viernes, diciembre 03, 2010

¿MUERTO EL PERRO SE ACABA LA RABIA?



La vulnerabilidad de esta sociedad aún  llena los caminos de muerte. El oficialismo, como en el pasado, acusa a las lluvias como productoras del desastre para salvar su responsabilidad.

Se pretende olvidar que el problema no es el clima sino la inclemencia a la que está condenada la mayoría de esta sociedad.

El 15D-99 cuando se produce el descomunal deslave  en Vargas y la tragedia  toma todos los espacios, la preocupación prioritaria del régimen es la aprobación de la ‘Constitución Bolivariana’.

La línea política era muy clara: Qué los muertos entierren a sus muertos mientras  el gobierno cumple con buscar y asegurar sus votos. A pesar de ello, la abstención fue cercana al 60%.

De modo que a esta hora no estamos lejos del ‘llueve pero escampa’ de Carlos Andrés Pérez. Sigue sin escampar para los desamparados y vigentes los tiempos del defenestrado presidente

Al evaluar el presente y las lluvias frente a la misma vulnerabilidad social, se evidencia la permanencia en el pasado. ¿Cómo se llegó a este expaís convertido en Venecuba?

¿Cuáles son los cambios que se han producido aquí desde la liquidación de CAP? ¿Cuál la diferencia entre aquella y esta Venezuela? ¿Deja de lado  este socialismo del siglo XXI al ‘capitalismo macroeconómico’ de CAP?

A 17 años de la ‘muerte política’ de CAP es inevitable inquirir sobre la justicia aplicada para sacarlo del mando-poder y abrirle las compuertas a un proyecto que reunía el desquite y la ambición de varios momentos.

Quienes  asumen  el comando de este golpismo, no actúan para conformar una Venezuela mejor sino más productiva para las ambiciones de notables, militares y sectores políticos disímiles que vieron llegada la hora de otro gran saqueo.

La conspiración civil de los años 92 y 93 tiene al frente a Rafael Caldera, y entre sus militantes a Arturo Uslar Pietri, José Vicente Rangel, Ramón Escovar Salom  y muchos más.

Fracasados el 4F y el 27N-92 se busca la vía “legal”  para el derrocamiento de CAP.  En lo específico se la acusa de ‘uso indebido’ de la partida secreta a favor de Violeta Chamorro.

Un sinuoso proceso que termina con el derrocamiento de CAP. Algo sin precedentes, producto de una suma-conjunción de fuerzas que entendieron que los males aumentaban y se profundizaban con el plan de ajustes macroeconómicos para la modernización de la economía y la propia presencia de Pérez  al frente del gobierno.


Muchos llegaron a creer, nos llegó a comentar CAP, que con la aplicación  del credo liberal-positivista según el cual “muerto el perro se acaba la rabia”, se podía salir de la presente crisis.


Una parte importante de AD, encabezada por el Secretario General Luís Alfaro Ucero, el resto de los partidos,  incluyendo todos los matices de la izquierda, entendieron que lo patriótico era liquidar a CAP.

Los medios de comunicación y buena parte de los industriales creyeron que, a la luz del levantamiento social y la masacre correspondiente del 27F-89, había que  prescindir de un régimen que no garantizaba estabilidad política ni económica.

Pérez se queda cada vez más solitario a expensas de una justicia que tiene previamente establecido el veredicto de su derrocamiento.

Y en este momento vimos un CAP que sorprende al asumir la credibilidad en las instituciones y en los propios magistrados que lo procesan. Pensó que no se podía destituir un presidente constitucional sin los fundamentos necesarios, porque ello conduciría la democracia hacia el abismo.

Pero no fue así, y la condena la firma la Doctora Cecilia Sosa Gómez como Presidente de la CSJ y la ratifica el Congreso el 23 de mayo de 1993.

Al conocer la sentencia,  CAP sintetizó su discurso así: ‘Hubiera preferido otra forma de morir’. Sintió que se liquidaba de este modo no sólo a un político sino a lo que entendía como democracia.

Este proceso culmina una vida política que se inicia en 1936 cuando CAP tiene 14 años.

Y precisamente, el libro que recién publicamos: Yo Sigo Acusando, Habla CAP, el Defenestrado, registra  la vida del personaje y una visión de la historia de AD y de la política de casi un siglo.

Este trabajo  lo iniciamos en 1979 y concluimos en el presente año. Son 30 entrevistas, una introducción sobre el camino político de CAP, una entrevista al Dr. Alberto Arteaga sobre el juicio, una cronología sobre la defenestración, el cuerpo de las entrevistas y como epílogo el discurso sobre una  muerte rechazada.

Y conste que no salimos en defensa de CAP. El libro es tan polémico como su vida. Importante, sin embargo, que el entrevistado no se queda en la acusación. Va también a la reflexión.

De allí  su expresión de la que se puede desprender un sentido autocrítico: ‘La estamos pagando’. Y alude específicamente a la tragedia que nos envuelve.

Por encima de su muerte política siguió la rabia. Y vino este terrible proceso que multiplica toda frustración y capacidad destructora. ¡Hasta cuándo la vida sin vida! Twitter: @ablancomunoz


El Universal, 03 de diciembre del 2010.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me disculpa profesor, pero yo soy de los que piensa que el perro de CAP estuvo bien muerto, lo que pasa es que no se mató al perro de Caldera ni al actual. Y no sabemos hasta cuando nos vamos a calar a este que hoy nos gobierna.

Francisco Enciso G

Alexander Correa dijo...

Saludos Profesor...
Le Felicito por sus Últimos ensayos de este año, le ha dado más claridad, el rumbo de sus trabajos.

El comienzo, es reconocer los triunfos del pasado y corregir sus fracasos, no todo lo contrario.

Incluso todo lo que refiera negar el pasado, seguira siendo siempre un atraso...