A la familia Azpurua le hacemos una propuesta.
Y si no quieren aceptarla, que vayan a los tribunales.
Pero le vamos a pedir el registro de 1821.
No es la lista de Tascón, sino la lista de Bolívar.
Aló GP, 25/09/05
El invasor tomó posesión de tierras, hombres y frutos. Nada quedó fuera del poder del Estado metropolitano. Y el título de propiedad lo establece el propio derecho de lo que llamaron descubrimiento. Aquí no había nada que ellos pudieran reconocer como gente. Por ello su acción se limita al hallazgo de unas tierras que tienen una producción. Y quienes podían hacerse pasar por gente, para levantar su voz y protestar, fueron simplemente exterminados por millones. Desde entonces hay una historia de unos tales descubridores que hacen de la tierra su mayor patrimonio. El Estado de esos destructores es dueño de todas las tierras y con las mismas han traficado, jugado y negociado todos los agentes o representantes del poder estatal.
SIGUE LA TIERRA DEL CAPITAL
En el tiempo inicial de la invasión los actores del despojo son los señores de la tierra. Y una vez que se logra la llamada independencia, la propiedad de la tierra, que había sido disputada por uno y otro bando, y ofrecida y repartida a sus soldados como aliciente y beneficio, cae en mano de los triunfantes héroes-libertadores-caudillos. La negociación continúa. La tierra es el gran capital.
La ‘Guerra Federal’, se plantea como una lucha entre la ‘vieja oligarquía y los tierruos-pata en el suelo-sin camisas. Los jefes de la guerra de los dos bandos, ambos dueños de la tierra, siguieron ejerciendo sus privilegios. Ya al ver que el colectivo se organizaba para desconocerlos y descabezarlos se juntaron en Coche para detener el empuje-peligro de una pobreza que había sido utilizada permanentemente por los “dueños de la historia”.
LA TIERRA MANCHADA DE PETRÓLEO
La autocracia guzmancista, sin dejar de lado el poder de la tierra, trata de mirar más allá. Y se realizan los primeros diseños para el desarrollo de una clase de industriales y comerciantes. Ya para comienzos del siglo pasado las tierras están en vías de mancharse de petróleo. Adquiere entonces mayor importancia la disposición de que la propiedad del suelo y el subsuelo corresponde al Estado. Pero en cada caso hay representantes encargados de negociar y adelantar los correspondientes capítulos de la historia de la tierra.
LA TIERRA DE LA PERVERSIÓN-DEMAGOGIA
Los anhelos de democratización de la tenencia de la tierra están inscritos en el continente desde 1917 cuando se produce lo que se calificó como ‘revolución mejicana’. Según su legado ‘la tierra es de quien la trabaja’. Las leyes agrarias de Medina Angarita o Rómulo Betancourt no modifican el cuadro de la apropiación de la tierra por parte de las minorías. Pero en cada caso se jugó a la Reforma Agraria para crear la imagen de la redistribución de la riqueza y la consabida lucha contra la pobreza. Los resultados fueron la material extinción del campesinado como clase. Y el Estado como primer terrateniente se convirtió de exportador a importador de toda suerte de productos agro-alimentarios.
LAS TIERRAS NARCOTRAFICADAS
La llamada “revolución bolivariana” se topa, por consiguiente, con gigantescas extensiones de tierras improductivas, con una población rural sin recursos siquiera para su autoalimentación y con la presencia de latifundios, algunos productivos y otros no. Todo esto en un marco de inseguridad creciente, vinculado a la presencia de la insurgencia colombiana y el narcotráfico, expresada en extorsión, secuestros y sicariatos.
Por ello, la primera gran interrogante que habría que plantearse es cuál es el estado real de la tenencia de la tierra a la hora en la cual asume el poder esta ‘revolución bolivariana’, y cuáles sus perspectivas, en un expaís que abandonó desde hace muchas décadas toda inversión en el campo y que ha sido incapaz igualmente de absorber esa población al trabajo productivo.
LOS DEMAGOGOS DE LA TIERRA
Pero, como en el pasado, la tierra resulta un argumento rentable para el populismo y la politiquería. Como ayer AD hizo de la tierra y de aquel Juan Bimba, el símbolo de un partido que a la hora de ejercer el poder fue incapaz de modificar el viejo estado de cosas, hoy la ‘revolución postcapitalista y presocialista’ se propone volver por los fueros de la conocida reforma. Pero en este caso se quiere ir más a lo profundo: expropiar a muchos latifundistas para crear muchos ‘fundos zamoranos’.
DE LA REFORMA ADECA A LOS FUNDOS DEL GP
Lo planteado tiene que ver entonces con acumular más extensiones para el Estado propietario de todas las tierras y poder repartirlas entre campesinos dispuestos a desarrollar ‘fundos zamoranos’. ¿Pero con cuáles campesinos? Ya a mediados de la década de los 70 denunciamos la extinción del campesinado. Conjuntamente señalamos la existencia de una muy específica contraposición ciudad-campo, que no es esencialmente espacial sino social-clasista. El éxodo campesino hacia la ciudad acabó con éste como clase y creó los cinturones de miserias. Esa situación no ha variado esencialmente en la actualidad.
Pero se entiende que la solución está en las mismas fórmulas del pasado, aunque ahora se señala que los campesinos serán verdaderamente dotados de créditos y apoyo técnico. Esto se hizo en tiempos del Instituto Agrario Nacional y el fracaso fue estrepitoso. El campesino empobrecido hizo del crédito un capital para pagar deudas y subsistir. Cuando pudo traspasó las tierras y, por supuesto, nunca pagó el préstamo más allá de votar por el color del régimen.
DE LAS MISIONES A LAS EXPROPIACIONES
Lo que interesa una vez más es jugar a la demagogia y ganar adeptos a punta de tierra. En reciente comunicación, el Dr. Aníbal Sánchez I nos llama la atención sobre el asunto. De acuerdo con el war room del gobierno se llegó a la conclusión que las misiones están agotadas como fuentes de votos. Se tienen más como un derecho adquirido que como un compromiso con el ‘proceso’. De ellas surgen muchos y permanentes reclamos. Se convirtieron en un problema que debe ser atendido. Y por ello ha surgido el plan de expropiación territorial para impulsar la proliferación de los FZ.
Debe estar previsto, por elemental, que éstas serán experiencias fracasadas por la utilización de procedimientos y recursos agotados, superados. Pero también la solución: traer varios millones de asiáticos y específicamente chinos para que nos hagan la ‘revolución agraria’.
Todo el discurso de la expropiación, lucha contra los privilegios viene entonces a reforzar la condición de la “revolución-gobierno de los pobres”. En estos tiempos de ‘abstención’, se hace obligado aumentar la dosis de demagogia-engaño entre quienes están obligados a renovar sus esperanzas para seguir manteniendo algún equilibrio en la lucha por su sobrevivencia.
LA TIERRA CAZA-VOTOS
Con esta programación de guerra contra la riqueza, logran a la vez copar el escenario político. La contrapartida se la dejan a las ‘oposiciones’ llamadas a actuar en defensa de la propiedad privada. En los próximos días veremos aumentar el número de propiedades intervenidas. La revolución socialista maisantera adquirirá cada vez mayor profundidad. Aumentarán las inversiones no para intensificar la reforma agrícola sino el número de votantes. Una demagogia inscrita en la línea de los héroes, caudillos y libertadores de la independencia que aquí hoy tiene su herencia-símbolo en el cuatrero Pedro Pérez Delgado alias Maisanta.
Hoy el golpista-presidente (GP) descubre que todas las tierras son del Estado y que muchas veces han sido invadidas y convertidas en latifundios (EU, 21/09/05, 2/1). No alude, sin embargo al hecho de que hoy está planteada la invasión del ‘proceso maisanteano’ para crear los FZ del fracaso-destrucción económica y social, pero triunfantes como entidades de la politiquería electoralista. En esta dirección se inscribe su pelea por el rescate por parte del Estado de la finca que, según él fue propiedad de su bisabuelo y que ahora será suya, en su condición de propietario del Estado.
Y es por eso que no acepta ‘republiquetas’ de supuestos propietarios frente a su república. Por ello, la familia Azpúrua negocia o sus tribunales las lanzarán por un precipicio. Porque no hay tribunal que se atreva a contrariar lo dispuesto por el dueño. No se trata de defender latifundistas ni propiedad privada, sino de llamar la atención sobre una arbitrariedad caza votos y más pasto para la corrupción. Esto está claro: ¡Aquí el Estado es el GP! ¿Todas las fuerzas de este ex-país aceptarán impasibles esta tragedia-engaño-perversión?
abm333@gmail.com
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