martes, diciembre 13, 2005

ARGIMIRO GABALDON: ¡SIEMPRE VIGENTE!




En primer lugar, nadie yerra porque quiere.
En segundo lugar, cuando hay que hacer algo,
porque se tienen razones para hacerlo,
cada vez que se fracasa en un ensayo o intento,
hay que comenzar de nuevo.
En tercer lugar, cuando hay decisión de avanzar,
aún cuando se retroceda,
siempre se avanza algo.
¡¿Qué esto puede durar mil años, o cien, o diez?!
Pero ¿quién ha planeado jamás una revolución a plazo fijo?
Las revoluciones comienzan,
porque obedecen a razones históricas.
La nuestra ha comenzado.
Cuando se vaya a escribir la historia de esta época que vivimos,
ya se dirá con toda precisión cuál fue su duración.


Argimiro Gabaldón tenía apenas 45 años cuando lo alcanzó la bala que le quebró la vida. Más que la muerte le dolió morir de bala amiga, morir a destiempo, morir cuando apenas se iniciaba el camino duro del que tanto había hablado y para el cual tanto se había preparado. Había nacido el 15 de julio de 1919, parteado por su propio padre el General Rafael José Gabaldón, en la Hacienda Santo Cristo, ubicada en el Municipio Sucre (Biscucuy) del Estado Portuguesa. Y fue en El Tocuyo 19 años más tarde cuando sobre un bancal de arena, a orillas del río, empeñó su palabra comunista con el futuro. Allí inició una participación política que no cesó sino cuando la bala equivocó su cauce para irse a anclar en su corazón combatiente.

Las actividades políticas lo llevaron a Caracas y a incorporarse en las luchas estudiantiles y en las huelgas organizadas por la Federación de Estudiantes de Venezuela. Para ese momento Chimiro era nadador, jugador de béisbol, pescador, cazador y excursionista incansable. Dicen quienes lo conocieron que jamás perdió una pelea a puños, pero que jamás cazó una que no tuviera razón de ser. Una vez bachiller se fue a Argentina a estudiar arquitectura. En el tercer año de su carrera, detuvo su visión arquitectónica para adentrarse en el mundo de la pintura, la literatura y el arte. Y con su morral al hombro se fue a Brasil.

Regresó a Venezuela en 1945 a desandar los viejos caminos. A sus destrezas físicas, Chimiro sumó su pasión por el periodismo, la novelística, el cuento y la poesía. Entendió que había que conocer la historia de su país para poder actuar sobre ella, y se dedicó a formular preguntas y a encontrar respuestas.

A la hora de la lucha contra el perezjimenismo, fue el primero en plantear que no se trataba sólo de cambiar al dictador por otro gobernante, sino que había que ir a la raíz de ese acontecer para que los cambios fuesen trascendentes y no formales. Fue entonces cuando comenzó a discutir la tesis de la necesidad de la lucha armada, como respuesta a un gobierno represivo y criminal.

Y cuando llega el año 1958, comienza a ver con cierto recelo las políticas de unidad impulsadas por el Partido Comunista. A la hora del III Congreso del PCV, fue quien planteó la necesidad de ir hacia otras formas de lucha. Es el inicio de la experiencia guerrillera en Humocaro y también las primeras derrotas. Desde fines del 61 hasta el 13 de diciembre de 1964, Chimiro estuvo al frente de esa lucha. Y en ese proceso le tocó vivir los vaivenes de unos dirigentes que se amoldaban a las circunstancias, antes que analizar histórica, táctica y estratégicamente la realidad sobre la que actuaban.

Para Argimiro, en cambio, quien desde un principio se dedicó a actuar y a escribir sobre lo actuado, a entablar una lucha a la vez que estudiar sus posibilidades, las causas de su fracaso, las condiciones de su existencia, el ser combatiente significaba ante todo ser fiel a una condición, ante cualquier adversidad. La lucha guerrillera para Argimiro, era una forma de la lucha de masas, y sin la gente, sin el pueblo, carecía de sentido. Su raigambre venía de sus vínculos con la tierra, con la gente, con el café que se tomaban y las carencias que sentían. No era un acto improvisado sino una concepción de lucha, de vida y de futuro.

Su objetivo: crear conciencia. Avanzar espacialmente sobre el enemigo, siempre y cuando el espacio conquistado lo fuese en la conciencia y en la organización., para poder dar respuestas que perduraran en el tiempo y en la historia. Aquí, sin embargo, se pasó de una táctica a otra, acomodándola a las circunstancias, improvisadamente, sin que mediara el análisis de lo ocurrido, ni las grandes líneas de lo que habría que proponerse.

En el 58, se propuso la unidad con quienes habían excluido al Partido Comunista de la política venezolana. Ya para el 61 Argimiro estaba en las montañas de Lara. En la ciudad, Unidades Tácticas de Combate, las llamadas UTC, hacían acciones urbanas, sin preparación, maquinaria ni orientación. Allí quedaron muchos compañeros, heridos de una muerte que no les correspondía.

Luego, ante la creciente violencia gubernamental se intentó dar respuesta una alianza cívico-militar para intentos de golpe fallidos y muy costosos, como lo fueron el Guairazo, el Porteñazo, el Carupanazo, golpes materialmente permitidos para que el blanco fuese más fácil de distinguir y el objetivo aniquilador más seguro. Y así lo fue.

Y cuando eso fue insuficiente, se pasó a la guerra larga y prolongada, siempre siguiendo un guión ajeno, llevando a las montañas, las filas y los ríos, a muchachos de la ciudad, que sólo tenían para armarse de mucho valor, rebeldía y un sueño de cambiar el mundo. Nadie les explicó las rutas, las perspectivas. A muchos se les hizo creer que en poco tiempo amarrarían los lazos de sus caballos en las verjas de Miraflores, como lo hicieron los combatientes de la gesta cubana.

Pero no había verjas, ni caballos, ni caminos, ni tiempo determinado para una lucha librada a punta de valor, sacrificio y entrega. Y también de negociaciones, conciliaciones y traiciones. No hubo, porque no había quien la diera, una preparación ideológica, doctrinaria, que les permitiera ir más allá de los manuales de la URSS para aprehender una realidad y dar respuestas acordes con ellas. Betancourt y Leoni, lograron hacer de la izquierda insurgente lo que ellos quisieron para exterminarlos donde y como fuera.

Las continuas derrotas y golpes sufridos, llevaron al repliegue, a la tregua unilateral, al nuevo cambio de táctica. Cuando en diciembre del 64, Chimiro recibe el disparo, aquella guerrilla acusaba la soledad de quienes habían sido dejado a su suerte. En aquel diciembre sólo llegó a las montañas un paquete con sobres de azúcar enviados por una compañera, para endulzar un café amargo como los tiempos que se vivían.

El 65 marcó el VII Pleno del PCV, que aprobó la pacificación, y fue abriendo los cauces para la reincorporación de los exmilitantes insurgentes hacia posiciones electorales. Muchos de los que habían asumido la lucha guerrillera quedaron aislados y excluidos. Y fueron abandonados de unos y otros. Y en sus escondites los fueron ubicando hasta acabar con cada uno de ellos.

Revivió la izquierda electorera, después de sucesivas fracturas y divisiones. No hubo sino una derrota extendida y prolongada que fue minando las esperanzas de actuar sobre una sociedad cuya descomposición tocaba todos los extremos. En ese contexto, la vida, la obra y el hacer de Argimiro Gabaldón cobran extraordinaria vigencia. Porque la suya no fue una lucha sin norte sino un empeño por crear condiciones que permitieran a la gente incorporarse, a través de una conciencia colectiva, a la tarea de hacerse dueños de su propio destino.

Sus textos son necesarios a esta hora, para el replanteamiento del mismo contenido de la palabra revolución que tan buenos dividendos y tan poco resultados concretos ha producido en este expaís. Su hacer es indispensable como guía de una acción desinteresada, dispuesta para que sirva de base a un colectivo consciente y organizado, en busca de la construcción de una sociedad más igualitaria y solidaria.

Quienes hoy toman otra vez en sus manos la bandera de la revolución, fueron muchos de los que ayer contribuyeron a la deserción, la negociación y la conciliación. No han sido capaces de rescatar esa historia para aprehender de ella sus errores, sus aciertos, sus desmanes, sus derrotas y sus secuelas. Por el contrario, la utilizan para sus fines, la desvirtúan, para justificar los nuevos cauces que conducirán a las mismas derrotas.

Como pregunta Argimiro ¿quién ha planificado una revolución a plazo fijo? Las revoluciones comienzan por razones históricas. Y las razones están allí desde hace mucho, desde que la desigualdad y la injusticia se instalaron en estas tierras y en el planeta. Lo que no se ha producido es su desarrollo y desenvolvimiento, como centro de una verdadera transformación, como eje de un auténtico cambio, que debe comenzar por el hombre, para que pueda alcanzar la sociedad y a la vez que ella le devuelva al hombre la libertad de ser.

Algo vedado en los tiempos actuales, regidos por la globalexplotación y por las pseudorrevoluciones que sirven para utilizar otra vez al colectivo, en la lucha por los espacios de poder. Un poder que históricamente, hasta el día de hoy, no ha estado en manos del colectivo, no ha sido capaz de generar cambios en la estructura social mundial para liberar de la pobreza, el hambre y la miseria a más del 80% de la población planetaria.

Si para algo debe servir la vida y la muerte de Argimiro es para hacernos replantear los grandes problemas que se deben debatir hoy en función de la necesaria e impostergable transformación que hoy reclama el colectivo. Chimiro se alza con su esperanza, como entonces, cuando hace cuarenta años, nos dijo, escritas sus palabras en el anverso de un papel que iluminaba los diciembres desde la larga noche guerrillera: Tu pena y mi pena y la de todos, es una sola pena militante armada, es el fuego que arde en la alborada, la revolución que avanza desbordada hacia el milagro de las cadenas rotas, y el gran sufrimiento se tornará alegría, emergerá del fuego un mundo diferente: será el llanto detenido y dejará la sangre de correr asesinada. Se esparcirá la risa, y los niños puros como pájaros en vuelo llenarán los parques con sus gritos, y nosotros estaremos allí! ¡Seguro que estaremos! Como una llama ardiendo eternamente. Somos la vida y la alegría en tremenda lucha con la tristeza y la muerte. ¡Venceremos!

Desde entonces hasta ahora los disparos no han hecho sino multiplicar la tristeza y teñir de muerte la vida. ¿Qué diría Argimiro hoy, en este 2004, ante el espectáculo planetario de una masacre indetenible, de revoluciones que no tienen más norte que repetir los mismos horrores de una historia repetida una y otra vez? ¿Cuántas veces su corazón no habría estallado ante las derrotas que no construyó el enemigo sino nuestra propia incapacidad para construir un hombre nuevo, un proyecto de vida distinta, las bases de una sociedad diferente?

Seguimos siendo la vida y la alegría, en tremenda lucha con la tristeza y la muerte. Y no sabemos cuándo venceremos. Sabemos sí que en el interior de cada uno anida la risa de los niños que, como pájaros en vuelo, pueblan los parques. Y que algún día, esa alegría inundará la tierra hasta convertirla en la verdadera casa del hombre. Ojalá podamos contribuir a esa causa.

13 de diciembre del 2004

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Me siento orgulloso de ser coterraneo del Prof. Argimiro Gabaldón (Chimiro, le conocí personalmente. Nació en la hacienda Santo Cristo, municipio Sucre (Biscucuy), Estado Portuguesa. Ruego coregir biografía, donde se dice nació en el Estado Lara.

Unknown dijo...

Considero pertinente coregir el error en el estado de nacimiento de Chimiro, creo que el pueblo de Portuguesa lo merece, pues si es cierto que en Lara tuvo una misión muy importante y pasó a ser líder en pro del socialismo y fundador de las comunas campesinas en Agua Viva, Las Cuibas y El Manzano; pero su estadon de naciemiento es Portuguesa

Administrador dijo...

A los amigos Jerónimo Rosales y Verónica agradezco altamente la corrección, que ya fue hecha en el texto.

mery sananes

Gerónimo Antonio Rosales García dijo...

Ruego por favor, sin �nimo a polemizar s�lo que es necesario ser lo m�s preciso posible ante la historia, por ello pido se termine de corregir el sitio donde naci� El Profesor Argimiro Gabald�n ("HACIENDA SANTO CRISTO") y no Cristo Rey. Gracias de antemano.

Administrador dijo...

Al amigo Jerónimo
De nuevo le agradezco altamente su corrección.Coincido en que debemos ser precisos. Ya fue modificado el texto. Saludos cordiales y afectuosos,
Mery Sananes

LUCHA, COMBATE Y VICTORIA dijo...

Respetuosamente manifiesto que el Comandante Carache haya nacido en Portuguesa, Trujillo, Barinas, Lara o cualquier otro estado de nuestra querida Patria, fué y es en nuestro Corazón y en nuestros sueños de todas partes; yo lo pienso y siento Larense, Sanareño: No olviden que las montañas de Sanare lo acepto y lo acobijo.

Gerónimo Antonio Rosales García dijo...

Me embarga la emosión cuando afirmas que "Chimiro" pudo haber nacido en cualquier Estado del país pero tu lo sientes larense,y así lo llevas en el corazón. Tenemos una responsabilidad ante la historia, dejar a las futuras generaciones lo más veraz que podamos por ejemplo no se ha dicho que el Prof. Argimiro Gabaldón fue el primer Director y Profesor del Liceo "Antonio José de Sucre", en Biscucuy, cometió un "delito" propuso un Liceo Nocturno y los ricos lo protestaron "nos quedaremos sin obreros para las haciendas ni servicios para nuestras esposas"

yaritza dijo...

lo mas importante es que lo llevemos dentro de nosotros no solo con palabras sino tambien con acciones para cumplir las metas que los grandes revolucionarios que a dado esta patria grande y hermosa llena de solidaridad an planteado....el pueblo lo necesita y ahora mas que nunca... venceremos... la verdadera lucha comienza cuando hemos adquirido conciencia...

LUCHA, COMBATE Y VICTORIA dijo...

ahora mas que nunca... venceremos... con
"ARGIMIRO en
nuestros
ideales

Gerónimo Antonio Rosales García dijo...

Claaaaooro que si NEGRITAOSI,Chimiro fue sembrado en Caracas, pero su mensaje, ideales y trabajo político recorre no sólo Venezuela, sino todo el continente. Su trayectoria y ejemplo debe ser el derrotero del Barco Revolucionario. "El camino es duro, muy duro pero es el camino" Argimiro Gabaldón

Jerónimo Rosales García dijo...

Desde hace 7 años produzco y conduzco un programa en Radio Shalom 91.1 F. M. e Internet www.shalom911.com, en Maracay. 2 manchetas son el preambulo de mi humilde progra que se trasmite los sábados de 12,30 aa 2,30 p.m. "El camino es duro, muy duro, pero es el camino" y " Orientar y corregir al niño, evita que la justicia castigue al hombre". El primero en honor y recuerdo a su memoria de "Chimiro". Prof. Argimiro Gabaldón y el segundo Frase Emblamática de nuestro Libertaor.

Anónimo dijo...

Lo digo con mucha tristeza y frustración, La historia veraz es casi imposible de encontrar en los libros de la materia. Ha sido, es y será un gran negocio escribir sobre la historia, más aún cuando se trata de la contemporánea. Generalmente se llena de elogios a los gobernantes de turno y sus acciones, muchas veces negativas y bastardas, no obstante se maquillan y ensalzan o esconden con el ánimo de ganar prebendas.
Da pena ajena cómo un seudo historiador llamó en su oportunidad a una amante del presidente de turno "doña y señora" y ahora llama barragana a la compañera sentimental del Libertador, la Coronela del Ejército del Ecuador,Manuel Saenz, ascendida por el Gran Mariscal de Ayacucho General Antonio José de Sucre y NO por Somón Bolívar. sólo lo anima el compromiso político y económico. !! Vaya qué irrepeto absurdo!!