domingo, enero 22, 2017
VANESSA DAVIES ENTREVISTA A AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ
El poder en Venezuela
lo tienen los militares y no Maduro, afirma el director del Centro de Estudios
de Historia Actual de la UCV. Advierte que una población hambrienta no se va a
rebelar y casi da por hecho el triunfo del oficialismo en 2018
Si de virtudes se trata, la principal de
Agustín Blanco Muñoz –entre muchas otras que lo acompañan– es la constancia. La
misma que le ha permitido legar para la historia nacional un conjunto de
entrevistas sobre la insurgencia guerrillera de los años 1960. La misma que lo
mantiene –pese a todo– en el lado de la acera de la crítica al chavismo, al
oficialismo, a la oposición agrupada o no en la Mesa de la Unidad Democrática,
a quienes aplauden, a quienes guardan silencio.
Como director del Centro de Estudios de
Historia Actual y de la Cátedra Pío Tamayo de la UCV, Blanco Muñoz tiene el
cuero curtido y entiende los procesos históricos como lo que son: procesos que
se toman su tiempo. No cae en la desesperación, por ejemplo, de quienes
vociferan “Maduro fuera ya”. Por el contrario, afirma –en conversación con Contrapunto en su despacho
universitario– que aunque falleció el líder Hugo Chávez, este proceso “no ha
terminado” e, incluso, avizora un triunfo electoral del oficialismo en 2018
sustentado en el hambre.
El de Venezuela “es un proceso
internacional de esto que se llama socialismo del siglo XXI”, recalca, y se va
a mantener “porque es un proyecto para la sobrevivencia de esta
idea-engaño-socialista”. Lo dice un hombre que militó en la Juventud Comunista,
y que está orgulloso de haber formado parte de esa organización.
Cree que en Venezuela hay un “régimen
militar, policial, narcodelincuencial, civil”, presentado a la gente como “un
socialismo del siglo XXI que, en realidad, es una experiencia en la cual el
capital financiero logra los mejores resultados que nunca había obtenido”.
Control político por el
hambre
Los militares están en el poder, aunque
“se sigue creyendo que el gran poder está en manos de Maduro”, enfatiza Blanco
Muñoz. Eso implica represión “socialista” con “el factor represivo militar y la
incorporación del factor represivo colectivos”.
La creación del carné de la patria,
promovida por el Gobierno, busca “mantener un control en todos los aspectos”,
advierte. Son “12 millones de personas controladas para el Gobierno garantizar
su triunfo electoral en 2018”. La premisa, razona, es “hazte socialista o
muérete de hambre”, aunque en realidad “se usa la idea del socialismo para
crear entusiasmo y seguir manipulando” con la idea de que en la Cuarta
República había vándalos y en la Quinta República hay héroes.
“Aquí lo que está mandando es el control
político por el hambre”, acusa Blanco Muñoz, muy crítico desde siempre del
presidente fallecido, Hugo Chávez, y ahora de la gestión del mandatario Nicolás
Maduro. Recuerda sus entrevistas con Chávez para escribir el libro Habla
el comandante, y cómo no pudo concluirlas porque se le cerraron las puertas
para acceder al líder. También rememora que Chávez le garantizó que encabezaría
la destrucción del viejo sistema.
–¿Esa destrucción no ha
terminado?
–Noooo. No ha terminado. Maduro encabeza
formalmente la mayor destrucción de este país, y todavía no lo queremos creer.
Los políticos todavía están pensando que puede haber salida democrática.
–¿Y cuál es la salida
que usted ve?
–La salida es la fuerza social,
organizada y consciente.
–¿No va a haber
elecciones este año?
-Ellos harán ahorita lo que les dé la
gana: si les conviene, las hacen; si no les conviene, no las hacen. En este
momento no les conviene. El Gobierno nunca pensó que le iba a resultar tan
fácil mantenerse como se mantiene. Yo digo que su jefe de campaña es la MUD.
¿Otro 23 de Enero? “Nada
que ver”
–¿Estamos en una
situación como la del 23 de Enero de 1958?
–Nada que ver. Ahora salió un personaje
público a decir que lo que necesitamos es otro 23 de Enero, que necesitamos
otro Wolfgang Larrazábal.
–¿Necesitamos otro 23 de
Enero?
-Noooo. Eso es no entender el 23 de
Enero. La gente sigue pensando que el 23 de Enero es producto de los que se
alzaron. ¿Quién cree eso? Pérez Jiménez me explica claramente eso en el libro Habla
el general Marcos Pérez Jiménez. Él explica cómo fue ese proceso, la
intervención norteamericana y por qué comenzaron los problemas con el
perezjimenismo, y plantea el contexto latinoamericano del paso del periodo de
las espadas al periodo de la democracia.
–¿No hay un contexto
internacional favorable a que esta situación en Venezuela se termine?
–No. Hay un contexto favorable para que
esto prosiga. No veo oposición.
Hay oposiciones y cada día son mayores
las oposiciones en este país.
–¿A Estados Unidos le
interesa que esta situación continúe?
–Yo he sostenido que esta es una
revolución “made in USA”. Cada día estoy más convencido.
–¿Maduro es un
presidente “made in USA”?
–Maduro es un presidente “made in USA”.
Agustín Blanco Muñoz hace un largo
recorrido histórico para llegar a la conclusión de que la revolución
bolivariana “se ha mantenido por el apoyo de Estados Unidos, y la mejor prueba
de eso es que a Estados Unidos no le ha faltado, en estos 17 años, ni un barril
de petróleo del que a ellos les interesa. Eso no le ha faltado ni les va a
faltar”.
Padrino no es Larrazábal
–¿Descarta que los
militares puedan pronunciarse y decir que la situación es insostenible?
–La doctrina Rómulo Betancourt nunca
estuvo mejor aplicada que hoy. Me refiero a la inversión en las Fuerzas
Armadas, para no decirlo con las palabras que usó Betancourt.
–¿Quienes esperan que
ocurra otro 23 de Enero y surja otro Wolfgang Larrazábal?
–Esa gente está desfasada completamente.
No puedes invocar ahora “yo quiero un 23 de Enero”. ¿De qué estamos hablando?
Es como que alguien diga “yo quiero otro 11 de abril de 2002”. Sin embargo,
cuidado… Puedo decir que el 11 de Abril no ha terminado, y que se expresó el 1
de septiembre y el 26 de octubre de 2016 con las movilizaciones de la
oposición, pero no hubo a quien le interesara interpretarlo.
–La solución para
Venezuela no es otro 23 de Enero. ¿Cuál es?
–Podemos seguir buscando un salvador o
salvadora, porque ahora también hay candidatas a salvadoras de Venezuela. Si
quieres seguir en la misma historia, concretas más el acuerdo con el Gobierno y
buscas un salvador, Como no consigues un salvador de la patria del lado de las
oposiciones, sigue un salvador de la patria del lado del Gobierno y sigue el
reparto del poder.
–¿Es otro Pacto de Punto
Fijo?
–No. Es un pacto para la negociación por
beneficios: gente sin ningún tipo de escrúpulos que lo que quiere son los
millones. El viejo botín.
–Hay gente que dice que
sin un alzamiento militar no hay solución.
–Es la gente que sigue pensando en el
mismo destino: un caudillo salvador. Ese escenario puede seguir, y entonces en
2018 el candidato del chavismo puede no ser Maduro, sino Diosdado Cabello, que
ya anda en campaña.
–¿No hay otro Wolfgang
Larrazábal? ¿No es Vladimir Padrino López otro Wolfgang Larrazábal?
–No. Ese es un hombre del poder, y los
discursos de él ante las dos peticiones de que se convierta en otro Wolfgang
Larrazábal fueron muy coherentes.
–¿No hay nadie en la
Fuerza Armada que pueda ser otro Larrazábal?
–Puede haber muchos aspirantes, pero no
hay condiciones para eso. Con un poder como el que se ha montado, dirigido por
Padrino López, ¿vas a estar pensando en eso? Han puesto 100 oficiales en su casa
simplemente por disentir.
–¿Hay molestia en la
Fuerza Armada?
–Siempre ha habido molestia y va a haber
molestia, pero control mata molestia. ¿Y quién ejerce ese control? El equipo
cubano.
–¿Usted cree eso
realmente?
–Creo que dudarlo hoy no paga dividendos,
porque es algo muy sabido.
¿Oficialismo gana en 2018?
Agustín Blanco Muñoz tenía 16 años
cuando cayó la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Como militante político, participó
activamente en las acciones que condujeron al derrocamiento del general.
De ese primer mes de 1958, el
historiador resalta la efervescencia popular, que “no la veo ahora, y menos con
el control estomacal”, porque “vemos el hambre convertida en política social de
control”. La gente en Venezuela está preocupada por sobrevivir, por tener
comida y medicinas, “por ver cómo amanece”, describe. “Y si tienes unas
oposiciones negociando, si tienes un colectivo social pueblo en la
subsistencia, y si tienes a muchos que quieren acabar con esto ya, no hay mucho
que hacer en el corto plazo”.
Por el contrario, argumenta, el
oficialismo “tiene todas las posibilidades de mantener su proyecto, y por eso
sostengo, a esta hora que estamos hablando, que tienen garantizado su triunfo,
en medio de este desastre, en 2018. Y máxime cuando tienen un CNE inamovible
hasta el año 2022”.
Maduro “no es el
problema”
“Mientras andemos buscando salvadores,
este esquema histórico va a seguir en el mismo punto” aunque “con variantes de
forma”, asegura Blanco Muñoz. Según su análisis, los 17 años de revolución
bolivariana son una continuidad del Puntofijismo.
Visto así, Nicolás Maduro “es una
persona que cumple bien su papel: él no es poder ni toma de decisiones. El
poder está en otra parte”, diagnostica.
–¿Dónde?
–En los cuarteles y en el alto capital
financiero. Hay un poco de gente enferma diciendo que el gran problema es
Maduro y que si Maduro sale, se acaba todo. Maduro no es el problema, y cuando
se lo dices a la gente, te meten un golpe.
–SI el presidente Maduro
no es el problema, ¿cuál es el problema?
–La situación a la que nos han llevado
con el pretexto de tumbar un régimen opresor para crear uno liberador. Ese
tiempo de liberación no ha llegado. Lo que hay es continuación de lo anterior.
Diecisiete años después descubrieron que no hay aparato productivo.
–¿Si el presidente Maduro
se va todo sigue igual?
–No digo que todo sigue igual, pero la
esencia caudillesca permanece. Si quieres romper la esencia caudillesca y
pensar en una historia de cambio, tienes que aplicar teoría y práctica de
cambio.
–¿La población está
apática?
–La población no está apática: está
profundamente manipulada por las dos minorías en el poder: la minoría
PSUV-Gobierno y la minoría MUD. La gran mayoría de los venezolanos no formamos
parte de esas dos entidades, y esas dos grandes mayorías apelan al mal menor.
Piensa en que esa mayoría se organice para producir nuevas acciones.
–¿La constituyente es la
opción? ¿Tiene sentido?
–No puede ser el punto de partida. El
punto de partida es la organización de ese colectivo social pueblo. Las
soluciones deben ser decididas por ese colectivo, no por caudillos.
Un discurso “vacío”
La institución presidencial venezolana
“ha tenido momentos de alguna altura”, pero no es el caso del presente, ilustra
el investigador.
–¿Le parece que no la
tiene ahora?
–No. El discurso político de Maduro, no
tengo ninguna duda, es uno de los más vacíos que ha parido la historia de
Venezuela, porque la prepotencia no es buena consejera.
–¿Cree que es prepotente?
–Él es prepotente, está prevalido no sé
de qué poderes para comenzar un discurso sin saber qué decir. Creo que no hay un
presidente de Latinoamérica que haya repetido tantas cosas banales como Maduro.
Y las repite, las repite, las repite. En un medio donde no existe la crítica,
se puede hacer esto. ¿Quién hace aquí crítica del discurso político?
–¿Cómo ve el comando
antigolpe?
–Busca profundizar y dimensionar la
represión. Eso está en contacto directo con lo que está ocurriendo alrededor de
la Asamblea Nacional: cuesta trabajo pensar que hayan sido capaces de tanta
torpeza. La historia del abandono del cargo llama a pensar que tenían un plan
B, contactos militares. El Gobierno, en sospecha de que puede haber un plan B,
monta su aparato represivo a fondo; es decir, vamos a disparar a matar, y eso
no es nuevo en Venezuela.
Con detenciones como las del diputado
Gilber Caro, dirigente de Voluntad Popular, los funcionarios de Gobierno “están
haciendo lo que hicieron sus padres” de Acción Democrática, ironiza Blanco
Muñoz.
Con base en todo ello, asevera que todo
el año 2017 “con toda seguridad” va a seguir lleno de angustia e incertidumbre.
“No hay momento en la historia de Venezuela en el que la política haya llevado
tanta gente a los cementerios”, diagnostica. La gente “lo que quiere es sacar a
Maduro ya, no quiere organizarse”.
No es su caso: “Yo me calo a mi Maduro
sin sufrir, me calo a mi Diosdado sin sufrir porque soy un investigador y debo
estar informado”. Como cronista del presente, le gustaría entrevistar a Maduro,
a quien tipifica como un hombre “al servicio de una política” de defensa del
capital financiero internacional.
Fotos / Jonathan Lanza
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