Los últimos secuestros-crímenes revelan la escasa vida que portamos. Cada día toma más espacio el horror. La violencia-droga-delincuencia se ve como incontrolable y se le responde sólo con represión.
La muerte está instalada en barrios, avenidas, urbanizaciones. En cualquier ‘alcabala’ una persona adquiere la condición de negociable. Allí se inscriben los casos Sindoni y Faddoul-Rivas que pasaron a formar parte del registro de más de mil muertos por mes, que revelan el grado de descomposición del fenómeno que ahora arriba a un momento culminante.
La destrucción que padece este ex-país llega a un punto nodal a partir del 11A-02 cuando las instituciones en general son puestas al servicio de parcialidades. Una actuación que sirve de puente a las prácticas delincuenciales. Antes se trató de resguardar la condición-imagen democrática.
Pero al producirse la primera gran reacción contra las intenciones socializantes del régimen, expresadas en las Leyes Habilitantes, y las acciones dirigidas a controlar la CTV, Pdvsa y la Educación, se creó un movimiento de tal fuerza que el gobierno llegó a la conclusión de que lo paraba o lo arrastraba.
Y por ello el 11A-02 se enfrenta a punta de plomo-muertos-heridos la manifestación que aspiraba llegar a Miraflores. Comienza la represión abierta. Atrás quedan los llamados procedimientos democráticos.
Al aviso de la disposición a matar se agregó el temor-intimidación de las listas. Y a partir del 15Ag.-04 se exhibe un oficialismo victorioso que anuncia ‘el cambio para siempre’. Desde entonces hay dos Venezuela, la de los ‘socialistas-revolucionarios’ y la de los oligarcas-imperialistas. Y en medio, un colectivo que oscila entre pingues tarifas y un padecimiento cada vez mayor, entre la desazón y un despertar de conciencia.
Y en este ex-país escindido entre dos polos de destrucción, va tomando vuelo una aspiración de construcción. Y para detenerla se activa misiones, consejos comunales, brigadas, círculos, reservas, militancia. Con recursos sin precedentes se levanta la Venezuela de la intolerancia y la destrucción y con ella importantes espacios y condiciones para las miserias y los asesinos. Sancho, ¡la elección hoy no es entre dos formas de imperialismo sino entre destrucción-construcción!
Agustín Blanco Muñoz
Publicado en Últimas Noticias, el 15 de abril del 2006.
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