el apaga y vámonos de la especie humana.
ANTONIO MACHADO
La pobreza es un tema de permanente investigación de las ciencias sociales a nivel mundial y de uso diario por parte de los políticos en su afán de presentarse como agentes que actúan a favor de la solución de los grandes problemas de la humanidad. Pero en ambos casos, hablar de la pobreza es tocar algo que ocurre a otros que son objeto de estudio, aunque en ningún caso sujetos del análisis y comprensión de su propia realidad.
Por lo general se refiere un problema central de la sociedad sobre el cual se elabora análisis que concluyen en la formulación de todo género de propuestas destinadas, no a enfrentar el problema con miras a erradicarlo, sino para verlo como una de las tantas cuestiones que en la realidad son, y sobre los cuales se tiene conciencia de la necesidad de conservar su existencia para el propio beneficio de la historia del hombre.
En este sentido, la pobreza se convierte en una especie de problema filosófico-humanitario sobre cuyo ser y no ser se discute de manera insaciable. Pero se parte, en toda ocasión del convencimiento de que tiene que seguir siendo. Porque si desapareciera ¿a qué se dedicarían nuestras ciencias del hombre o de la sociedad? ¿Quién produciría la riqueza para las minorías que controlan el mando-poder en las diferentes latitudes?
Sólo bajo una nueva óptica investigativa, una nueva concepción de la realidad y la construcción de una sociedad distinta, será posible plantearse la erradicación de la pobreza, o lo que es igual, la igualación de los seres, en su condición humana. Y desde nuestro punto de vista este es el gran reto y desafío de las ciencias sociales aquí, más allá y en el planeta: contribuir a esa aspiración.
Esta aproximación al tema, por consiguiente, conduce al estudio de la pobreza en su verdadera significación, para que de la conciencia del fenómeno y su ubicación real en el cuadro de la sociedad, pueda desarrollarse una ciencia social que, más allá de toda descripción, asuma su carácter transformador y porvenirista.
DEBE CONTINUAR Y PUNTO
Comencemos entonces por tocar al hombre del hambre y dejemos para más tarde, para aquello que mientan cierre o conclusiones del científico, que no sabemos si viene a este seminario o si se quedó en casa, en la academia o en el mismo camino hacia esta velada de ideas y propuestas, la consideración del capítulo del hambre del hombre del tiempo de la luz apagada. Y vamos a decir, de una vez, que hemos venido a este espacio de las ciencias sociales en compañía de quien, por mucho tiempo ha estado al frente de estos debates: a ese ‘discutidor’ de oficio, llamado Don Antero[i], sabio entre los sabios, docto como ninguno en los espacios del vivir y el compartir, gente que nunca ha apagado la luz y que dentro de su vieja bodega, jamás le han faltado, candiles para encenderla, cuando la claridad de los científicos, la certeza de los políticos se queda a oscuras, en medio de la guerra, la muerte y el silencio.
Le hemos pedido que nos saque de tanto repetir los ‘esquemas científicos’ que sirven para mantener en su mejor vida la pobreza de los pobres que en muchos casos se junta a la de estudiosos-científicos de las ciencias sociales que caen en el juego -que no en la luz-alumbre- que los lleva a convertirse en cuenta-pobres y para lo cual se valen de las metodologías de mayores registros teóricos y comprobaciones prácticas. Dos pobrezas que juntas parecen eternizarse en este pobre planeta..
Porque hay una diferencia que hace el viejo amigo de la venta al detal de ‘productos populares’, es decir, de mercancías de pobres. Don Antero tiene más de 60 años despachando, lidiando, sintiendo, viviendo y comprendiendo pobres. Primero fue su experiencia comercial del pobre que le vendía al pobre, después más acá y más allá de la ganancia se colocó la convivencia, el acercamiento, la solidaridad con el hermano hambriento que arrastra su hambre por todas las oscuridades. En la bodega, viejo centro de debates y consideraciones, se ha discutido durante mucho tiempo sobre temas políticos, sociales y económicos. Y en cada oportunidad ha habido un mismo fondo: considerar el cómo está la cosa que tanto angustia a la gente que nace al pie de una tragedia que lleva por título la vida.
Estamos entonces en un escenario que, antes de existir ya tenía calificación: sí, allí se vende productos para desvalidos, desheredados, despojados, productores de riqueza ajena, hambrientos de todos los caminos, simplemente en una bodega de pobres que forman parte del colectivo de la pobreza que mora en este ex-país. Pero, justamente, a este espacio de las carencias materiales, pero ávida de los afectos que miran y dan respiro hacia la luz, se aproxima el científico con intención de dar su discurso, pobreza en manos, con sus cuadros bien elaborados, proyecciones estadísticas en orden, teoría social plenamente fundamentada, marco teórico acabado, metodologías explícitas.
La idea del lidiador de pobres es escuchar y aprender de los que saben para ver que se le pega y tratar de corregir en lo que sea posible su visión sobre el hambre de tanto hambriento que se hace día a día fábrica permanente de pobres con y sin solemnidad. Bien profesor, venga y diga su discurso sobre nosotros los hambrientos, mejor conocidos como pobres que significa lo mismo: no tener comida, ni trapos ni techo.
Déjeme decirle Don Antero que parto de la convicción de que la primera tarea del científico que aspire avanzar en el estudio del tema de la pobreza, es ir más allá de los cientos o miles de caminos que nos ofrece la ciencia o la política para debatir sobre el tema. Tenemos conciencia de que no haremos mayores aportes si nos dedicamos una vez más a analizar sus estadísticas, a estudiar el modo de vida del pobre, a describir las miserias que lo atrapan, definen y determinan o a elaborar complejas propuestas para una superación que nadie se plantea como alcanzable.
Si sus tiros apuntan por ese lado, bienvenidos sean.
Si Don Antero, para el equipo de investigación que represento y que se asienta en su casa, la Cátedra Pío Tamayo y el Centro de Estudios de Historia Actual de la UCV[ii], lo único que tiene validez hoy es el planteamiento que sea capaz de dejar atrás los estudios científico-eruditos de y para el mantenimiento de la pobreza, los que sólo le dan importancia a que la última investigación sea mejor que la anterior, por las técnicas empleadas, la complejidad argumental, el aporte de datos particulares. Pero sin romper la estrategia fundamental de contribuir a mantener la estructura social de la desigualdad. Inevitable el espacio para el lamento.
Hay que comprender las leyes que rigen la historia de una humanidad sobre la cual se estableció como premisa mayor que los hombres nacen con diferencias. Y unos tienen las aptitudes del dueño-señor y otros las del esclavo. Y en este sentido, las ciencias sociales han desarrollado estudios “científicos” sobre la pobreza, que contribuyen a mantener la institución en el debido lugar que le asigna el cuadro vigente de la economía a nivel mundial. Las investigaciones sobre el tema son, en este sentido, vitales para garantizar esa vigencia, para controlar los descontentos, para afinar los mecanismos de dominación, para servir de guía al tratamiento económico y político de un mal que se hace pasar como natural y necesario, que se debe paliar, pero no erradicar.
Profesor, si entiendo bien, usted lo que dice es que toda esa ciencia que ustedes hacen lo que quiere es que nosotros sigamos en la posición de hambrientos. Y si es así ¿por qué no me explica porque tantos nos hicimos hambrientos…
Sí, eso que usted pregunta nos lleva a indagar sobre el proceso de formación y desarrollo de la pobreza. La síntesis es clara: la pobreza existe desde que adviene la acumulación de unos y el despojo de los otros[iii]. Y en la medida en que se han desarrollado y avanzado los modos de producción de riqueza, la pobreza mundial ha ido en ascenso vertiginoso. Y esto interesa para mantener la institución en su mejor estado[iv]. Por encima de cualquier obstáculo, la pobreza, como la música y la fiesta, deben continuar. Se sabe de antemano que no habrá protestas por parte de los afectados. Ellos han sido conducidos a la mayor alienación y, por tanto, están materialmente incapacitados para percibir su tragedia en toda su extensión.
Párese ahí profesor y escuche el decir de esta pulpería. Ya no es verdad que nosotros estamos dispuestos a echarnos encima la vaina histórica de aceptar el hambre tranquilamente y como si nada pasara. Eso no es así. Se lo juro. Hoy sabemos que constituimos el arma de que se valen los ricos para montar su fiesta y que ustedes los científicos se juntan con las radios y las televisoras para hacernos creer que vamos bien por el camino del hambre y de la luz apágate que apágate…
ESTE TRISTE PLANETA POBRE VIVE
DE ESTA TRISTE POBREZA
Déjeme decirle que estoy de acuerdo con usted. Los avances científicos, las propuestas políticas más autorizadas y las grandes teorías sobre la pobreza no han contribuido a modificar esta realidad. Todo lo contrario. Allí está incólume el fenómeno hambre como la máxima acusación contra la historia de eso que se denomina humanidad y que sólo deja de afectar a una parte bien minoritaria de la población que sobrevive este triste planeta pobre.[v] Y ante semejante monstruosidad ¿cuál es el combate que planteamos los científicos sociales? Situados aquí es indiscutible que el problema no es cómo resolver la situación de la pobreza mundial sino dar respuesta a qué significa la pobreza, a quién beneficia, por qué se le mantiene, acrecienta, estimula y garantiza su continuidad, existencia y permanencia en un mundo regido por un imperio unipolar global-explotador. Lo esencial es romper con el esquema del hambre y los pobres, para alcanzar una conciencia colectiva del hombre que le permita avanzar hacia el usufructo y realización de su condición humana.
Mire profesor, a mi me parece mentira que a estas alturas de lo que ustedes llaman civilización, esos estudios de ustedes se empeñan es descubrir lo que todo el mundo sabe, que la pobreza se mantiene porque beneficia a los que tienen y tampoco se puede entender que se pongan ustedes al servicio de esa ‘causa’. Esto quiere decir que los estudios de ustedes, si están o no están casi no pasa nada. ¿No es verdad?
EL FASTIDIO DE LOS POBREÓLOGOS
Usted tiene razón, Don Antero, escribir hoy sobre la pobreza o no hacerlo por incomprensión, desmotivación o hastío puede arrojar los mismos resultados. Al fin y al cabo se trata de una escritura destinada a no pasar de los finos trazos electrónicos formulados en los acabados formatos de los más altos intereses. El propósito reside en lograr que la letra se quede en la pura gráfica y que, por ninguna circunstancia, modifique la terrible realidad de la pobreza, sino que se limite a caracterizarla, clasificarla, contarla y contribuir a restarle la carga de peligro que contiene. El cometido no está en dirección a subvertir sino a disminuir y tranquilizar la pobreza. Pedirle que se deje fotografiar. No invitarla a correr juntos el camino de su realidad, para buscar con el mismo empeño y dedicación su superación. El comentario puede presentirse y hasta escucharse: ahí viene un pobreólogo con el mismo discurso-teoría-fastidio de siempre. Porque si algo hay que reconocer es su tenacidad y capacidad de repetición.[vi]
A CADA QUIEN SEGÚN SU POBREZA
Creo profesor que esto que viene diciendo trae bastante de verdad. Porque estamos cansado de escuchar que ahora sí es verdad que se consiguió la fórmula de acabar la pobreza, o la cruzada o movimiento para su liquidación. Fíjese que aquí no se conoce político que no haya ofrecido mejorar, llevar para la riqueza y hasta acabar con los pobres.
En efecto, Don Antero. Eso está muy claro en un mundo en el cual cada quien exhibe y hace uso de su pobreza. Hoy, como antes, los dictadores, demócratas, populistas revolucionarios, contrarrevolucionarios, neofascistas, neocomunistas, liberales, neoliberales, tienen pobres a su entera disposición[vii]. Se trata de entidades específicas que cada parte reclama para sus respectivas políticas. Y se persigue de este modo algo muy claro: que el pobre tenga conciencia de su condición y destino y que, a partir de allí, entienda a cabalidad que, a la hora de la repartición de la riqueza, a cada pobre le corresponde una recompensa, que está en relación directa a su forma de asumir y ejercer la pobreza y con el aporte que haga a la conformación del cuadro productivo del cual es actor, pero del cual está excluido y del cual sin embargo deriva algunas migajas, a manera de consolación. De allí que, parodiando al poeta, se impone hacer un llamado colosal: ¡Pobre a su pobreza!
EL BINOMIO TENER O NO TENER
Y no se trata hoy de buscar los orígenes del fenómeno sino de demostrar que a lo largo de los siglos, el mismo se expresa y concreta en la fórmula de ‘lo mío’ y ‘lo tuyo’, que tiene un trasfondo o justificación teórico-filosófico-ideológica que aún no ha sido establecido. Porque ¿cuál es el móvil de la aparición de esta inclinación-sentimiento-conciencia de que hay algo que nos pertenece y algo que corresponde a la otra parte? Desde entonces estos actores son prevalecientes en tanto expresiones de quienes tienen algo. Y frente a estas ‘posiciones’ está la que divide la sociedad en poseedores y despojados.
MIENTRAS PERDURE EL SAQUEO HABRÁ POBREZA
En este campo todo se ha limitado a la determinación de la propiedad como gran causa de todos los males, sin que se produzca una explicación coherente en relación al por qué surge esa sociedad y, en consecuencia, el reino de los que tienen y de los desheredados. A esta fecha y lugar, el sistema imperante se basa en el saqueo para alimentar la acumulación. Y en este marco, no hay posibilidad, capacidad e intención para instaurar una sociedad sin hambre de pobres o con pobres sin hambre. Porque a esta hora hay que decir que, en el marco de condena a la pobreza, los propietarios en función de mando y poder, ni siquiera han establecido políticas públicas que “simplemente” impidan que mueran niños a causa del hambre y otras enfermedades curables. [viii]
Pues mire mí querido profesor y amigo, yo nací en un ambiente de precariedad, de necesidades, de mucha hambre. Pero entonces había un espacio lleno de frutas, de verduras y era fácil y barato criar un ave de corral pero sin corral. Conseguíamos con que subsistir aunque a la hora de una infección, una enfermedad costaba mucho conseguir recursos para la curación. Ahí las pagábamos todas juntas. Nos salvábamos en cierto modo del hambre extrema pero nos alcanzaban otras enfermedades. Hoy la cosa es peor: todo está dispuesto para la angustia y la muerte. Y fíjese cuando este señor Lula dice hambre cero, uno piensa en lo bueno que sería que por lo menos se consiguiera que la gente no muera de hambre o como usted decía con el poeta, que bueno sería que el hombre no sea igual (=) a hambre.
VAMOS EN DIRECCIÓN A APAGAR
LA ESPECIE HUMANA
Bueno, Don Antero, situados en esa dirección, creo que es oportuno analizar el texto del poeta y pensador Antonio Machado. Una tesis nada idealista, pero si retadora y terminante de Don Juan de Mairena. La primera afirmación contiene una definición: ...“Dejar al hombre a solas con su hambre y la de sus hijos es proclamar el derecho a una violencia que no excluye la antropofagia.”… El hombre y sus hijos son hambre. Y de este componente pueden salir, como de hecho y verdad salen, muchas manifestaciones de violencia. No se niega que pueda ocurrir un ‘nos comemos los unos a los otros’.[ix] Unos hombres violentos que se lanzan a su vez a enfrentar el orden que los lleva a la violencia con la idea de arrancarle un pedazo de la riqueza que les pertenece. La respuesta estatal es conocida: represión en todo sentido y dirección. Porque no es posible permitir que los hijos del hambre traten de alterar el orden vigente o el pendiente.
Hay que mantener la dominación y para ello hay que utilizar todas las expresiones de la violencia, desde la letra que entra a punta de sangre hasta la permanente lista de los abatidos y exterminados. No se deja de lado los violentados por las drogas, el alcoholismo y demás vicios dispuestos para acabar con la vida o con las posibilidades de cualquier actor que sea capaz de disentir para impulsar y abrir espacios de y para la violencia.
Pero se impone tocar también la raíz de esta violencia. Sobre la asignatura y sin sofismas dice Don Juan: ...“Y desde un punto de vista teórico me parece que la reducción del problema humano a la fórmula un hombre = un hambre es anunciar con demasiada anticipación el apaga y vámonos de la especie humana.” (p.194) [x]
Esto me parece tan grave como impactante, profesor. Entiendo que el hombre con hambre es hambre y que por ahí no hay especie humana a la vista. Es decir, que hambre mata hombre. Es lo que yo intuyo o deduzco en medio de mi escasez. Pero no me haga mucho caso, que no vale la pena gastar guáimaro en naranja agria.
POR ENCIMA DEL HOMBRE ESTÁ EL HAMBRE
QUE NIEGA AL HOMBRE
No hay duda Don Antero, el hambre es violencia. Y hasta hoy el hombre no ha podido ir más allá del hambre destructiva acaba gente y de una pobreza que es rentable como productora de riqueza material y política: porque aporta sus fuerzas y sus votos para el mantenimiento del status de los cultivadores y aprovechadores del hambre ajena. Por encima del hombre entonces está el hambre que no ha permitido la creación de una auténtica especie humana. Apenas se ha llegado, al decir del Maestro García Bacca, a la condición de cuasi hombre, cuasi humanidad.
¿Pero usted está diciendo profesor que el hambre ha impedido que lleguemos a la condición de gente y que por eso no pasamos de casi hombres y casi humanidad? ¿Es verdad que aún no tenemos el hombre auténtico, completo y humano? ¿Tenemos entonces un chimbo-hombre? ¿Un ante-pobre-hambre-casi hombre de hambre? Las cosas que hay que ver, gran poder de Dios!
LA FUERZA
LEY DE LA HISTORIA DEL HAMBRE
Si Don Antero, a diferencia del mundo celestial, en el reino del hombre predomina la ley de la fuerza otorgada por la acumulación de capital. Y quienes lo poseen, que son la gran minoría del globo terráqueo, someten animalmente a la inmensa mayoría. Y el arma letal para impedir que el colectivo se vuelva hombre-sociedad es el hambre. El hambre-pobres es, en definitiva, la garantía del poder de las minorías de cualquier tiempo y lugar de la propiedad.[xi]
DE LA MICRO-HUMANIDAD A LA
MACRO-ANIMALIDAD
Por esto sostenemos que en la sociedad de la propiedad-explotación-violencia no hay nacimiento de gente sino de artículos-cosas-mercancías dispuestas previamente en una inmensa planificación para que cumplan el mismo papel de piezas que en otros tiempos cumplieron esclavos o siervos. Y hoy todo sigue el modelo micro-humanidad que controla y se surte de la macro-animalidad. Porque en ese “género” no hay perspectivas de vida sino de muerte.
EL CASI HOMBRE DESECHABLE Y PRESCINDIBLE
Los colectivos sociales pobres han sido tomados y tenidos por las minorías ricas como artículos desechables y prescindibles. De la esclavitud a la mundialización-globalexplotación se cumplen las mismas leyes. Y los siglos de guerras para la liquidación de unos poderes y en encumbramiento de otros pasan por la liquidación de millones de cuasi seres humanos que vinieron a este mundo a cumplir con la única misión de despedazarse en nombre de los dueños del mundo, a sabiendas de que de ellos será el reino de los cielos. Entonces reinarán y olvidarán el padecimiento terrenal.
¿Y SI LOS POBRES ABANDONAN
EL REINO DE LOS CIELOS
Y este ‘sustrato religioso’ sirve de apoyo a la acción de los dueños de tierra, hombres y frutos, a quienes les está negado el reino eterno. Las mayorías deben cumplir con el postulado de hacer cada día más ricos a los ricos mientras se vuelven más hambrientos y pobres porque al ser así serán tomados en cuenta por la Divinidad para el ejercicio de la vida eterna. En este sentido, las empresas doctrinario-político-ideológicas han hecho y hacen sus planes sobre la base de los bombardeos que deben despachar, en forma permanente, a las zonas de combate, para que los pobres resguarden sus posiciones hasta el punto de convertirlas en inamovibles.
Y en los casos en los cuales el mensaje contenido en ‘armas inofensivas’, no surte efecto, se pasa a una segunda fase en la cual se hace necesario proceder con todo el peso de la ley y dejar sobre los espacios que sea necesario, los anónimos pobres que haga falta para el mantenimiento del orden económico, político y social. Porque el día en el cual la pobreza haga lo que le dé la gana, habrá que apagar la luz y entregarle el swiche. Y no faltará quien piense y hasta proclame una historia de y para los pobres que entonces se habrán decidido a abandonar el reino de los cielos.
Pero esa sí sería una revolución con todos los trapos y grandezas. ¿Usted sabe lo que significaría que los pobres apaguen la luz del paraíso y levanten vuelo hacia el mundo terrenal? ¿Qué vinieran de regreso a montar su requete bonche aquí? Indudablemente que estaríamos hablando de otro mundo, otras relaciones, otro hombre, y no de este zaperoco de destrucción y padecimientos que nos mantiene controlado.
DEL PELOPONESO A FALUYA
LA MISMA DESTRUCCIÓN
Don Antero, tenga en cuenta que del Peloponeso a Faluya hay la misma destrucción, el mismo crimen. Y no es verdad que estamos en el camino de la paz y los derechos humanos. Esto es parte de la falacia, el engaño programado, para mantener el sometimiento y cacería de cuasi hombres para la guerra productiva en unas ocasiones y de votos para la democracia y de torturadores para las dictaduras en otras. Las mayorías en cada caso están a la espera del papel que se les asigne. Cualquiera de los regímenes aberrantes que conocemos adquirieron vigencia y trascendencia en el momento en el cual el colectivo cuasi-gente sirvió de agente y punto de apoyo para su edificación. Esto se da en el caso de las guerras napoleónicas, cruzadas, ‘mundiales’, socialistas o globalizadoras. Han sido y son las guerras de los menos impuestas y realizadas por los colectivos pobres.
LOS FABULOSOS SERVICIOS QUE
PRESTA LA POBREZA
Por ello la legión de pobres tiene asiento en todos los países. Y en cada caso se tiene conciencia de que no se puede acabar con una institución que presta los mejores servicios a la riqueza, que a la vez no vacila en invertir cuantiosas sumas en la investigación que le permita encubrir lo esencial del fenómeno. Surge de este modo un sinnúmero de planes para disminuir y hasta para acabar con la pobreza. Es la instrumentación de los programas anti-pobreza que son la máxima expresión de la demagogia vuelta populismo. [xii]
Mire profesor, aquí en la bodega por muchos años de muchos gobiernos hemos hablado de las políticas sociales anti pobreza. El ofrecimiento nunca falta porque esa es la manera de ganarse, nada más y nada menos, que el voto de la masa-hambre-pobre. Y el pobre sabe que no va a pasar nada y que siempre es la misma burla. ¿Pero qué va a hacer? ¿para dónde lanzar los tiros del hambre del hombre que no del Espíritu Santo?
ACABAR CON LA POBREZA
¿PARA QUÉ?
En verdad, mi querido amigo, la pregunta siempre apunta hacia el mismo lugar: ¿Y por qué la pobreza se presta para estos cometidos? ¿Cuándo y cómo se convertirá el cuasi gente de la pobreza en hombre de la humanidad? Para comprender esta realidad hay que establecer el verdadero status-condición de la pobreza, como garante, como usted acertadamente lo señala, de los privilegios de unas minorías que han puesto a su servicio todas las ramas del saber y el hacer. ¿Tiene entonces algún sentido plantearse acabar con la pobreza?[xiii]
¿Quiere decir entonces profesor que la pobreza amenaza con tomar la ruta de los siglos de los siglos por encima y que la hayan sacado del ‘reino de los privilegios’?
LA BIOGRAFÍA DE LA POBREZA
De eso sabe usted mucho más que yo, Don Antero. Hasta ahora la biografía de la pobreza es su simple radiografía. Y eso ya da para mucho. En esa gigantesca tarea tienen trabajo y campo todas las ciencias sociales particulares. Cada una de ellas dará su visión de la parte del cuerpo enfermo. Se aplicarán las metodologías apropiadas y las técnicas cualitativas, cuantitativas y muchas más, para registrar sus peculiaridades, los materiales de que están hechas su inexistentes viviendas, los valores nutrientes de que carece su dieta, los hábitos y costumbres, la clasificación de la sub-pobreza, la delincuencia, la prostitución, la larga lista de enfermedades curables que se vuelven incurables, la mendicidad, los niños de la calle, la promiscuidad, la cantidad de cuasi hombres que viven por centímetro cuadrado. A la pobreza no han de faltarle estudios ni investigaciones, financiadas por altos organismos encargados de velar por su propia subsistencia. Lo que no logran estos estudios advertir, lo que eluden o lo que ignoran, a conciencia o no, es que la pobreza es una sola a través del planeta y que la forma de erradicarla también pasa por un cambio radical en la organización de la sociedad.
Debemos destacar que la pobreza da para mucho más. No sirve sólo para diagnosticar lo malo, perverso, dañino, destructor, sino que se le otorga condiciones especiales que tienen por objetivo, mejorar su status, pero conservarla como verdadero ‘patrimonio de la humanidad’, como esos grandes monumentos que dan cuenta de la maravilla del hombre. En este caso, se estudia, investiga y analiza lo que se ha dado en denominar la ‘cultura popular’, o lo que es lo mismo, el hacer de la pobreza., la cultura de los pobres. En este terreno se valora y exalta el poder creador del pueblo, que se utiliza, en definitiva, como sinónimo de pobreza. Interesante fenómeno, digno de estudiar, para ver hasta qué dimensión se utiliza la pobreza como agente que paga buenos dividendos.
Toda la creación de eso que se denomina ‘cultura popular’ tiene como objetivo, aunque mucho de sus cultores lo desconozcan, generarle vigencia y eternidad, a la pobreza que la produce. Se le exalta como un hecho de increíble valor ‘humano’. ¿Se imaginan? Un hombre con hambre, padecimientos, miseria, carencias y sin embargo, con una dimensión tan alta, que es capaz de crear. Claro, esa obra jamás se le parangona con el poder creador de las minorías, espacio donde se circunscribe el ‘arte verdadero’. Por ello a la creación popular, al hacer ‘artístico, científico’ de la pobreza, se le colocan límites y cercas, se le mantiene y conserva. Y estamos tan acostumbrados a las verdades científicas elaboradas para confundirnos, que creemos que si se acaba la pobreza le vamos a asestar un golpe irreversible a la cultura popular. Como si el poder de creación no se generara en el hombre, sino en su condición de clase. Lo que habría que plantearse es a qué nivel llegaría ese potencial creador, si ese agente pudiera desarrollarse como hombre, y no como pobre-mercancía.
En este sentido, los planos opuestos de riqueza y pobreza están inscritos en el mundo actual como algo natural y normal, sobre los que se debe ejercer la más completa vigilancia, atención y asistencia para impedir que se disparen y hagan radicalmente irreconciliables las diferencias en las sociedades en las cuales prevalecen. Esto quiere decir que, en si y por si misma, la pobreza es la resultante de un proceso en el cual se impone el dueño de los instrumentos de producción y el capital.
Estamos ante un cuadro caracterizado por la presencia de una violencia latente, sobre la cual recaen muchos recursos-inversiones para que se diluya todo posible estallido y se asegure la continuación de lo permitido. Por ello la mayor parte de la inversión que se hace en el mundo no está dirigida a la lucha contra la pobreza, sino hacia el logro de su pervivencia por encima de cualquier contingencia violento-subversiva, que actúe en dirección a los lineamientos del sistema explotador. Por ello, en la sociedad regida por el capitalismo está garantizada su buena salud y permanencia.
LA POBREZA DEL SOCIALISMO O EL SOCIALISMO DE LA POBREZA
¿Pero cómo enfrentó este fenómeno el ‘Socialismo Real’? ¿Tomó la pobreza el poder y comenzaron a prevalecer sus intereses y puntos de vista? ¿Cuál es el modo de producción, base y fundamento de un nuevo sistema, creado por el socialismo? ¿Era realmente el propósito de una revolución mundial llevar a los ‘pobres’ al poder o constituir una sociedad de humanos-hermanos? Ese dilema, ayer y hoy, sigue siendo el fundamental y la esencia del reto planteado. Desafortunadamente el tal ‘socialismo real’ no pudo ir más allá del credo aristotélico que afirma la desigualdad de los hombres. Y lo mantuvo, aún en ese fallido intento por construir una sociedad de ‘proletarios’. No se propuso extinguir las diferencias sino darle otra modalidad a las diferencias.
Y estamos entonces ante una doctrina plasmada en códigos religiosos, morales o legales. La Santa Biblia reconoce la existencia de pobres y ricos y le concede a los primeros el reino de los cielos y en este sentido son bienaventurados, para ellos hay que multiplicar los panes, mientras los ricos, que gozan de todos los privilegios del mundo terrenal, son echados del templo, pero prosiguen al frente de todos los poderes. Y ese ‘socialismo real’ lejos de avanzar en dirección al rescate de la inexistente humanidad, produjo tal confusión ideológica, tal nivel de violencia, que al sucumbir ante sus propios enemigos internos, al producirse la disolución de sus propias propias propuestas, dejó una sociedad despedazada, dividida, atrapada en todas las formas de violencia, propiedad y doctrinas antihumanas que hoy definen la totalidad de este planeta.
La legislación mundial parte del reconocimiento de ‘las diferencias’. Y el propio lema socialista indica que ‘a cada quien según su capacidad y según su trabajo’. Porque sólo es la sociedad comunista se dará a cada quien según su necesidad. ¿Y quien definirá la necesidad? ¿Y quién sentará las bases de las diferencias de necesidades? ¿Es que se trata de que el hombre igual a hambre simplemente coma, pero siga siendo un desigual, frente a quienes comen y algo más? Mientras, socialistas o capitalistas, post-modernistas y neorrevolucionarios, fascistas y demócratas, sigamos atrapados por el ‘credo aristotélico’, retomado y convalidado por el maquiavelismo y todas las corrientes liberales y neoliberales, el hombre seguirá con su hambre, y aunque las ‘bondades’ del capital le den de comer a algunos de sus pobres, y les otorguen algunos beneficios que le sirvan para bajar los indicadores de pobreza, como desempleo, insalubridad, hacinamiento, delincuencia., etc., se cuidan muy bien de que ese ‘ascenso social’ no les otorgue más que la satisfacción de esas necesidades, y no la conciencia colectiva de un hombre igual a hombre, constructor de una sociedad de iguales. y no un individuo contribuyente a la pobreza del hombre que no se sabe hombre. [xiv]
NO ESTÁ PLANTEADO ELIMINAR LA POBREZA SINO APROVECHARLA MEJOR
La discusión reside entonces, no en una realidad que acusa a los privilegiados conductores y usufructuarios de la humanidad, sino en los porcentajes en que una u otra política logró disminuir o no la pobreza. Nadie se lanza hoy a ofrecer la eliminación de la pobreza. Está universalmente aceptado que este cometido sólo se puede lograr en un sistema de producción distinto a los que hemos conocido hasta el presente. Mientras persista la sociedad establecida sobre las bases de ‘la desigualdad natural de los hombres’, harán uso los poderes mundiales de una filosofía que, ante todo y sobre todo, sirve para justificar la existencia de la pobreza por los siglos de los siglos.
AÚN NO HEMOS AVANZADO HACIA
UN ESTADIO SIN EXPLOTACIÓN
Esto nos conduce a la tesis esbozada por el materialismo histórico según la cual la explotación en cuyo marco se genera y multiplica la pobreza, sólo puede ser derrotada por el surgimiento de un modo de producción que no se base en la exacción, en el sometimiento del hombre por el hombre. Y dado que no se ha implantado ese ‘reino’ hasta el momento tenido por utópico, se ha forjado la idea de que tiene que prevalecer la realidad de la desigualdad. Esto quiere decir que la salida del problema no se produce por la vía de lo que se ha conocido como ‘revolución’ y que todas las estructuras del reformismo están montadas sobre la base de su permanencia.
Profesor, en verdad que me deja usted sorprendido, porque usted ha explicado muy científicamente lo que para mí ha estado claro siempre. Independientemente de mi pobreza-hambre, y de los pobres que vienen a mi bodega a comprar lo poco que les alcanza para mitigar su hambre, yo siempre me he sentido un hombre igual a un hombre, pero un hombre que no se siente hombre, porque más allá de esta bodega, en vez de una sociedad de hermanos, como usted la mienta, pervive una sociedad de asesinos y asesinados. Y que si todos fuésemos hombre iguales a hombres, aunque tuviéramos hambre, nos comeríamos la vida con la alegría de andar con el hermano construyendo mañanas.
Así es, Don Antero, por esa sabiduría suya es que yo vengo a esta bodega a que usted me corrija los saberes de las academias y los conocimientos de unas ciencias, que no van al fondo del problema.
CIENCIAS SOCIALES DE Y PARA LA POBREZA
¿Estamos entonces ante un problema sin salida en el corto, mediano y largo plazo? ¿Estarán obligadas las ciencias sociales a seguir produciendo debates para crear falsas expectativas en cuanto a la solución del mal de la pobreza? ¿Seguiremos contribuyendo a la confusión y a la mediatización del problema? Consideramos que el camino tiene que ser otro. No se trata de constituir una ciencia para el estudio y reformulación de la pobreza sino del despertar de una conciencia dispuesta para hacer la historia de los tiempos del hombre que vendrá a completar su historia
El problema de la pobreza va mucho más allá. Es a su vez consecuencia y causa de un espiral destinado a mantener con vida la historia de la exacción y el sometimiento. Y es evidente que para ello se utilizan no sólo todas las armas represivo-violentas que garanticen el reparto desigual que reina sobre la tierra, sino que es necesario justificar, explicar, avalar y sostener, a través de cuerpos de pensamientos, doctrinas, ideologías y todo tipo de instrumento filosófico-interpretativo, la vigencia y excusa del fenómeno.
HACIA UNA NUEVA PERSPECTIVA
DEL HOMBRE Y DE LA CIENCIA
Y este es una perspectiva de análisis y un punto de vista que requiere, exige una verdadera reinterpretación de lo actuado por la parte de la humanidad que no sufre de la enfermedad de la ‘pobreza’. Las propias ciencias sociales, en su desarrollo, son el producto de la necesidad de dar explicaciones coherentes al mantenimiento de un orden que se ajusta periódicamente a las nuevas circunstancias de la exacción.
¿Podremos avanzar hacia una ciencia que tome al hombre como un todo, a la propia condición de la humanidad como el gran reto a enfrentar para construir una historia sin pobres ni pobreología? ¿Servirá finalmente esa ciencia para el combate por la construcción de los tiempos que tendrán que ser? El desafío cuenta con la alta Escuela de Sabiduría Colectiva que regenta Don Antero, alumno en avanzada de Don Juan de Mairena. Y ese conocimiento de muchos, será el punto de partida para la realización de la otra ciencia, que sea capaz de pasarle por encima a esa carreta del hambre-pobreza-humillación. En esta dictadura, democracia y ‘revolución’ el hambre=hombre=pobre apaga la luz, pero no se va, sigue en la lucha por la construcción de un porvenir diferente.
[i] Don Antero es un personaje real, del Maracay de los años cincuenta y sesenta , en cuya bodega se debatían todos los acontecimientos de la vida política, económica y social del país. Allí se reunía la gente del vecindario no sólo a comprar sus alimentos sino a comentar y preguntar. Don Antero, con su sabiduría adquirida con los años y con una visión de la humanidad, la justicia y la equidad que podía ser la envidia de cualquier científico social, siempre mediaba e intervenía en los conflictos entre las partes, dejando una lección y una enseñanza de profunda trascendencia. De allí que su persona y su mensaje hayan estado en el centro de muchos de mis trabajos de investigación y artículos de prensa. Ante una temática como la que nos ocupa, en esta ponencia, no me quedaba otro recurso que acudir a su instancia, su sabiduría, su conocimiento del hambre, en el propio centro de su quehacer y sobre todo en su esperanza en un hombre que a su medida, tuviera una respuesta creadora, colectiva e integral, al problema de la vida.
[ii] La Cátedra Pío Tamayo de la UCV fue creada en octubre de 1983. El Centro de Estudios de Historia Actual se remonta a unos diez años antes, y está relacionado con los primeros trabajos sobre Historia Actual que produjimos, que a su vez están vinculados con lo que fue nuestra acción, aún como estudiantes, en la Escuela de Historia de la UCV. Allí creamos el Círculo de Estudiantes de Historia que tenia como objetivo central el debate de la historia desde una nueva perspectiva, que tuviera como eje central el estudio de lo actual, como medio para aprehender el pasado y avanzar hacia el futuro. Esto tuvo continuidad en la Revista Desorden (1974-76) que logró publicar doce números, tomando como eje problemas centrales del país y del mundo y la Editorial Desorden, donde publicamos, entre otros, El orden en la historia nacional (1972), Revolución, investigación social (1972) y Modelos de violencia en Venezuela (1974).
[iii] Este planteamiento, en forma estructurada, lo hicimos por primera vez en la propuesta de nueva periodificación que aparece en el libro: Clases sociales y violencia en Venezuela (1978). Allí hablamos de la existencia de tres grandes Modos de Producción: el Comunitario, hasta el advenimiento de la propiedad privada y las clases sociales; el Explotador, vigente hasta nuestros días y el No Explotador, que se encuentra en el porvenir. Consideramos, en esa dirección, que el problema concreto del binomio del hambre-pobreza es producto, causa y consecuencia de un modo de producción y sus respectivas modalidades productivas, a quienes este factor les es esencial.
[iv] Según el relator especial, designado por la ONU, sobre el derecho a la alimentación, Jean Ziegler, “ ‘La silenciosa masacre cotidiana del hambre constituye un asesinato’. Esto lo afirmó al citar el informe mundial de la ONU para la FAO , según el cual 17 mil niños menores de cinco años murieron diariamente en el año 2004. Servicio de Noticias de las Naciones Unidas, 30 de marzo del 2005. http://www.un.org/spanish/News/
[v] El 08 de mayo de 1943, representantes de 44 países, reunidos en Hot Springs (Virginia, USA), se reúnen para crear la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura). Su primer período de sesiones se realiza en 1945 en Québec, Canadá. Han pasado 60 años. Se han elaborado planes y planes, se han otorgado ayudas y más ayudas y sin embargo, el hambre crece, como diría Vallejo, a treinta minutos por segundo.
[vi] En el año 2000, 55 años después de la creación de las FAO, se firmó, en la ONU, por todos los líderes del mundo, que uno de los objetivos del milenio sería el reducir a la mitad el hambre antes del 2015. Sin embargo, salvo los avances en China, el número de personas que sufren hambre crónica aumentó en 60 millones desde 1992. http://www.lukor.com/not-por/0411/14175050.htm
[vii] Interesa observar, en este sentido, que el hambre constituye no sólo un flagelo económico, sino una potente arma política que ha servido y sirve para la conformación de poderes imperiales, cuyos objetivos, lejos de ser una propuesta de humanización-transformación de la sociedad explotadora y desigual, es ejercer el dominio total sobre una población. De esto da fe el proceso de derrumbe del socialismo y experiencias como las de Stalin en Ucrania (1932-34) o Pot Pol en Camboya (1975-1979) , o el caso de Robert Mugabe en Zimbabwe, por sólo citar tres, provenientes del reino de la ‘nueva sociedad’. El hambre ha sido y sigue siendo en el mundo un arma de exterminio masivo, directa o indirecta, que, en los últimos cien años ha cobrado millones y millones de víctimas, y las sigue cobrando. Al respecto se pregunta David Horowitz, en su artículo: El progresismo o como matar de hambre al pueblo, ¿A cuántos pobres han matado de hambre los progresistas desde 1917? Es una buena pregunta y alguien debería investigar y publicarlo. Y afirma que más de cien millones han muerto por esta causa. http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276229300. Respecto al polo del capital, es evidente que el hambre-pobreza es factor fundamental de sus políticas.
[viii] Ciertamente los organismos mundiales se ocupan de elaborar estas políticas, de redactar propuestas y declaraciones, que se convierten en mero discurso. Así, por ejemplo, está la Declaración Universal sobre la erradicación del hambre y la malnutrición, firmada en 1974, en el marco de la Asamblea General de la ONU, del 17 de diciembre de 1974, en la cual se expresa, en su numeral uno: “Todos los hombres, mujeres y niños tienen el derecho inalienable a no padecer de hambre y malnutrición a fin de poder desarrollarse plenamente y conservar sus capacidades físicas y mentales. La sociedad posee en la actualidad recursos, capacidad organizadora y tecnología suficientes y, por tanto, la capacidad para alcanzar esta finalidad. En consecuencia, la erradicación del hambre es objetivo común de todos los países que integran la comunidad internacional, en especial de los países desarrollados y otros que se encuentran en condiciones de prestar ayuda.”. Sobran los comentarios. http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/69_sp.htm
[ix] No es ésta una metáfora sino una realidad, a tal punto cierta, que cuando se produjo la hambruna planificada, masiva y prolongada en la Ucrania sometida por Stalin, el hambre llegó a ser tan comun, que segun afirma Stephane Courtois, en su Libro Negro del Comunismo, el gobierno imprimió carteles que decían: ‘comer a tus propios hijos es un acto de barbarismo’.
[x] Este problema lo hemos planteado en reiteradas ocasiones, al referirnos a lo que sería una nueva propuesta de periodificación del acontecer mundial. Con Marx, afirmamos, que estamos en la prehistoria de la humanidad. Pero ni lo que se llamó socialismo o comunismo, han podido avanzar hacia esa nueva configuración y por supuesto, el imperio milenario del capital tampoco. La propuesta debe ir más allá entonces de las justificaciones teóricas, de las elaboraciones metodológicas para justificar la desesperanza que el mundo tiene, ante el fracaso del socialismo real y el empuje indetenible del imperio del libre mercado, para avanzar en una nueva perspectiva para aprehender y reformular el hacer y el pensar del hombre. Si estamos en la prehistoria del hombre ¿cómo podremos avanzar hacia la instauración de la verdadera historia del hombre y la humanidad? Ese creemos es el gran reto científico, humanístico, histórico y vital del hombre de este siglo. Si en el siglo pasado las dos guerras mundiales y la tercera en estado permanente que prevalece desde entonces, y desde mucho antes, produjo aquel conjunto de corrientes llenas de escepticismo, que sin embargo tuvieron la virtud de formular grandes interrogantes y de reflejar la dimensión de la tragedia planetaria que se vivía, hoy, la confusión, la incertidumbre, la producción de teorías sirven para justificar el continuado genocidio. Y es preciso desmontarlas para encontrar el camino hacia nuevas posibilidades de acción-pensamiento. Esto lo hemos trabajado específicamente en la obra: La mentira de la cultura y la cultura de las mentiras (2001).Lo que no podemos hacer, bajo ningún aspecto, es contribuir con ellas, aún a riesgo de equivocarnos. De allí nuestra tajante afirmación: el hambre no ha sido un problema a resolver, sino a algo con que lidiar.
[xi] “En la celebración hoy (16-10-2003) del Día Mundial de la Alimentación, 840 millones de personas en todo el mundo, carecen de alimentos básicos, según datos aportados con motivo de esta jornada por distintas organizaciones humanitarias que luchan contra el hambre. Además, advierten que seis millones de niños menores de cinco años morirán este mes de inanición. Estas ONG’s se preguntan cómo es posible que en una Tierra que podría alimentar a 12.000 millones de habitantes, según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el desequilibrio entre los países avanzados y en desarrollo sea cada vez mayor. La población hambrienta ha crecido en 35 millones de individuos desde 2002 y se prevé que, en un cuarto de siglo, la desnutrición sea un fenómeno inherente a grandes metrópolis como Río de Janeiro, El Cairo o Singapur.” http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/2003/10/16/66812.php
[xii] Informe CEPAL.(25 de agosto, 2003) En el año 2002, el número de latinoamericanos que vive en la pobreza alcanzó los 220 millones de personas, de los cuales 95 millones son indigentes, lo que representa el 43,4 % y 18,8% de la población respectivamente. Éstas son estimaciones presentadas hoy por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en un adelanto del Panorama social de América Latina 2002-2003
El proceso de superación de la pobreza se estancó durante los últimos cinco años, con tasas de pobreza e indigencia que se han mantenido prácticamente constantes desde 1997. La única excepción fue el año 2000, cuando el mejor desempeño de las economías permitió una reducción del volumen de pobreza en más de 4 millones de personas.
A nivel de países, la evolución de estos indicadores entre 1999 y 2002 también se caracterizó por variaciones más bien pequeñas. Entre las excepciones figuran Argentina y, en menor medida Uruguay, que sufrieron serios deterioros de las condiciones de vida. En el área urbana argentina, la tasa de pobreza casi se duplicó al pasar del 23,7% al 45,4%, mientras que la indigencia se multiplicó por tres, subiendo del 6,7% al 20,9%.
Por otra parte, México y Ecuador (área urbana) son los únicos países estudiados que presentaron disminuciones perceptibles en sus niveles de pobreza e indigencia en ese período.
Las proyecciones de la CEPAL para 2003 indican que se volvería a producir un aumento de estas tasas a nivel regional, motivado sobre todo por la ausencia de crecimiento del producto por habitante. Las condiciones de vida permanecerían casi invariables en la mayoría de los países, salvo en Venezuela, donde la pobreza podría aumentar significativamente y en Argentina, donde la reactivación del crecimiento económico reduciría la proporción de pobres.
http://www.avizora.com/temasquequeman/hambre_y_%20pobreza_0001.htm
[xiii] ¿Qué es pobreza? A primera vista, buscar una definición de pobreza parece una proposición redundante y hasta inútil, puesto que cada uno de nosotros tiene o cree tener una imagen clara y palpable de que es este mal. Sin embargo, la claridad de nuestra imagen individual de pobreza tiende a evadirnos a medida que se hace requisito presentarla y aplicarla de forma colectiva en términos de acciones y políticas nacionales dirigidas a reducir este problema.
A mi juicio, esta propiedad esquiva de nuestro entendimiento colectivo de pobreza nos impid conciliar la naturaleza, la prioridad y las expectativas de las acciones y políticas que, para aliviarla, de forma independiente o en conjunto, deben poner en práctica los diferentes sectores de nuestra sociedad. Al no contar el país con un concepto amplio que abarque las distintas perspectivas que, acerca de esta condición tienen los diferentes actores sociales, cada uno de ellos utilizará su cuota de poder para impulsar las propuestas que más se acerquen a su concepción individual del problema. O bien de la misma forma, utilizaran su influencia para combatir, abierta o ideológicamente, aquellas iniciativas que impulsan otros grupos y que ellos consideran equivocados o poco efectivos. El resultado de este tipo de interacción es de propensión de los diversos sectores a proponer e implementar acciones aisladas cuyo impacto en contra de este mal social se verá mediatizado, por su propio aislacionismo, por su falta de consenso y por el constante debate que cuestiona la efectividad de la acción tomada. De esta idea se desprende entonces, que la falta de un entendimiento común de nuestra pobreza es un dilema eminentemente político cuya solución solo se puede encontrar vía liderazgo y diálogo en esta misma arena.
Ahora bien, al margen del desafío que de por sí sugiere la búsqueda de una solución en el plano político, considero que existe un criterio ideológico, o más bien una sobre-racionalización conceptual, que interfiere con la posibilidad de encontrar puntos comunes en la discusión de nuestra pobreza. Me refiero al empeño que tenemos en tratar de definir y de entender este problema casi exclusivamente bajo la óptica de los indicadores económicos.
Con esta afirmación no quiero quitar mérito a los beneficios que nos brindan los índices macroeconómicos como herramientas para ayudar a medir e interpretar la pobreza y, mucho menos se debe entender que esta posición infiere no reconocer que el avance económico es pieza fundamental para el desarrollo humano. Mi punto es que, insistir en ver este tema principalmente bajo el lente de los indicadores cuantitativos nos induce a aceptar una noción estrecha de pobreza que utiliza el indicador como el factor que modela nuestro entendimiento del problema, dejando por fuera o sin suficiente valor, otros elementos esenciales para la comprensión colectiva de este complejo mal social.
Es un error pensar que mejorar en algunos de nuestros indicadores económicos se traduce, inequívocamente, en un logro en nuestros esfuerzos hacia combatir la pobreza. Esta línea de pensamiento tiene una falta de origen porque define pobreza en base al (los) instrumento (s) que usamos para medir el problema, en vez de, en función del objeto de nuestras acciones. Dicho de otra manera, nuestras acciones y políticas contra la pobreza deben estar dirigidas a reducir las verdaderas carencias sociales que la componen y no hacia los vehículos o medios que, en potencia, pueden hacer posible la ejecución efectiva y exitosa de estas mismas acciones y políticas. Puesto de forma más simple, lograr un incremento en el PIB, por dar un ejemplo, no debe ser nuestra meta para aliviar nuestra pobreza, sino el medio para cumplir con nuestros objetivos de reducir los diversos males sociales que nos aquejan.
Sobrevalorar una concepción de pobreza basada principalmente en lo económico, en cifras de ingreso, o en el mejor de los casos, en cifras de consumo, es un error que nos llevará cada vez más lejos de la realidad humana de este problema y de la posibilidad de tomar decisiones efectivas para el beneficio de nuestra sociedad y de los actores que la componen. Considero que estos conceptos son particularmente ciertos en un país como Panamá, en donde el obstáculo central de nuestro desarrollo social no es nuestra falta de potencial para crecer, sino nuestra incapacidad de poder distribuir equitativa y eficazmente eso que podemos producir.
La pobreza de nuestro país se debe entender como un problema de múltiples facetas cuya definición no se puede simplificar a la lectura e interpretación de unos indicadores económicos o, por otro lado, enmarcar dentro de esas ideologías estatizantes que propugnan algunos sectores supuestamente populares. Nuestra pobreza es un mal social multidimensional que se puede atacar equitativamente y con pragmatismo desde varios ángulos y en varios frentes con acciones y políticas que no son excluyentes . Jaime Adames ¿Qué es la pobreza?
http://www.avizora.com/temasquequeman/hambre_y_%20pobreza_0001.htm
[xiv] Sobre este tema hemos trabajado desde hace muchos años. En particular produjimos un trabajo, publicado en el Suplemento Cultural de Ultimas Noticias titulado: ¿Cuál revolución? ¿Cuál socialismo?
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