jueves, enero 09, 2014
¡AQUÍ DEJÓ DE EXISTIR LA VIDA!
Kandinsky
¡AQUÍ DEJÓ DE EXISTIR LA VIDA!
Agustín Blanco Muñoz
En medio de la llamada hubo la pregunta obligada para el momento: ¿y qué
piensa sobre el asesinato de esta muchacha y el esposo, o del profesor y su
madre en esta Venezuela donde las campanas no dejan de doblar?
Bueno, es lo que usted dice. Nos acostumbramos a oír uno, otro y muchos
doblar de campanas. Si, los difuntos se
multiplican y materialmente nos tocan, señalan y acusan. ¿Y tu qué haces para
que no siga ocurriendo lo que me pasó a mí? ¿Qué hacer para dejar atrás una realidad donde
las muertes se tapan unas con otras? ¿Cómo evitar que el horror nos termine de
consumir?
Al cierre de la conversación le dije a la amiga con plena convicción
estas palabras: Bueno, en realidad, aquí, simplemente, la vida dejó de existir.
Y nuestro oficio ya no es, en
consecuencia, el de hacer la vida, sino el sentir la muerte. Hacer conciencia
de que por todos nosotros están doblando y van a seguir doblando esas campanas.
Pero el cierre de la otra parte fue igualmente duro: y pensar que por
donde uno mire está inscrita la muerte
como presencia de aflicción y angustia o como noticia que alude a lo que puede sobrevenir en un
mundo tomado por la violencia, por el horror, el terror, las drogas, por los
actos más abyectos y abominables.
La propia perversión que obliga a poner en duda cada vez con mayor
fuerza aquello de la condición humana. Un ser superior, racional, con “cultura
y civilización” que cultiva y mantiene
el asesinato, la pena de muerte y la misma muerte como entidad cotidiana.
¿Seres superiores con los más altos adelantos científicos-tecnológicos
pero incapaces de diseñar una forma de vida en la cual no se conozca el
asesinato en todas sus manifestaciones?
¿Quién puede negar que este ser superior es el único miembro de la
naturaleza que se encarga de depredar, de destruirla?
Y en este mundo tan tomado por la muerte ¿cómo abrir puertas de
sobrevivencia? ¿Cómo alcanzar un mínimo nivel de seguridad que contribuya a la
vez a plantear la obligada reflexión sobre las posibilidades o el fin de lo que
se ha tenido como era humana o época de la humanidad?
En nuestro medio se parte de la premisa de lo bueno y lo malo, Dios y el
diablo, Policías y ladrones, Víctimas y asesinos. Y se dice utilizar los
códigos más adelantados. Los últimos avances de la criminología, los más
acabados laboratorios para la investigación, un personal formado en los centros
del más alto nivel mundial. ¿Y para qué y a quiénes ha servido todo esto?
¿Acaso a la sociedad para que las
campanas doblen menos por ella?
Progresivamente se forjó aquí las bandas de buscadores de la riqueza
petrolera. Del nuevo Dorado. Los llamados a arrancar u obtener por otras vías
su pedazo de provento petrolero. Una mentalidad para percibir y aprovechar la
riqueza, no para impulsarla y producirla. El monstruo del robo asume de este
modo diferentes manifestaciones. Desde el llamado ‘robo común’ hasta el
sofisticado que se bautiza como corrupción.
¿Y a esta hora seguiremos todos en la dirección que marcan las campanas
o nos dedicamos a buscar la sobrevivencia que nos permita un tiempo para abonar
por la vida?
Para transitar ese camino de la
simple sobrevivencia hay que comenzar por establecer que este problema es de la
sociedad y que esta institución en pleno tiene que participar en su solución. Y
esto es muy difícil de entender por
parte de la mentalidad que sólo piensa en ladrones y policías dispuestos para
la persecución, la tortura o el asesinato
a propósito de la “justicia ojo por ojo”. Esta es la política de “Plomo al Hampa”
que hoy recicla Maduro como “Mano de
hierro contra el hampa”.
Para la otra mentalidad está clara la necesidad de otro proceder:
organizar la sociedad para su autodefensa. Para levantar la sociedad que vele
por su seguridad integral. Y en este caso los llamados organismos de seguridad
del Estado, tienen que comenzar por
revisar sus lineamientos de lucha contra la inseguridad para poder crear verdaderas
posibilidades de avances en la materia.
Para nosotros es fundamental invertir todo tipo de recursos en la creación
de una estructura de organización y conciencia ciudadana de y para la seguridad
de la sociedad.
Y para esto habría que comenzar por organizar unas Jornadas Nacionales
por la Seguridad ,
con la participación de las entidades que de oficio se considerarían
convocadas. Las Escuelas de Derecho, Sociología, Trabajo Social, Historia,
investigadores de diferentes áreas. Los sindicatos, medios de comunicación,
ong, centros culturales, colectivos, instituciones públicas y privadas.
A nivel de barrios, urbanizaciones, parroquias, consejos comunales se
crearían Centros de Seguridad Ciudadana cuya función no es represiva sino de y
para la vigilancia y cuidado de su
habitat. El objetivo a perseguir es muy claro e inmediato: todas las cosas y la
gente están cuidadas, vigiladas. La sociedad deja de actuar con la mentalidad del
individualismo. Y ya no se verá la relación de un individuo que pide auxilio y
de unos cuerpos policiales que se la proporcionan. Las individualidades tendrán
que aprender el comportamiento social.
Desde el Centro de Estudios de Historia Actual y la Cátedra ‘Pío Tamayo’ de la UCV , estamos dispuestos para
toda convocatoria que plantee la suma de aportes y esfuerzos
que pueda servir de punto de partida para enfrentar esta realidad tan
llena de campanas doblando por la muerte.
Tenemos conciencia a esta hora que es necesario tomar medidas por el
rescate de la vida. De no ser así estaremos sembrando muchos, muchísimos
Requiem por eso que un día fue vida.
Mónica Spears y su esposo, Guido Méndez y su madre, los tantos abatidos
sin nombre y a veces hasta sin sepultura, forman parte de ese terrible repique
de campana que hoy está por la calle, no sólo en plan de dolor sino de reclamo
por lo que una vez fue un espacio y un tiempo, unas circunstancias y unas
relaciones en las cuales, al menos, era posible pensar y hacer algo de vida por
encima de las dificultades que se presentasen.
Hoy sólo se hace aquí toques de requiem y alimento a la desesperanza.
¿Seremos capaces de revertir este terrible designio y hacer de tanta muerte un
himno para la vida y la alegría para este presente? ¡Qué historia amigos!
@ablancomunoz / abm333@gmail.com
El Universal, 10 de enero del 2014.
Etiquetas:
ABM El Universal
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
Comparto este acertado e inteligente enfoque del problema de la inseguridad. Este gobierno debería tener en cuenta este tipo de planteamiento y dejar de descalificar a todo lo que no procede de sus filas.
Ramón Useche
Profesor, Excelente artículo muy propio de su pluma.
Luis Enrique Palma
¿Quién se cree que es usted para llamar pervertido a Dios "por mantener la muerte como entidad cotidiana"? ¿De dónde saca usted tanto odio por Dios? Grosero!!!!!
Clementina Ocando
HAY UNA SOLA SOLUCION NO HAY MAS QUITAR ESTE REGIMEN DE MALANDROS
,SE UNIERON TODOS
QUIEN NO LO V EA ASI ,ESTA MAL
APARTADO DE LA REALIDAD
......
Publicar un comentario