domingo, agosto 22, 2021

LA OBSTINACIÓN POLITIQUERA


César Rengifo


LA OBSTINACIÓN POLITIQUERA
Agustín Blanco Muñoz


Caracho profesor, menos mal que vino a visitar esta bodega de su viejo amigo. Hay mucho que hablar de lo que está pasando, aunque me ha llamado la atención que hace días no me topo con los análisis a que nos tiene acostumbrados. ¿Es que está de vacaciones la Historia Actual?

Olvídese de eso Don Antero. Esta disciplina no toma vacaciones. Siempre está atenta al acontecer para analizar y trazar las perspectivas. Pero en los últimos días no hemos podido cumplir por falta de motivación. La monotonía que se ha impuesto en esta realidad política no sólo cansa y aturde, sino que produce un nivel de desmotivación que incide en la propia cuantía del trabajo.

Y es que ante el cuadro planteado, uno se pregunta ¿qué más voy a decir sobre una situación que llevamos un buen tiempo examinando y cuyos resultados hemos publicado de manera constante? ¿Cuántas veces hemos sostenido, por ejemplo, que mientras este socialismo esté inserto en un escenario que lo lleva a disfrutar del apoyo de las oposiciones, tendrá su estabilidad garantizada? ¿Nos decidimos a formar parte de la monotonía que denunciamos?

Ahora profesor, esto que dice suena raro en la voz del historiador que se ocupa del estudio de lo actual…

Si Don Antero, pero tenga en cuenta dos cosas, yo sólo soy un simple aprendiz de ese oficio y el objetivo a examinar parece estar cada día en el mismo punto: un círculo donde nada nuevo aparece. ¿Esto es lo que se nombra como obstinación politiquera?

Claro, como le digo es el cansancio de una política que se repite en forma desmedida con un solo propósito: la negociación, el acuerdo, el aprovechamiento para que todo quede en el mismo lugar. Lo acuso de ladrón, se demuestra que lo es, lo amenazo con la justicia, la celda inevitable. Pero tiene apoyo del imperio y aliados para cualquier dislate y termina todo en un ‘Acuerdo de salvación’ que firman y sellan las partes porque les favorece para darse un buen baño de democracia.

Todo queda en el marco de la paz y el entendimiento. Pero no se habla de Monómeros, de Citgo o del Banco de Inglaterra ¿Es que forman parte del acuerdo-negociación?

¿Y la ética, los valores y la política? ¿Hoy es la misma degradación del pasado? Otra vez lo de Pedro Emilio Coll: aquí nunca pasa nada. Con la voz gangosa y lamentable que tengo, canté en el Municipal y no me pitaron. Me aplaudieron hasta más no poder y después me sacaron en hombros cual torero famoso. Hacemos de una tragedia un irresponsable y fácil festejo porque sabemos que nada sucede, a no ser abrir más brechas entre los que tienen y los que no.

El Pacto de Coche de 1863 que detiene el “peligroso” avance de la pobreza hacia el poder y que abre puertas a la autocracia del Gral. Guzmán Blanco, sigue vigente. En 1935 se pensó que la muerte natural había acabado con el Gral. Juan Vicente Gómez y su gobierno, pero muchos no entendían como después de fallecido seguía (y sigue) mandando.

¿Eso quiere decir profesor, que en cada caso ha estado presente eso del círculo  de la obstinación politiquera? Si Don Antero, no hemos  tomado en serio nuestra Venezuela. Lo ligero, la chercha, ha sido nuestro norte permanente. Este es el caso del “Fenómeno Interino 19-21”, que tenemos hoy en plena acción. Un caso sin precedentes. ¡Menos mal que aquí ya nada nos sorprende! ¿Pero qué estamos construyendo en este azaroso andar?

Definitivamente Sancho, ¡vivir es construir horizontes para todos los amaneceres y muy poca gente es capaz aquí de entenderlo y practicarlo!

 

@ABlancoMunoz
abm333@gmail.com

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sábado, agosto 07, 2021

¿Y QUÉ SERÁ VIVIR?





ÁRBOL DE LA VIDA


ÁRBOL DE LA MUERTE


¿Y QUÉ SERÁ VIVIR?
Agustín Blanco Muñoz

 

Los gritos de vida están en los siglos del hombre. El propio nacimiento de la especie trae la interrogante en relación a qué es y significa vivir, a quién sirve y hasta cuándo llega. Hay quienes mantienen que es más que el acto de respirar y dejar de hacerlo. El lado opuesto dice que como llegamos nos vamos y punto. Entonces Rabindranath Tagore y tantos otros narran los ‘recuerdos de su vida’.

Pablo Neruda escribe el testamentario ‘Confieso que he vivido’. Violeta Parra lleva al grito su: ‘Gracias a la vida por lo tanto que me ha dado’. Daniel Santos alza la voz para decir que ‘en el juego de la vida, al morir nada te llevas’. Y por eso el pedido: ‘vive y deja que otros vivan’.

Miguel Hernández, a su vez, nos refiere sus penas. “Con tres heridas yo: la de la vida, la de la muerte, la del amor.”

Pero si la vida es esta realidad en heridas de amor y triunfo de la muerte ¿es porque materialmente nacemos con la vida herida de muertes? ¿Somos entonces un mundo de miedos, temores, angustias, confusiones y gente muerta?

¿Cómo ver nacer y crecer la esperanza y amor de y para la vida? ¿Vivir es amar para morir inmerso en ese mismo amor?

Y por todos lados la vida de cada quien con el agravante que no se dice qué es vivir.

¿Por qué no decir con ‘El Principito’ de Antoine de Saint-Exupéry que la vida se siente, pero no se ve? Y si el vivir es un sentirse acompañado física y espiritualmente, un compartir amoroso, hermoso que trasciende lo material para tocar la paz y la satisfacción interior, ¿cómo hablar entonces de vivir en este angustiante mundo regido por el egoísmo-mezquindad y la miseria?

Don Pedro Flores dibujó con mucha claridad en ‘La Partida’, la dramática experiencia de Daniel Santos, que el mismo expone como testimonio de la realidad de nuestro supuesto vivir. Un joven lanzado a la guerra a defender intereses que no le pertenecen, siente ni comparte. Y se lo llevan dejando en el camino la madre de su más profundo amor. Al muchacho se le arranca su esperanza de vivir mientras se le lanza a un irrefrenable y duro llanto.

Es la síntesis de los milenios de propiedad que se juntan a toda injusticia, dolor, persecución, tirantez y todo tipo de confrontación hasta llegar a la más abierta y destructora de las guerras.

Sigue así la histórica sucesión que hoy adquiere la tonalidad de guerra radical o terminal, que apunta hacia la guerra imperial con el innegable anuncio de la acción exterminadora, que sólo permita la presencia del Rey de los Imperios de todos los tiempos.

Un imperio en el que la vida estará reservada a la robótica computarizada -capitalista o ‘socialista-comunista-capitalista’- que extingue todo aquello de sentir la vida y da entrada a todas las formas de morir. Los jóvenes, dice Antonio Machado, seguirán en la ilusión del mañana y los viejos su viaje al barranco.

Sancho, Sé que lo tuyo no es sólo sentir tu vida, sino la de todos. ¡Y esto muestra la capacidad de vida que no podrás realizar en este precario y limitado mundo de todo padecer y ninguna alegría!

 

@ABlancoMunoz

07 de agosto 2021

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