lunes, mayo 09, 2005

¡DESTRUCCIÓN SOCIALISTA-REVOLUCIONARIA!

¿Qué se quiere implantar? ¿El ‘socialismo’ a la cubana? ¿El que crece en países como China, Rusia, Yugoslavia, Hungría, Polonia. Angola, Vietnam, hoy inscritos en el contexto del capitalismo? ¿El fracaso que se ocultaba tras los muros y que en ningún momento dio señales de crear nuevas fuerzas productivas ni relaciones de producción? ¿Se creó acaso un nuevo modo de producción que reemplazara al capitalista?

En este ex-país tenemos hoy un régimen que es producto del vacío económico, político, social e institucional que se intensifica a partir del 27F-89. Desde entonces la descomposición, cada vez más profunda, nos conduce al precipicio de una tal ‘revolución bolivariana’ que ya se evidencia como el muro correspondiente que sirve de escondite o preparación de los planes para implantar el socialismo del atraso, el padecimiento y el horror.

El golpista presidente (GP) llega a la primera magistratura en medio de la desesperación de un colectivo social frustrado y con el visto bueno de USA y los sectores petrolero-económicos. Pero él había anunciado en ABM, Habla el Comandante, Caracas, l998, que su propuesta constituyente...“es un proceso revolucionario para destruir este sistema, no para rehacerlo, como procuran otros proyectos.” (287). El 19/07/95, aún en su posición anti-elecciones señaló: ...“Nada que intente superar este modelo de democracia liberal, que para nosotros ya murió, puede provenir de elecciones.” (168). Sin embargo, en 1997, y sin mayores explicaciones, es candidato presidencial.

En la introducción de este libro señalamos: ...“ Chávez y su MBR-200 siguen en la perspectiva-posición violenta, pero utilizan las elecciones para hacer trabajo ideológico y para organizar el movimiento que les permitirá controlar el poder, una vez que lo obtengan por la vía electoral. Y para este cometido utilizarán también la constituyente.”…(18) Estos instrumentos sumados al ‘bolivarianismo’, sirven como barniz democrático-patriótico para ofertar una mercancía electoral victoriosa. De modo que no debe sorprender que, en su discurso del 01/05, repita el anuncio: vamos hacia el nuevo socialismo, aunque no especifica lo que entiende por eso de neosocialismo.

Cercado por su propio discurso, ante la falta de un partido orgánico y la presión de los talibanes, refuerza su compromiso internacional con el proyecto neo-revolucionario, en especial con los cubanos, y asume la senda del autoritarismo, tal y como enseñan los grandes jerarcas del socialismo fracasado, encabezados por Stalin. Desde un inicio la llamada ‘revolución bolivariana’ está manejada por Fidel Castro. Este experimentado caudillo, el 03/02/99 en el Aula Magna de la UCV, le pide paciencia a los ‘revolucionarios venezolanos’ para que no se empeñen en repetir la experiencia cubana, porque aquí prevalecen otras circunstancias. Pero más adelante convenció a su mejor alumno de que sólo hay dos caminos: capitalismo y socialismo. Y en este caso el neosocialismo, capaz de no devolverse al reino del capital. ¿Pero a cuál socialismo se refiere? ¿Cuál es, dónde está el que no se devolvió?

Lo evidente hoy en nuestro medio es la cubanización cada vez más creciente y activa. Porque esta es una de las fuerzas a la cual se le asigna una mayor responsabilidad en el resguardo y conducción del ‘proceso’. Es a la vez un medio fundamental para mantener la ‘autoridad única’, el caudillo necesario e insustituible. Es el mismo régimen del pasado pero que ahora cuenta con perfiles más duros y terminantes, tal y como lo amerita la decisión de llevar este ex-país al llamado socialismo, independientemente de la posición que asuma la mayoría de los venezolanos.

Si antes las instituciones estaban gobernadas por mafias político-económicas, ahora son sustituidas por personeros tarifados que dicen actuar en nombre y dirección de la revolución. Los petrodólares de alto cambio son la base de la unidad pueblo-ejército-caudillo y del apoyo-proyecto internacional. Se dispone además de una reserva dimensional dispuesta para desplazar la FAN, generar temor, intimidar y limitar la actuación del colectivo. Todo unido a la intolerancia a toda disidencia.

Estamos ante un régimen que se expresa de manera violenta y cuya principal finalidad es el caos. Aquí no está planteada una efectiva transformación de las condiciones históricas, sino un proceso de destrucción que persigue la liquidación de todo ambiente de paz y tranquilidad. Se mantienen, sin embargo, las mismas relaciones en la producción, el capital prosigue en las mismas manos y se alimenta un autoritarismo-totalitarismo siempre dispuesto para el permanente ejercicio del poder y el usufructo de sus beneficios. Pero ¿hasta cuándo podrá cumplir este régimen con este plan de destrucción? ¿Hasta dónde la fuerza natural de la sociedad aguantará y convalidará un reino de muerte y destrucción que ahora se llamaría socialismo? abm333@gmail.com

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