
el grito, la lanza y el arco, pero cayeron abatidos ante el disparo civilizado
que conquistaba y colonizaba. Adviene luego sin embargo un tiempo y un
acontecer que permitía presagiar cambios fundamentales en un proceso histórico
signado por la miseria, el vejamen, la destrucción y el cinismo.
En los nuevos movimientos
estaba la esperanza. Todo conducía hacia el movimiento independentista. Pero
ocurre que la Declaración
de Independencia o la propia guerra entre extranjeros y supuestos nacionales,
no significó la negación (en lo absoluto) del cinismo. Al contrario, puede
decirse que tomó en cuenta el legado y lo adecuó a los nuevos tiempos y
circunstancias. La Escuela
del cinismo de los invasores se hizo independentista y republicana.
En principio, y visto
superficialmente, podría decirse que Emparan no solo consulta sino que atiende
y respeta la voluntad popular. Hay que advertir sin embargo que no podía hacer
otra cosa. En realidad estaba perdido: los otros defensores de Fernando VII le
llevaban un buen trecho. De modo que él apela al pueblo “allí congregado” como
su último recurso, su última instancia que no le dio resultado positivo. Se
abona a su favor la consulta y el acatamiento de la supuesta voluntad popular.
Se le imputa y acusa de haber establecido el llamado sistema electoral que
habrá de convertirse en el tiempo y en medio de esta sociedad de corruptos y
cómplices, en una de las expresiones más cínicas que conozca la historia
llamada República de Venezuela.
Pero ¿por qué, en qué, cómo
se aprecia en este acto tan alta manifestación de cinismo? Ya lo dijimos:
detrás de Emparan estaba Madariaga. Y es él quien le dice al pueblo allí
congregado cómo debe votar. El “no” nace de las señas y gritos de los
dirigentes, no surge de la conciencia del pueblo. El pueblo no decide nada este
19 de abril de 1810. Se le indica lo que debe decir, lo que debe gritar. Se le
manipula de manera vulgar, desvergonzada, obscena. Y todo para cambiar a un
representante por una Junta que defendiera la suprema autoridad metropolitana.
EL 19 DE ABRIL
ES EXPRESIÓN DEL DESPRECIO
POR LA VOLUNTAD POPULAR
El hecho, si se aprecia
ligeramente, puede parecer insignificante. Es el inicio de la manipulación, del
desprecio por la voluntad popular. Al pueblo no hay que dejarlo que decida
porque no piensa, porque es analfabeta. Es necesario que los que sepan leer y
escribir les señalen o anuncien la historia por hacer o simplemente les den las
respectivas órdenes de cuanto debe hacerse. Desde entonces el pueblo es un
espectador o un agente debida y terminantemente controlado. En este momento (y
digámoslo en lenguaje de tauromaquia) la suerte está echada y serían muchas las
estocadas votacionales, las picadas y puntillazos que aguardaban al supremo y
soberano pueblo.
En efecto, veamos cómo
prosigue la acción de los patriotas del año 10 y 11. El triunfo de abril lo
extienden en medio de pactos y acuerdos. Porque no todos los señores patriotas
estaban en la junta que defiende al Rey. A su lado (por decir lo menos) surge
un grupo de revoltosos que se organizan en una junta que van a llamar
Patriótica que propone una independencia radical. Los manipuladores les dijeron
que sí, que era justa su demanda y hasta estuvieron de acuerdo con la Declaración Radical
de Independencia. Pero lo importante es determinar el contenido de lo radical
con lo cual mostraban acuerdo.
EN LA PROCLAMACIÓN DE
LOS DERECHOS DEL PUEBLO SE CONSAGRA LA MANIPULACIÓN Y
SE ECHAN LAS BASES DE LA DESIGUALDAD
En la “Proclamación de los
derechos del Pueblo” que hace el Supremo Congreso de Venezuela, compuesto por
ricos y ‘aristócratas’ (que en nuestro caso es lo mismo y no otra cosa) como
Martín Tovar Ponte. José Ángel de Álamo, Fernando Toro, Isidoro Antonio López
Méndez, Juan de Escalona y Cristóbal de Mendoza, el 1ero de julio de 1811 (4
días antes de la proclamación de la independencia) se corrobora la manipulación
y se echan las bases de la desigualdad, de la negación de la libertad para las
mayorías y de la absoluta ausencia de la solidaridad entre los hombres, en
tanto que las barreras levantadas entre las clases eran verdadera y
terminantemente infranqueables. Pero no nos quedamos en los enunciados. Vayamos
al texto, veamos cómo se define al sujeto de la soberanía:
“Artículo 1- La soberanía
reside en el pueblo; y el ejercicio de ella en los ciudadanos con derecho al
sufragio...” [ii][ii]
Difícilmente puede
concebirse un mayor cinismo. Cuesta trabajo admitir que la capacidad de burla
llegue tan lejos. Distinguir entre sujeto de la soberanía y quienes pueden o no
ejercerla-aun siendo sujeto- es algo que rebasa todo desafío. Es una acción deshonesta en el más alto
grado. Pero la gracia no termina en el artículo que define la soberanía. El
artículo 8, para que no quede duda, señala: “Los ciudadanos se dividirán en dos
clases: unos con derecho al sufragio, otros sin él” y para que se sepa quiénes
son los “otros”, se establece el artículo 10:
“Artículo 10: Los que no
tienen derecho a sufragio son los transeúntes, los que no tengan la propiedad
que establece la
Constitución , y éstos gozarán de los beneficios de la ley,
sin tomar parte de su institución”.[iii][iii]
Mayor desprecio al pueblo,
a quienes no tengan la propiedad que establece la Constitución ,
difícilmente pueda expresarse en forma tan clara y nítida. Y al lado de este
profundo desprecio se junta otro: a los pobres se les concederá el beneficio de
la ley, pero en ningún caso podrá
participar en esta institución. Jamás la pobreza influirá en el proceso de y menos en hacer
las leyes. Debe conformarse con que le toquen los beneficios que la riqueza
acuerde para ellos. El cinismo sigue rebasándose.
Y en la primera Constitución
de Venezuela, promulgada por los patriotas de la Independencia , el 23
de diciembre de 1811, se corrobora lo expuesto y dispuesto en los Derechos del
Pueblo.
Allí se determina que
quienes tienen derecho al sufragio son aquellos hombres libres que posean
bienes o capital y que tuviesen grado de aprobación pública en una ciencia o
arte liberal o mecánica, o fuesen arrendadores de tierras. ¿Qué pobre puede
manejar ciencia o arte en esta sociedad? ¿Qué pobre puede ser arrendador de
tierras?
Y la respuesta surge como
inevitable. ¿Y por qué tanta burla? Porque las únicas virtudes que conoce,
acepta o adopta este legislador es la del cinismo. En un inicio sólo se trata
tal vez de ocultar la forma como se pisotea, veja y somete al pobre y en el
camino de estos acomodos se llega indefectiblemente al planteamiento más
desvergonzado y sucio. Y todo sin perder de vista que la libertad, la igualdad
y la solidaridad, alcanzan para todo tipo de desafuero. Y conste que estos
enfrentamientos se van a trasladar a la propia guerra de independencia.
En efecto, el cinismo a la
hora de la conformación de los ejércitos patriotas es un verdadero capítulo en
el cual habrá que detenerse a la hora de replantear la historia militar de este
país. En principio podría pensarse que la independencia es tarea de todos y que
ello concitaba la unidad, a dejar a un lado los prejuicios raciales y los
rangos clasistas. Pero nada de esto se ajusta a la verdad.
EN LA INDEPENDENCIA EL
CINISMO SE APUNTALA EN LA GUERRA
La independencia se asume
como una empresa a la cual se le ha de sacar partido y beneficio. Al final de
todo estaba planteado el botín. Hacia allá se dirigen los esfuerzos de los
ricos patriotas. De allí que veamos en los años 11 que el cinismo referido a
quienes corresponde o no votar, en el orden militar se traduce en las milicias
de blancos, pardos y morenos. La aristocracia no podía luchar al lado de la
pobreza que además era de “raza inferior”.
El Decreto de Guerra a
Muerte es particularmente importante para advertir la forma como se manipula y
utiliza al colectivo social. Aquella era una lucha independentista que no
tocaba a las mayorías. La esclavitud y la pobreza en general mantenían su
condición. Las clases dominantes adelantaban ‘su’ guerra poniendo especial celo
en los límites que no debían traspasar los explotados. Para esta masa no
adquiere entonces ninguna significación particular el “mensaje patriota”. No
tienen ellos una causa que defender. De allí que su incorporación a uno u otro
bando estuviese definido más bien por los ofrecimientos que se hacen y las
prebendas que se otorgan. En un principio el ejército ‘realista’, las
montoneras de los Boves supieron ganar a los hambrientos y con ello dieron un
gran impulso a su lucha.
EL DECRETO DE
GUERRA A MUERTE PARA LA INTIMIDACIÓN DEL
PUEBLO
Y es precisamente en esta
situación como surge el Decreto de Guerra a Muerte cuyo objetivo principal no
está dirigido a españoles ni a canarios. Cuanto se persigue es la intimidación
del pueblo –esos a quienes no alcanza el sufragio ni tienen propiedades- para
que se incorporen a la causa patriótica. Inicialmente se les desprecia, se les
pone a un lado por pardos, morenos o negros. Luego se les coacciona a que
defiendan una independencia que no les pertenece. Y no quiere decir esto que
los jefes patriotas, encabezados por Bolívar, hubieran variado su concepto
sobre el pueblo.
Para 1819, las clases
dominantes reafirman la distinción entre los “ciudadanos”. Y los lineamientos
que salen del Congreso de Angostura distinguen los ciudadanos activos y
pasivos. El primero es el ciudadano que puede votar y el segundo es el que está
impedido de ejercer este derecho. Para ser ciudadano activo hace falta saber
leer y escribir (humillación y cinismo para con un pueblo que era víctima de
los mecanismos establecidos para que
estas “virtudes” fueran verdaderos privilegios), poseer 21 años o ser casado y
poseer una propiedad raíz de 500 pesos en cualquier parte de Venezuela. En ese
Congreso Bolívar expresa:
EL CINISMO DE
BOLÍVAR
...“Mi opinión es,
legisladores, que el principio fundamental de nuestro sistema, depende
inmediata y exclusivamente de la igualdad establecida y practicada en
Venezuela. Que los hombres nacen todos con derechos iguales a los bienes de la
sociedad, está sancionado por la pluralidad de los sabios, como también lo está
que no todos los hombres nacen igualmente aptos a la obtención de todos los
rangos; pues todos deben practicar la virtud y no todos la practican; todos
deben ser valerosos y no todos lo son; todos deben poner talento y no todos lo
poseen. De aquí viene la distinción definitiva que se observa entre los
individuos de la sociedad liberalmente establecida”... [iv][iv]
Las acciones del cinismo no
se detienen. Abundan, profundizan. La igualdad. ¿Cuál igualdad? ¿La de cuáles
sufragios? ¿La de las milicias de blancos, pardos y morenos? ¿Qué hombres nacen
todos con derechos iguales a los bienes de la sociedad? Pero, ¿qué dice el
señor Libertador? ¿En qué sociedad piensa? ¿En la suya que divide a los hombres en libres y esclavos y a
los primeros en ricos y pobres, gente y “los otros?
Por supuesto, ¿cómo puede
aspirar el esclavo al rango de aristócrata, a su valor, su talento, su virtud,
si el rico de todo puede proveerse, todo puede comprarlo? Y le falta al señor
Libertador algo crucial: No dice –ni por equivocación- que todos los
hombres deben poseer propiedades y no
todos las poseen. Se ufana de achacarle a la gente del común falta de virtud,
de talento y valor, pero es rentable para él señalar que no posean propiedades.
Y no queda aquí Bolívar: Los hombres son desiguales pero es posible crear una
igualdad ficticia:
... “Si el principio de la
igualdad política es generalmente reconocido, no lo es menos el de la
desigualdad física y moral. La naturaleza hace a los hombres desiguales en
genio, temperamento, fuerzas y caracteres. Las leyes corrigen estas diferencias
porque colocan al individuo en una sociedad para que la educación, la
industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den una igualdad
ficticia, propiamente llamada política y social”... [v][v]
Aún admitiendo la buena fe,
la equivocación, la ignorancia o el atraso, no se puede dejar de reaccionar
ante esos conceptos tantas veces repetidos y tan pocas veces asimilados. ¿Cuál
igualdad política generalmente reconocida?, ¿igualdad política en una sociedad
donde unos hombres ejercen el sufragio y “los otros” no siquiera tienen derecho
a opinar?
EL CINISMO DE
LA ‘IGUALDAD FICTICIA’ SÓLO QUIERE OCULTAR LA DESIGUALDAD REAL
Cuando se acude a la
“igualdad ficticia” sólo se quiere ocultar la desigualdad real, la explotación
que ejerce la riqueza sobre pardos, morenos, negros y aborígenes. Y si la
realidad económica y social refiere todo tipo de desigualdad, mal puede
admitirse la existencia de una igualdad a nivel político, de la ley, la
educación, las artes, etc. No hay ningún tipo de dudas respecto a esto: la República que está en
vías de extinción es y corresponde a los héroes y caudillos.
Y esto va a quedar claramente establecido a la
hora de la conformación de la
República del año 30, la que es producto del rompimiento de
la llamada Gran Colombia y que tiene en su base un Estado unitario-explotador
que aún goza de la más esplendorosa salud. Es esta una República que ratifica
la división de los hombres en libres y esclavos y que –cínicamente- mantiene,
consecuentemente, todas las desigualdades económicas, políticas, sociales y
humanas que estaban consagradas en el texto del año 11. Y se trata de una
República que ha de extender su dominio a los llamados gobiernos oligárquicos.
DEL CINISMO
FEDERAL AL CINISMO DEMOCRÁTICO
En 1864, cuando la
situación se le complicó a la “oligarquía tradicional” y a la federal y se vio
avanzar la fuerza popular en forma progresiva, hizo presencia el gran temor. Se
trataba de un pueblo que, aprendido el camino y el instrumental de la guerra,
siente que puede ir más allá de los límites establecidos. De inmediato hubo
necesidad de buscar una solución: un pacto que permitiera acordar entre las
partes, que ninguna se sintiese perjudicada y que pudiera servir para lo
fundamental: detener el peligro que significaba un pueblo dispuesto a hacerse
sentir real y concretamente en el plano de sus reivindicaciones económicas,
políticas y sociales. Ante esta amenaza surge el tratado de Coche, cuya tercera
condición es de particular interés:
En este caso, la abierta
represión, la subestimación a la tan manoseada voluntad popular alcanza un alto
y poderoso nivel de cinismo. Y en adelante el voto seguirá el curso de directo,
secreto, universal, indispensable, etc. Pero la realidad estará en permanente
contraste con las aspiraciones del pueblo de elegir, ni siquiera de ser
elegido. La gente del común en este país, desde el propio momento de instalada
la vida republicana, entendió que los pobres no podían representar a los
pobres. Que esa misión le estaba encomendada a la riqueza y por ello dejó de
hacer esfuerzos por alcanzar posiciones que no le pertenecían. Por ello se
acepta la Asamblea
Nacional nombrada por Páez y Falcón como los resultados electorales
que da el triunfo a cualquier general de las últimas décadas del siglo pasado o
del inicio del presente.
EL CINISMO DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE SE FUNDAMENTA EN LA RETÓRICA DEL VOTO
Y cuando adviene el llamado
período moderno, una vez muerto Gómez, no hay cambios significativos en lo
formal y material-votacional en los gobiernos de López Contreras y Medina
Angarita. Pero pronto hará su entrada triunfal la llamada Revolución de
Octubre, cuya mayor justificación se
centra en la retórica del cinismo del
voto. La nueva Constitución
restituye el viejo voto directo, universal y secreto, pero con una novedad:
podían votar las mujeres por primera vez en la historia de Venezuela
En base a este estatuto
electoral se eligió a Rómulo Gallegos, pero ese voto “universal y secreto”
naufragó el 24 de noviembre de 1948. Quedó enterrado hasta el año 58. En la
propia madrugada de este día cuando Pérez Jiménez ni siquiera había abierto las
maletas en República Dominicana, el
presidente de la Junta
declaraba que uno de los primeros objetivos de ese gobierno sería llamar lo
antes posible a la celebración de elecciones libres, universales, directas y
secretas.
EN 1958 EL
PUEBLO VOLVIÓ A CREER QUE HABÍA
ALCANZADO LA IGUALDAD DEL
VOTO
En efecto, ya el 7 de
diciembre de ese año 58, se producen los “libérrimos comicios”. La gran
maquinaria del cinismo que no había cesado en ningún momento y que alcanzó su
máximo esplendor el propio 23 de enero, cuando las mayorías fueron sometidas a
una manipulación semejante a la que hiciera Madariaga con el pueblo “allí congregado”.
El 19 de abril de 1810, una vez más, las mayorías creyeron y festejaron haber
lanzado el yugo. El 23/01/58, 148 años después, el pueblo, de nuevo tuvo la
convicción que se había convertido en el verdadero y legítimo soberano de la
historia nacional.
El pueblo, en efecto, volvió a
creer. Y a la vez todo fue dispuesto para crear las condiciones para que
la mayoría comenzara a sentir, percibir y disfrutar aquello en lo cual centraba
su convencimiento. Los demócratas adoptan ahora una nueva vestimenta. Eran unos
héroes y caudillos dispuestos a otorgar la libertad para todos, siempre y
cuando esta se limitara al sufragio (que estaría controlado por un aparato), la
libertad de expresión (organizada de tal modo que sólo obtiene tal privilegio
el que puede comprar el derecho). De resto Se concedía libertad de grito, de
propuesta, de pancartas y hasta de piedras, siempre y cuando se supiera que la
contrapartida sería la lacrimógena, el perdigón, la bala, el tanque, el
allanamiento, el preso, el torturado y el muerto.
La teoría de la democracia
actuó y volvió a actuar. Se trataba de echar a andar la ficción de libertad, la
propia democracia formal: hacerle creer, obligar, conducir a la gente hacia la
creencia –en términos de dogma- que la posibilidad de la palabra, el grito, la
expresión, conforman una democracia. No importa que nada se pueda responder o
explicar cuando se aluda a democracia social o económica, cuando se alude a la
justicia social o reaparto o distribución de la riqueza. Nada de esto debe
tocarse. Lo fundamental es que aquí todos podemos (y tenemos) que votar por las
malas, las buenas o por las otras. Porque el voto es la esencia de la
democracia. Sin el voto no hay democracia.
Puede faltar cualquier otro
componente: las mayorías nacionales pueden estar viviendo en la peor situación
económica, en la peor de las indigencias, pero si cuenta con el voto libre,
universal, directo y secreto, no podrá decir que la democracia es mala. Le da
lo principal: el sufragio, la posibilidad de elegir, de expresar libremente su
libertad y favoritismo en relación a quienes habrán de gobernarnos.
Y tal es la manipulación que ejerció el
sistema, que si en las primeras horas del 23 de enero el pueblo mostraba
disposición de avanzar hasta conseguir reivindicaciones de más peso, ya al
amanecer del siguiente día ese pueblo estaba gritando una consigna: ¡civiles a
la junta!, ¡civiles a la junta! Y la burguesía ya constituida en gobierno con
el apoyo del mando militar, aceptó la petición-el voto- y llevó a la Junta a uno de sus más
prominentes empresarios: Eugenio Mendoza y uno de sus asistentes, Blas
Lamberti.
EL CINISMO DE
UNA DEMOCRACIA CRIMINAL
Y luego de ser burlado el
23 de enero, al pueblo se le condujo a ¡Elecciones Ya! Y el propósito era
acabar con la inestabilidad que significaba un gobierno de facto. Después de
conocidos los resultados de los “libérrimos comicios” del 07D-58, parte del
pueblo caraqueño protestó, pero ya era tarde. Se establece entonces el primer gobierno
producto de “comicios libres”. La historia de los primeros dos quinquenios está
llena de represión, lucha armada, presos, torturas, asesinatos, desaparecidos y
todo un mundo de injusticias y atropellos sin precedentes en la historia
republicana de este expaís. Porque hay que decirlo de una vez y también en esta
oportunidad: esta democracia tiene en su haber más crímenes políticos que los
ocurridos en el país en todo el resto de historia republicana.
Pero precisamente esta
capacidad de crimen, de vejamen, atropello, entrega, la combina con su
permanente ofrecimiento de libertades, amplitud, voto. De allí que haya que
decir que la cadena no se quebró en los primeros gobiernos llamados
democráticos. El hilo criminal continuó a la hora de la pacificación, del
repliegue, de la paz conocida y aceptada. Con el voto y la supuesta libertad,
los demócratas han hecho cuanto han querido. Frente a ellos han estado los
grupos o partidarios de oposición y los radicales. Hubo la hora del voto, para
luego llamar al Boicot electoral y la abstención militante. Finalmente todo eso
quedó atrás y la pacificación de levantó y extendió y hoy alcanza a la casi
totalidad de los grupos de la llamada izquierda venezolana.
HACIA LA CONFORMACIÓN DE
UNA ESCUELA POPULAR DE SABIDURÍA SUPERIOR QUE ENFRENTE EL CINISMO
Desde la seña de Madariaga
hasta la conducción radio-televisiva-impresoencuestada. Desde la “igualdad
ficticia” de Bolívar hasta la igualdad auténtica que nos permite y obliga a
votar, la trampa aunque en formas distintas, ha sido esencialmente la misma.
Primero fue hacerle creer a las mayorías, al pueblo o pobreza que existía la
igualdad política, pero que los llamados a gobernar eran los ricos, dueños y
señores. Que por ello no todos tenían que votar. La política constituía
entonces un área restringida en la cual sólo podían y debían penetrar los
privilegiados. Allí nada hacía un pueblo analfabeta, iletrado, sin moral ni
valor.
EL VOTO COMO
MURALLA DE CONTENCIÓN
Pero este esquema se revela
como peligroso a partir de la guerra federal. En este momento el pueblo se le
alza a la oligarquía. Materialmente se radicaliza. Y una de las maneras que se
consigue de controlarlo es mediante el ofrecimiento del instrumento para que en
los sucesivo pueda elegir a sus gobernantes. El voto es entonces una muralla de
contención, una forma indirecta de reprimir y de engañar. Así lo fue a la hora
del Tratado de Coche. Y lo más grave: lo es todavía.
Hoy el voto se utiliza como
la más codiciada mercancía. Este régimen creó la democratización del voto.
Cualquiera puede obtenerlos, mantenerlos, resguardarlos, trocarlos,
engordarlos. Tener votos y votantes es tener un capital. Es toda una empresa de
responsabilidad ilimitada que produce jugosos dividendos y atractivas
ganancias. Por ello en el país cada quien tiene o aspira tener su empresa
partidista votacional. Se ha creado en consecuencia una clara
política-parasitaria estatal que vive de y para la empresa
democrático-votacional, que invierte en el voto en la seguridad de que en la
cuota de poder que obtenga sacará los costos de su inversión, más una buena
ganancia. Es esta la mejor y más rentable de las inversiones.
De allí que todo el que
invierta en voto y democracia se vea obligado a velar por su salud y
permanencia con lo cual se arriba –nada menos- que a la autoconservación de la
democracia. Todos los usuarios –ricos y pobres de derecha, centro, izquierda y
radicales, ciudadanos de primera y de segunda, letrados e iletrados- están
cuidando, velando y protegiendo la democracia y el sagrado deber del voto. Y de
aquí a una autorepresión no hay ninguna distancia. Esto quiere decir con
Mairena, que el cinismo ha alcanzado niveles capaces de anegar toda la República.
HOY EL CINISMO
LO OCUPA TODO
Y es que todo el mundo se
ha vuelto cínico. El cinismo lo ocupa todo hasta el punto que es válido
preguntarse si se habrá agotado la dignidad en este país. El hecho de que la
gama de políticos se afirme e identifique con la corrupción, la desvergüenza,
¿el engaño, la mentira y el fraude, significa que aquí no hay posibilidades de
nada distinto y que todo está orientado hacia el degrado moral, histórico y
humano? ¿No será llegada la hora de establecer en este expaís una Escuela
Popular de Sabiduría Superior que comience por afirmar las bases y fundamentos
de una acción capaz de poner en su debido lugar por encima de los cínicos la
dignidad del pueblo?
Sin embargo, para cumplir
tal cometido es necesario partir de una
premisa fundamental: poner a actuar el saber comprobado del pueblo, su
sabiduría del más alto nivel, aquella que no puede ser penetrada, enajenada,
negociada, domesticada, financiada, compraventeada. La sabiduría que permanece
como reserva y posibilidad. La misma que espera para contribuir a la
conformación de una cultura auténticamente popular. Aquella sobre la cual recae
el saqueo, la deformación, la destrucción.
UNA ESCUELA DE
SABIDURÍA POPULAR PARA ENFRENTAR
EL CINISMO
La sabiduría popular viene
entonces a obligarnos a regresar a nosotros mismos a fin de adquirir el poder
mental que nos permita comprender nuestra realidad, aun con su carga de
componentes que se nos presentan como confusas e incomprensibles. Una sabiduría
que signifique poder, de captación, de asimilación, posibilidad de vuelo e
imaginación.
Es la perspectiva de
aprehender adecuadamente nuestra realidad, comenzando por ver las cosas, no a
través de las verdades establecidas, los intereses de las minorías, sino a
través del punto de vista del pueblo, construyendo a partir de allí una
conciencia y un pensamiento con una dirección y un norte distintos a los que
desde hace 500 años hasta hoy ha impuesto la empresa del cinismo, la
apropiación y la domesticación, a esta sociedad hoy llamada democrática.
Una escuela como esta no
puede ser, en consecuencia, para diseñar programas, candidatos y votos, para
contribuir a alimentar el cinismo ni para reproducir los valores establecidos
en el sistema explotador. Es una escuela que parte de la sabiduría popular, que
viene del pueblo mismo y hacia él va, que salta hacia adelante, llena de
interrogantes, cuestionamientos, preguntas que tienen que ver con el presente y
el porvenir, que está más allá de lo que hasta ahora se ha presentado como
dogma y verdad.
Una escuela que enfrente
todo cinismo, toda burla, todo vejamen físico, moral, mental., cultural al
pueblo. Escuela para una Venezuela verdaderamente popular. La que no habrá de
construirse con votos, ni Consejos Supremos Electorales, ni con elecciones
separadas ni uninominales, ni con elección directa de gobernadores, ministros,
secretarios, concejales, diputados, senadores, bachilleres, curas y prefectos.
UNA ESCUELA
PARA ABRIR LA REFLEXIÓN SOBRE
EL PAÌS
Una Escuela que abra la
reflexión sobre el país a partir del propio expaís y el proceso social que le
ha tocado vivir, visto no como lo narran los canales oficiales, sino como lo
percibe, siente y ha vivido el pueblo, las grandes mayorías, ayer divididas
constitucionalmente en ciudadanos de primera y segunda hoy convertidos todos en
ciudadanos democráticos, que siguen padeciendo, como ayer, las mismas ingentes
necesidades, la misma depredación y apropiación, el mismo saqueo y la misma
miseria.
Una Escuela para el rescate
del poder creador de ese pueblo, de su condición y esencia alfarera y
carpintera, floricultora y forjadora de cimientos para el hacer colectivo y
solidario, para el canto y la alegría, para la conjunción con la vida que no
con la muerte. Y es entonces cuando volvemos obligadamente a Mairena: “Es
cierto –decía proféticamente mi maestro- que se avecinan guerras terribles,
evoluciones cruentísimas, entre cuyas causas más hondas pudiéramos señalar,
acaso, la discordancia entre la acción y sus postulados ideales y una gran
pugna entre la elementalidad y la cultura que anegue el mundo en una ingente
ola de cinismo...” [vi][vi]
EL CINISMO
PUEDE ESTIRARSE PERO ¿HASTA
DÓNDE?
Y en verdad que en este expaís-y
ahora lo decimos sin contenido profético- se acercan tiempos duros.
Difícilmente la democracia del voto, el grito, la miseria, la indigencia puedan
mantener su vida. Los recursos para el engaño, el vejamen y el cinismo son cada
vez mejores. La angustia entre los explotadores cunde. Los próximos cinco años
no podrán cumplir ni medianamente con los ofrecimientos y banderas de la
demagogia. El cinismo puede estirarse. Pero, ¿hasta dónde?
El cinismo y la
discordancia han sido útiles para la acción coercitiva y represiva y han venido
a pagar dividendos aun mejores como medios de domesticación, enajenación y
mentira. Ha sido esta la gran doctrina de la democracia. Y frente a la escuela
del cinismo que convierte a los hombres y mujeres del pueblo en los
sostenedores y avaladores del orden que los sojuzga, es necesario enfrentar la Esuela Popular de
Sabiduría Superior:
DE LA ESCUELA DE SABIDURÍA
POPULAR A LA ESCUELA
PIOTAMAYISTA DE
IDEALIDAD AVANZADA
...“Estamos abocados a una
catástrofe moral de proporciones gigantescas, en la cual solo queden en pie las
virtudes cínicas. Los políticos tendrán que aferrarse a ellas y gobernar con
ellas, nuestra misión es adelantarnos por la inteligencia a devolver su
dignidad de hombre al animal humano. He aquí el aspecto más profundamente
didáctico de nuestra escuela Popular de Sabiduría Superior...” [vii][vii]
Una Escuela que se asemeja
a la Escuela
de Idealidad Avanzada que propusiera Pío Tamayo, cuando hace 60 años, intuyó el
cinismo y la descomposición, y lo llamó por su hombre. Y clamó por una
formación, una Escuela de Idealidad Avanzada, que devolviera al hombre su
dignidad arrebatada y señaló los caminos y las vías para alcanzarla. Los del
trabajo creador, la entrega y el compromiso con las causas más altas del
hombre.
No otra perspectiva tenemos
aquí hoy, en este expaís invadido por el cinismo, pero que tiene en su base el
barro y la materia, los hornos para construir los ladrillos necesarios, los
instrumentos para la ciega, y la paciencia para pulir y labrar la piedra hasta
convertirla en casa. A esas fuerzas inéditas hay que ir, a esas potencialidades
represadas hay que dirigirse, para echarlas a correr por los viejos cauces que
hace miles de años sembraron en estos territorios la vida primera, los nuevos
signos de una historia sin cinismos y mentiras, sin explotadores ni corruptos,
hecha de flor y canto, de dignidad y justicia, de campos cultivados para la
abundancia de todos, de inteligencia popular desbordada, de tierra pródiga y la
alegría rescatada del hombre. Sólo entonces cada quién sabrá para qué nació en
estos tiempos y en estas tierras.
HAY QUE
DETERMINAR NUESTRA PROPIA RESPONSABILIDAD EN EL PROCESO CÍNICO
Hasta ahora ha sido esa
ingente ola de cinismo la que ha asignado nuestra historia. Esa discordancia
entre los postulados ideales y el hacer histórico se ha esgrimido para querer
justificar y avalar una acción cuyo objetivo ha sido y sigue siendo la
ganancia, el beneficio, el dividendo, a costa de la vida y el trabajo popular.
Y debemos determinar nuestra propia responsabilidad en ese proceso. Poco antes
de morir asesinado por los verdugos que también asesinaban a Venezuela, Pío
Tamayo, desde su último lecho, señaló:
“Todos tenemos la culpa. No
hay uno solo de nosotros que no haya tenido alguna vez el mal pensamiento de
cooperar con la tiranía; lo que pasa es que nos e han tomado el trabajo de
irnos a comprar o han equivocado el precio, o han dejado pasar el cuarto de
hora. Tú verás salir de la cárcel a revolucionarios tremendos que dejan de
serlos en cuanto los nombran Secretarios Generales de un Estado, o diputados, o
simplemente, jefes civiles de algún municipio.
El país estaba corrompido,
pero Gómez es el único que ha sabido explotar la corrupción. Ha hecho de la
delación una virtud; y, traidor él, premia largamente a los traidores, cuando
él es el beneficiado con la traición. Si no lo es, la castiga y llega hasta el
crimen pasando por la tortura. ¡Todos hemos sido cobardes! dime, si no, ¿qué
organización de defensa ha habido entre nosotros para sembrar siquiera las
ideas, aunque fuese de manera subrepticia y secreta?
Mañana, cuando el dictador
desaparezca, todo el mundo andará desorientado y sin rumbo y mientras se está
hablando, sin obrar, un nuevo tirano se erguirá agitando el látigo sobre el
rebaño de carnero que somos” [viii][viii]
Todos, las mayorías han
sido impulsadas hacia la cobardía. Y esa
cobardía y la complicidad nos han
definido. Hemos cohonestado con el cinismo. Y para decirlo con el propio
Mairena, hemos confundido valor con precio. De allí que nos hayamos sentido
orgullosos de vendernos. A ello le hemos atribuido un valor a pesar de que
podamos hacer efectivo lo recibido. Todos somos culpables del cinismo
gomero-dictatorial de cualquier estación.
Y la cobardía impuesta ha
sido el mejor aliado de esa conciencia de culpabilidad. Ni siquiera hemos
tenido el vuelo, la inquietud, la tentación, la capacidad requerida para crear
un instrumento para sembrar ideas aunque fuese de manera subrepticia y secreta.
No habíamos tenido el valor para correr el riesgo, enfrentar el reto de una
Escuela Popular de Sabiduría Superior. Nos hemos contentado con contemplar el
vaivén terrible de esta historia de vejamen y explotación.
Por ello, desaparecido
aquel tirano, caímos en el camino del no rumbo y sin orientación. Nos echamos a
la deriva como simples cómplices, dispuestos a avalar como “rebaño de carneros”
los nuevos capítulos de la historia dispuesta por la explotación. De allí que
nuevamente el tirano se haya erguido agitando el látigo sobre lo que somos: un
rebaño sobre el cual recayó el despotismo de la fuerza y la coacción y hoy esos
mismos instrumentos han sido democráticamente suavizados. Ahora el látigo pasa
por los Consejos Supremos Electorales, los canales televisivos, las bandas
cortas, los planes República, la educación corrompida y miserable y la
degradación humana y moral a la que todos contribuimos.
Habremos de levantar
cabeza... ¿Cómo? ¿Cuándo? La
Escuela Popular de Sabiduría Superior ha de ser, tiene que ser el instrumento para
ayudarnos a liberar de la condición de rebaño, de carneros, y convertirnos en
auténticos hombres de este tiempo, dispuestos a construir un destino distinto
al que nos han impuesto los dueños y señores, un destino que es y será el
tiempo del colectivo social, el tiempo de la construcción de un verdadero país.
Lección inaugural dictada por el Doctor Agustín
Blanco Muñoz, en el Liceo “Libertador” de la ciudad de Mérida, el 08 de julio
del 2003.
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