La falsificación interesada de la historia no se detiene. Hoy estamos ante otros actores que creen inventar novedosos criterios y conceptos. El Alcalde Mayor (AM) ha sacado a relucir un ‘grueso tema de discusión’: la fecha de fundación de Santiago de León de Caracas no es el 25 de julio de 1567 sino una distinta. Tal vez el 02 o 04 de marzo de 1568.
¿Pero cuál es el sentido y objetivo de este “debate”? Indudable que estamos ante una nueva y programada distracción, que se junta a muchas otras y que tiene como cometido específico desviar la atención de cuestiones esenciales. La mirada no debe fijarse en el drama de la basura Caracas, la nueva ley del BCCH, la crisis de PPTSA, los cuarteles, la galopante corrupción y mucho menos en ese aire de abstención que mortifica tanto al régimen.
Pero lo importante es observar la forma teórico-intelectual e historiográfica’ como el AM plantea el asunto. Ahora resulta que todo tiene su origen en el debate desmitificador que promueve el líder del bolivarianismo...“sobre el así llamado hasta hace poco ‘descubrimiento de América’.
Con este nuevo debate, el Jefe de Estado estableció un paradigma en relación con la lectura de nuestra historia, sobre la necesidad de revisar en los intereses que han establecido las bases para la denominación ideológica, cimiento de las modernas formas de colonialismo.”… (El Nacional, 25/07/05). Ahora resulta que para el AM el historiador que propone las bases para una nueva lectura de la historia no es otro que su jefe.
Este tema, entre muchos otros, fue extensamente debatido con el Jefe Único en Habla el comandante (Caracas, 1998). Un planteamiento que viene haciendo el Centro de Estudios de Historia Actual desde hace más de tres décadas y que se formaliza en la Cátedra Pío Tamayo como el Movimiento de lLos No Descubiertos, desde 1986, como expresión de una conciencia y una condición distintas.
Hay una amplia bibliografia que hemos difundido y que tiene que ver con una nueva concepción de la historia y con develar los verdaderos contenidos de manipulación y sometimiento que adquiere la calificación de descubiertos atribuida no sólo a las tierras de este continente sino a sus hombres.
Un estigma que no se ha superado ni el plano histórico ni en el historiográfico y que sintetizamos en la consigna: ‘Nadie descubre a Nadie’, ‘No hay sociedades cubiertas ni descubiertas’. Sin embargo, nuestro planteamiento iba mucho más allá. Y se juntaba con lo que habíamos denominado la otra cara de la historia, la historia vista, comprendida e interpretada, no desde el punto de vista oficial, sino a partir de los propios actores.
Y ello significaba el inmenso reto de rehacer, reinterpretar la historia que nos habían vendido, para establecer las bases de una nueva perspectiva histórica. Y este fue precisamente el mayor motivo de discusión que sostuvimos con el JÚ.
Partimos de la idea de que cualquier avance político, ideológico, doctrinario, cualquier acción que tuviera como objetivo avanzar hacia un nuevo estadio histórico, debía desechar el conjunto de mentiras histórico/historiográficas creadas para la manipulacion y el engaño, y constituir una nueva plataforma que pudiera servir de auténtica guía para un hacer de carácter transformador.
Y precisamente la mayor discusión giró en torno al concepto de héroe-caudillo-mesias, que insistíamos era una concepción para la deformación y el engaño, totalmente contraria a una historia de y para el colectivo. Sostuvimos nuestra posición de que armados de una concepción histórica atrasada, no se podia hacer realidad ningun cambio de fondo.
Y eso fue exactamente lo que ocurrió. Un JÚ sin formación político/doctrinaria, sin visión histórica, apegado a los viejos clises de que la historia la hacen los héroes y sus descendientes (lease Bolívar o alguno de sus hijos predilectos), dirige hoy los destinos de esta Venecuba. Y en ese mar de confusiones y contradicciones, el JÚ cree encontrar elementos para avanzar en su contradictoria guerra asimétrica contra el imperialismo.
Ayer fue la estatua de Colón, luego la exclusión del 12 de octubre como ‘Día del Descubrimiento’ y ahora se cuestiona la fundación de Caracas. Es evidente que Caracas no es una invención de los españoles y que tiene una historia milenaria. También lo es que los invasores colocaron sus ciudades sobre territorios ya vividos y acondicionados por el habitante original de estas tierras. Sobre eso hemos discutido innumerables veces.
Pero esta postura historiográfica del AM y del JÚ no significa para nada un cambio de visión. Es la necesidad de promover un nuevo espectáculo circense para la distracción en un expais, que amenaza con una abstención que pondría en cuestionamiento las decisiones del héroe/caudillo/mesias, comprador de conciencias y responsable directo de exterminios que son la más clara continuación del poder invasor que hoy pretende desconocer o cuestionar. ¿A qué jugamos? ¿Cuál fundación de cuál Santiago de León de qué carajo?