Al inicio nada hace el gobierno por paralizar la protesta. Se ha llegado a asomar que pudo estar impulsada por el propio gobierno para que los organismos multilaterales advirtieran las grandes inversiones tranquilizadoras que debían hacer en Venezuela. Pero el movimiento fue mucho más allá de lo esperado y hubo que detenerlo a punta de muertos.
La inestabilidad ya estaba sembrada en todas las áreas de la vida nacional. Enterrado el modelo ‘democrático punto-fijo’, no había como reemplazarlo. El vacío era evidente y profundo. Las instituciones, partidos, doctrinas, dirigentes quedan a un lado. De allí que se comenzara a ver hacia un emergente-mesías que pudiera hacer el milagro de la estabilidad, el crecimiento económico, el mejoramiento social.
Hay fuerza nacionales e internacionales interesadas en borrar los peligros del 27F-89. Pero la fuerza escogida para superar la emergencia decide actuar por su cuenta. Se separa de Caldera y demás acólitos. Y va a la abstención y luego a las elecciones. El triunfo del 06D-98 se considera como un hijo del 27F-89.
Pero habría que deslindar si se trata de una herencia de los masacradores o de los masacrados. Aquella ‘democracia’ y este ‘socialismo’ no marcan diferencias esenciales. Hoy, como hace 18 años, el colectivo está frente a los mismos padecimientos de la escasez, el hambre y todas las carencias que impone la miseria. Sancho, este 27F el yacimiento petrolero de las empresas mixtas anuncia la continuación de la masacre de este ex-país y su gente. abm333@gmail.com
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