martes, julio 24, 2012

CUERDAS DE UN CANTAR PARA LA LUMBRE DE OTROS DÍAS






















Agustín Blanco Muñoz
VENEZUELA: UN PAÍS PODRIDO
HABLA ELÍAS MANUITT CAMERO.
Caracas, CPT-CEHA, 2012, 264pp.




DEL PAÍS PODRIDO A ESTE EXPAÍS

El  09 de febrero de 1988 recibimos la noticia de que un disparo había quebrado los sueños de amor y libertad de Elías Manuitt Camero, el poeta, el cantor, el amigo. Entonces le escribimos una carta y aún tenemos la sensación  que fue  tardía porque no logró contribuir a desviar el curso de la bala, para que su vigorosa y valiente humanidad mantuviera su  recinto.

Teníamos con Elías una doble deuda. Editar las conversaciones que sostuvo con ABM sobre su acción militar y política y los papeles que contenían sus cantares.  Lo segundo logramos producirlo en 1990.  Lo primero es ahora cuando se publica.

Con el tiempo, el país podrido del que habla Elías se confundió con el expaís del que habla ABM.

Con el tiempo se sumaron los disparos que tuvieron como blanco el hombre esperanzado tratando de conquistar un mundo mejor.

LAS UTOPÍAS FUERON SUPLANTADAS POR
OTRAS FORMAS DE TOTALITARISMO

Con el tiempo las utopías fueron suplantadas por otras formas de totalitarismo.

Con el tiempo el bipolarismo mundial se escindió en antagonismos locales y regionales que convirtieron el planeta en un gigantesco campo de batalla, en el cual poderes muy similares, en su contenido y procedimientos, se disputan el dominio, con total prescindencia del hombre que esgrime las armas y del colectivo cuya hambre, miseria y carencias se han ido expandiendo, a medida que los capitales se acumulan en un número de arcas cada vez más reducido.

LA ESPERANZA MARXISTA SE HIZO TRIZAS

Con el tiempo la esperanza de la interpretación marxista de la historia, que le daba el vuelco a la concepción que parte de  los dioses como creadores y actores, se hizo trizas ante una realidad que se enfrentó a la consigna de ‘proletario de todos los países, uníos’,  poniendo de lado la misión de esa clase y  consolidando un poder financiero que estaba y está unido  a las otras  ideologías, credos o religiones.

Con el tiempo aquella interpretación de la historia que debía servir de base para la transformación,  se fue asimilando a las ideologías dominantes, creando una especie de marxismo positivista, que ha estado en la base de revoluciones mesiánicas, de imperios de un solo pensamiento, cuya acción ha causado tantas muertes como los totalitarismos abiertos que decían combatir.

DE LA BIPOLARIDAD A LA GLOBALEXPLOTACIÓN
UNIPOLAR

Con el tiempo, el bipolarismo que dividía el mapa del mundo en los ejes del capital y del comunismo, comenzaron a borrar sus fronteras y hasta sus muros como ocurrió en Berlín en  1989.

Con el tiempo la unipolaridad y la globalexplotación comenzaron a regir el mundo, mientras los residuos de antiguas potencias comunistas dejaban ver sus profundas heridas, sus gigantescos fracasos y su carga de muertes. Y el imperio del capital seguía avanzando sin freno hacia su propia destrucción, llevándose para ello por delante, la vida y el porvenir de millones de seres humanos lanzados a la miseria.

Con el tiempo quienes se quedaron en el camino, ya sea por el disparo que los alcanzó de mano ajena o por tantas otras formas de muerte que se abalanzaron sobre quienes estaban dispuestos a dar la vida por un mundo mejor, un hombre nuevo, una historia diferente, fueron relegados al olvido y sepultados una y otra vez por quienes sigue conduciendo la historia a su manera.

ESTOS MUERTOS HABLAN MUCHO MÁS
QUE LOS SOBREVIVIENTES

Con el tiempo estos muertos hablan mucho más que los sobrevivientes que, por esos giros demoníacos del poder y el capital, han terminado por reinventar revoluciones que se levantan sobre tanta sangre como lo hace el capitalismo imperial.

El país enfermo de César Zumeta, el país podrido de Elías Manuitt, la Venezuela frustada de Domigo Felipe Maza Zavala, no son sino los prolegómenos de esta expatria, al  decir musical de Gabriela Montero y del  expaís que con tanta fuerza nos ha mostrado Agustín Blanco Muñoz. Un cuadro que hoy padecemos, y que, al parecer, seguiremos padeciendo.

UNA DERROTA QUE AÚN MARCA
NUESTRO HACER

En ese marco, el testimonio de Elías Manuitt Camero se levanta como una visión verdadera  de lo que fue la lucha armada de la década de los sesenta, cuya derrota aún marca y sella nuestro hacer.   

Paradójicamente, Elías sustentó, defendió y se arriesgó en la creencia de que la lucha armada guerrillera era la respuesta que requerían los pueblos para construir una nueva historia. Y en su transcurrir por ella, fue encontrando el enemigo en la propia casa, en las decisiones políticas que dejaban de lado la vida de quienes ya estaban embarcados en una aventura sin fin.

Fue descubriendo el país podrido del que habla en la sociedad contra la cual luchaba y la propia lucha en la cual participaba. Su desenlace es la desilusión, la impotencia, el dolor, la tristeza. Y el arma que él creía serviría para abrir caminos, se violentó sobre él mismo, en un círculo profundamente doloroso.

UNA JUVENTUD LANZADA A UN COMBATE
TRAICIONADO

Por ello, para quienes hoy sostienen la legitimidad de esta seudorrevolución, pacífica pero armada, que se sustenta en una violencia que se expresa de muchas formas, y cuyo sentido final es la acumulación de poder y capital que le permita ser un interlocutor válido en el campo del reparto del planeta, bien vale la pena regresar a sus inicios, para advertir cómo fue manejada y llevada una juventud, con inmensa capacidad de entrega, a un combate para el cual no había ni las condiciones, ni el instrumental, ni la fuerza, ni la capacitación teórica e ideológica para impulsarla.

NO SOMOS MÁS QUE PEONES UNAS VECES DEL
IMPERIO Y OTRAS DEL CONTRAIMPERIO

No se trata de que no existieran las razones para la resistencia y el enfrentamiento. Por el contrario, estaban presentes y hoy mucho más que entonces. Salvo que, como ha ocurrido con los procesos llamados revolucionarios mundiales,  lo que estaba en juego no era el bienestar del colectivo de este expaís, sino una disputa que estaba fuera de sus fronteras y en la cual los países no eran sino piezas de un ajedrez en la cual éramos y seguimos siendo peones, unas veces del imperio y otras del contraimperio.

La Venecuba de hoy tiene sus claros precedentes en lo que representó la llamada revolución cubana en toda Latinoamérica. Y selló la vía violenta armada para crear, al decir de sus propagadores, cientos de Vietnam, capaces de vencer al imperio norteamericano, tal como había ocurrido en el país de Ho Chi Min.

LOS COMBATES DEL PUEBLO TERMINAN SIEMPRE NEGOCIADOS ENTRE LOS DUEÑOS DEL PLANETA

Sólo que el combate ganado por los combatientes vietnamitas ante un gigantesco ejército, fue luego negociado en los tratados que firmaron, no los combatientes, sino los dueños del  mundo. Así también Cuba, en su momento le tocó jugar como peón de la Unión Soviética, hasta que el acuerdo entre ambos imperios, dejó a la isla a su suerte, aunque con la garantía de la no intervención de las tropas yanquis, tan acostumbradas a invadir cualquier espacio que consideren conveniente. Un acuerdo que se sostiene hasta el día de hoy.

En la década de los sesenta la ilusión era que los guerrilleros pudieran amarrar sus caballos en las verjas de Miraflores. En Cuba se había tomado el palacio de gobierno.  Y Latinoamérica se abrió a esa posibilidad. Las tiranías y dictaduras impuestas, que tanto dolor sembraron, dieron paso a fórmulas supuestamente democráticas capaces de garantizar que todo siguiera igual, pero con nuevo ropaje. Y la violencia tomó cuerpo en muchos territorios.

EN VENEZUELA LA DERROTA ESTABA SELLADA DESDE SUS INICIOS

En Venezuela la derrota estaba sellada desde sus propios inicios. El fracaso de las gestas conspirativas, condujo a la decisión de pasar a la lucha armada en el campo y en la ciudad. Fue el tiempo de los frentes guerrilleros y las unidades tácticas de combate. Estudiantes universitarios, campesinos, jóvenes imbuidos por una utopía fueron reclutados, sin mayor esfuerzo, para ser los protagonistas de una lucha, fruto de la improvisación y la emoción.

Y el peso de las bajas, las derrotas, los problemas internos, las delaciones y la dureza de una represión que contaba con todas las posibilidades ante una organización endeble y regida por la emoción e intereses grupales. La escisión planteada es entonces  entre quienes estaban dispuestos a proseguir en la lucha armada en el largo plazo y quienes consideraban que había que dar el viraje hacia una política  representativa  que la democracia ponía a su alcance.

UNA VALIENTE Y ESFORZADA GENERACIÓN DE JÓVENES LANZADA A SU DESTRUCCIÓN

La parte guerrillera fue dejada a su suerte. Y aún hoy no se han contabilizado, no las bajas, sino las otras formas de muerte a la que fue condenada la mayoría de sus participantes. Esa generación de jovenes quedó a la deriva, perseguidos por unos y por otros, sin capacidad para subsistir, lanzados a las peores condiciones.

Elías Manuit Camero, es uno de esos representantes.  Permaneció cinco años en el Frente de Falcón, hasta que se desliga de las acciones locales y viaja a Cuba, donde permanece casi una década, después de la cual también se separa de lo que consideró el burocratismo y la corrupción en el seno de la revolución.

El regreso fue a su pueblo natal, Altagracia de Orituco donde intentó todas las formas posibles de subsistencia, sin que ninguna le diera verdadero sustento. A la final un nueve de febrero de 1988, el disparo salió de sus propias manos.

LA VIDA DE ELÍAS ES EL RECUENTO DE UNA ILUSIÓN
QUE NO PUDO SUBSISTIR

Su historia es la historia de la frustración de este expaís. Su vida, el recuento de una ilusión que no tuvo territorio donde subsistir. Su muerte un llamamiento gigantesco a reestructurar este país podrido, este expaís, esta expatria que hoy padecemos.

Y su vida y su morir dan  testimonio del proceso del destrozo del que somos actores. Una historia silenciada, materialmente borrada, tanto por quienes participaron en ella, como por quienes ejecutaron una política de represión que no tuvo miramientos para aplastar aquellos focos dispersos, desorganizados y desabastecidos, con los que se intentó subvertir el orden impuesto.

¿QUÉ HA CAMBIADO EN ESTE EXPAÍS?

Pero la pregunta fundamental es esta: ¿qué ha cambiado en este expaís, en este continente y en el planeta? El juego de poderes similares, en sus objetivos y procedimientos, sigue rigiendo una historia definida por la violencia-guerra-masacre y la miseria. El colectivo sigue a remolque de la historia de los otros, sin capacidad aún para trazar un camino propio que lo aleje de los imperios y le permita avanzar en la construcción de una sociedad diferente.

Sin disposición para acometer la comprensión de lo que estamos viviendo para medir en toda su magnitud la tragedia de Elías mutiplicada en un paisaje que dejó de tener identidad ni curso dispuesto por quienes aquí viven y padecen.

CAPITALISMO Y COMUNISMO SE NUTREN DE LOS MUERTOS QUE ELLOS MISMOS HAN SEMBRADO

Hoy capitalismo y el supuesto comunismo se nutren de los muertos que ellos mismos han sembrado. El enfrentamiento entre ambos sirve sólo para capitalizar la materia humana de que se dispone para darle continuidad a la masacre.

Y esto se ha agregado con fuerza tumultuosa, el factor del fanatismo religioso que, en pleno siglo XXI, despliega todos sus mecanismos para garantizar la sumisión de millones de seres, amenazados por toda suerte de infiernos terrenales y divinos.

LA HISTORIA REGRESÓ A LAS MÁS DANTESCAS
OSCURIDADES

¿Qué quedó del avance científico y humanístico que debió significar el aporte del marxismo a la vieja historia de una humanidad conducida, interpretada y escrita por los dioses?  Las antiguas divinidades sólo han sido canjeadas por nuevos caudillos. La historia regresó a las más dantescas oscuridades, al igual que el hombre que la habita como un extraño.

En ese sitial estamos ubicados, generando mayores ignorancias, confusiones e intolerancias que nos colocan, como individuos y como expáis, al borde del disparo de Elías.

LA LECTURA DE ESTE TEXTO NO ES UN EJERCICIO DE DISTRACCIÓN SINO UN COMPROMISO CON EL FUTURO

En ese sentido, la lectura de este testimonio no constituye un ejercicio de distracción. No se trata de un aporte bibliográfico a una historia que nadie quiere recordar. El arma de Elías nos acecha  por todas partes. La que giró sobre sí mismo y la que dispara a quemarropa, sin misericordia a un enemigo que otros definen por nosotros.

LA VIOLENCIA JAMÁS SERÁ LA SALIDA

Hoy, la historia y el disparo de Elías, nos reiteran la más profunda conviccion de que la violencia, sobre la que se ha basado la historia de esta prehumanidad, jamás será la salida. Hay que romper definitivamente y alguna vez, el ciclo de masacrados convertidos en masacradores, la espiral permanente de la guerra, la pendiente horizontalizada del hambre, las carencias, la miseria, el sufrimiento y el dolor.

Y por ello, este disparo, que antes Elías alzó contra un enemigo no vencido, y luego sobre sus mismos sueños, es y debe ser una toma de conciencia, una aproximación a la realidad, desde la óptica de sus actores, desde el  terrible pozo de las derrotas, con la ilusión, aún no extinguida, de que algún día, en algún momento de este cruento acontecer, el colectivo logre avanzar hacia una historia distinta.

Y cuando eso ocurra, si es que llega a ocurrir, podremos despertar a Elías y a tantos otros, innumerables, de su muerte, para que puedan de nuevo hacer resonar las cuerdas de sus cantares en la lumbre de un nuevo día.

mery sananes
julio / 2012

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