A la hora del gran circo montado por el TSJ para decidir sobre el amparo solicitado por AD, le escuchamos esta afirmación a Ramos Allup: “La oposición necesita razones para participar en las elecciones, porque cada día hay más razones para no participar”. Pero un poco más tarde afirmó que sí participarían aún con la vigencia del ‘perverso sistema de las morochas’. Nadie podía pensar que este partido, creador de la teoría de la defensa de los espacios políticos, actuaría distinto. Demandan la nulidad de las morochas, cuando ya habían inscrito a sus candidatos utilizando ese instrumento.
Lo único claro es que AD buscaba un papel protagónico para efectos publicitarios y para acusar unas trampas de las cuales se aprovecha. No se conforma una política para acceder al poder, sino para sobrevivir, a través de la negociación-acuerdo-complicidad. Y lo actuado es la mejor demostración del infame nivel de nuestra política.
¿Hubo algún cambio con la celebración del espectáculo? En absoluto. Se reitera que el 04D-05 se producirá “el gran morocho triunfo” que dará al oficialismo la mayoría calificada para seguir haciendo lo que le dé la gana y adelantar el tránsito hacia la hegemonía socialista siglo XXI.
II
EL PODER MOROCHO ES IMBATIBLE
Pero ¿cuál es el fondo de todo esto? ¿En que situación está una sociedad y su política cuando convierte el ‘debate morocho’ en su centro mayor de interés? Estamos ante una triquiñuela, no fácilmente aprehensible por el colectivo, que convierte la trampa en algo legal. Así la mayoría se multiplica sin hacerle concesiones a las minorías. Si agregamos la altísima inversión en publicidad y compra-venta de conciencias, es indudable que estamos ante un poder materialmente imbatible en el corto y mediano plazo.
Y es a partir de esta conciencia como se avanza hacia un régimen cada vez más autoritario, arbitrario y prepotente. De allí que el proyecto de su mandato no se detenga el año 13 ni el 21. Va para el 30 y seguramente después anunciará, como un Gómez cualquiera, que gobernará hasta que le dé la gana de morirse.
¿Pero está en juego única y exclusivamente la ambición personal? Es indudable que en el ‘proceso’ hay mucho de eso, pero no lo es todo. El GP y su gobierno lo reiteran: está en marcha un proyecto que tiene como cometido cambiar la Venezuela neoliberal por una mucho más neoliberal, pero creando una imagen que refiera todo lo contrario. Y esto forma parte del ambiente de complejidad-confusión que prevalece hoy en este ex-país.
III
EL CAMINO DESTRUCCIÓN
Ahora estamos en la transición entre ‘la democracia participativa y el socialismo del siglo XXI’. No se aclara si se trata de apartarse del “viejo socialismo” para enrolarse en ‘el nuevo’, que tampoco se sabe qué es. Pero al manifestarse la indisoluble unidad con la ‘revolución cubana’, se entiende que esta llamada ‘revolución bonito-bolivariana tiene la vejez y el atraso-fracaso de todo lo que se ha vendido como socialismo y que tiene en Venecuba su mejor representación.
Por eso llama la atención el concepto de socialismo siglo XXI que manejó el GP, en su ‘Alo’ del 23/10/05. Ese socialismo en construcción es fresco, democrático, republicano, alternativo, amplio, bonito y cristiano. ¿Pero hay una real demarcación entre el neoliberalismo actuante y ese bonito y joven socialismo? ¿Se propone acaso un deslinde o una combinación de neoliberalismo con socialismo? En principio esto es un exabrupto en el plano político, económico y social. Porque se trata de la convivencia de dos polos supuestamente contrarios. Por ello se impone decir lo que cada cosa es.
Si se considera lo planteado por los clásicos del marxismo, lo que determina el socialismo es la toma del poder por el proletariado para ponerle fin ‘al reino de la producción y el dominio de la burguesía’. Pero esto es algo que no ha ocurrido. ¿Cómo definir entonces los socialismos que se han producido y su actual inserción en el mundo del capital globalizado?
Por una parte habría que replantearse el contenido real de esas fallidas experiencias socialistas. Pero también estudiar la incidencia de ese fenómeno en el mundo actual. ¿Es posible plantear hoy el socialismo como posibilidad real para la construcción de una sociedad diferenciada del sistema imperial-capitalista? ¿De qué socialismo estaríamos hablando? ¿Del neocubano, neovietnamita, neocoreano?
La evaluación de los resultados alcanzados por el imperio unipolar y la globalización pondría nuevamente en evidencia que estamos en la continuación de las luchas por el reparto del poder y el capital mundiales. ¿Pero quiénes son los beneficiarios de esos logros? ¿Las mayorías explotadas? Esto al parecer lo tuvieron claro los países llamados socialistas. Su ingreso al bienestar pasaba por su incorporación al sistema capitalista mundial y así lo hicieron. De allí que China, por ejemplo, declare con mucho orgullo que el socialismo quedó para sus adentros porque hacia afuera es estrictamente capitalista.
¿Cómo explicar entonces esa especie de resurgimiento de movimientos ‘antiimperialistas’ anti-globalización y ‘revolucionarios? ¿Quiénes se están enfrentando a quiénes? El problema es mucho más complejo y difícil. El choque se produce a nivel de capitales-propietarios, minorías privilegiadas que utilizan de una forma u otra, a las mayorías-colectivos como plataforma para sus ambiciones y proyectos.
En el mundo de hoy no se ha conformado, más allá de la utopía marxista, un proyecto de sociedad que se rija por valores distintos a los de la explotación. Y ni siquiera parece ser ese el interés. Lo que tenemos son gigantescos capitales trashumantes en busca de mayor acumulación, repartidos entre el bando de los imperialistas y los autodenominados ‘revolucionarios’ o ‘neosocialistas’.
Y en ese sentido estamos en presencia de un verdadero pastiche ideológico-político-económico que sin embargo paga excelentes dividendos. Se desarrolla un socialismo capitalista, que necesita reforzar sus propias fuentes de riqueza, arrebatándoselas al monstruo imperial. Y para ello requiere globalizar su falsa ideología para alcanzar sus metas. No de otra manera podemos entender las alianzas, negociaciones y complicidades entre “revolucionarios” y los más perversos dictadores y autócratas. Vamos camino hacia la global destrucción. De ningún modo al rescate de esta extinta y desfallecida humanidad.
IV
LA TRAMPA-REVOLUCIÓN
Y el examen de este complejo cuadro es fundamental para aprehender las aparentes contradicciones en marcha: las propuestas del GP enfrentan al neoliberalismo salvaje, al mismo tiempo que actúa en plena comunión con el mercado capitalista. Se pone en acción una imagen socialista para comprar el apoyo de los engañados de siempre e inscribir a muchos en el campo de los proyectos revolucionarios. Simultáneamente se favorece de manera salvaje al capital. Estamos ante una de las más grandes trampas de la historia de la humanidad.
Hacer la revolución, en el plano de la teoría, significa crear un nuevo modo de producción y con él, una nueva forma de vivir, actuar, sentir. Es la toma de otra conciencia que conduce a otros derroteros. ¿Pero cuáles han sido los cambios producidos en la propia base de las sociedades que han vivido ‘situaciones revolucionarias’?
¿La idea es repetir aquí la experiencia de la revolución socialista del fracaso-derrota? El bloque que se ha armado con Cuba lo garantiza. Dos ‘proyectos revolucionarios’ se unen para defenderse por todos los medios. Con Venecuba se configura un discurso de lucha antiimperialista que sirve de credencial para apartarse de los esquemas de las llamadas democracias representativas afectas al capital-explotación. Y ese es el cometido encomendado a esas Repúblicas Socialistas y Revolucionarias.
La política en las dos entidades está volcada hacia el logro de la estabilidad de ‘sus revoluciones’, por la vía impositiva. De allí que se adelante una estructura estatal llena de capitalismo, que sirve a la vez como centro de temor-miedo. Un aparato coercitivo que se junta a otro de carácter ideológico y político. Lo que interesa es el control de la población por los más variados mecanismos de sometimiento. Por esto hemos mantenido que para este tipo de “revolución” lo esencial es la existencia de un capitalismo de Estado que se haga pasar por socialista, vendiendo la idea de que quienes regentan esa institución son ‘representantes del proletariado’ y de sus puntos de vista e intereses. En medio de su bancarrota ideológica y política no puede hacer otra cosa que tratar de salvar sus vacíos con nuevos vacíos. Lo importante es intimidar y atemorizar para controlarlo toodo desde la esfera estatal.
V
ABSTENCIÓN PURPURADA
En este punto se inscribe la cuestión electoral en este ex-país. Obtener la mayoría calificada en la AN, en las elecciones legislativas del 04D-05, permitirá al GP establecer “para siempre” en nuestra constitución que este es un país neosocialista-neo-revolucionario en transición hacia el neocomunismo. Y para ello es hoy indispensable mantener completamente aceitada la maquinaria electoral del fraude, que tan buenos dividendos ha pagado hasta el presente.
Esto explica lo actuado en el caso de las morochas y lo que se actuará en cualquier otro caso que pudiera alterar la estabilidad de un régimen que ha hecho del fraude-trampa su más alta credencial, tal y como lo evidencian unas ejecutorias que se basan en el reparto, la tarifa y la permanente compra de conciencias y favores.
¿Y cuál es entonces el curso de nuestro acontecer político después de la total legalización de las morochas? Las ‘oposiciones’ seguirán persiguiendo espacios. Y el 04D obtendrán su pequeña cuota de diputados que les permitirán mantener su “presencia democrática”. Luego echarán mano de un buen número de candidatos para enfrentar al GP, quien se burlará de cada uno de los “frijolitos”, mientras fortalece la institución presidencial de mayor consistencia en la historia de este ex-país. Estamos ante un gobernante que se ha cuidado de dar aval democrático a cada una de sus actuaciones, desde la constituyente hasta la implantación de su socialismo del siglo XXI.
Y al lado de este cuadro, que incluye todo tipo de acuerdos y negociaciones por y para el fortalecimiento de la democracia, está lo que en los últimos días se ha bautizado como la Acción Púrpura. Un movimiento que ha tomado algún espacio en medio del vacío existente y sobre todo desde que el cardenal Castillo Lara levantó la bandera del 350 para desconocer al gobierno y demás instituciones, comenzando por la electoral. De este modo se niega la posibilidad del voto como instrumento válido para la superación de la crisis política planteada.
Este movimiento recibe la crítica de gobierno y oposición por considerarlo un llamado a la violencia. En la rueda de prensa de ‘las oposiciones’ el 28/10 se llegó a decir que quienes persistan en el llamado a aplicar el 350 terminarán presos o muertos. Esto quiere decir que los Púrpuras son ya enemigos de gobierno y oposiciones porque contribuyen a reforzar la extendida tendencia a la abstención.
El cuadro político-electoral actual lo completa el colectivo que ya no sigue línea y que ha decidido apartarse de la llamada ‘política organizada’ y sus discursos en relación a votar o no votar. Ha comenzado a construir en si mismo un liderazgo horizontal que alcanzará trascendencia en el futuro y no está dispuesto hoy a cumplir con “el sagrado deber del voto” porque lo considera una convalidación de este régimen.
Esto significa que la abstención, no capitalizable por ningún movimiento en particular, a pesar de los llamados partidistas-mediáticos, puede ser superior a la de anteriores oportunidades. Y a esto hay que agregar que ya comienza a sembrarse en ese colectivo la inquietud en relación al diseño de políticas que se sitúen más allá del camino electoral y del baño de sangre para salir del cuadro dirigido por dos monstruos: el oficialismo y ‘las oposiciones’.
La diferencia del movimiento que se viene fraguando a nivel colectivo con los Púrpura parece estar dado por la manera de concebir la lucha. El llamado al 350 está precedido por un ‘ya’ que elude la preparación de una maquinaria nueva que actúe en función de la toma del poder. Si no se plantea cuál es el camino a seguir es porque se piensa en salida tradicionales que conducirán inevitablemente a la confrontación, terreno en el cual este régimen está sobradamente preparado. La decisión venecubana de defender sus “revoluciones”, sin contemplaciones, es algo que se cumpliría tajantemente bajo la dirección del G2 y demás aparatos de seguridad del gran y revolucionario Estado social-capitalista para la miseria y la destrucción. El camino está por construir para dejar a un lado la hegemonía de la decadencia-destrucción.
abm333@gmail.com / https://historiactual.blogspot.com/
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