El testimonio de la profesora Herma Marskman en ABM: Hugo Chávez me utilizó (Caracas, 1998) impacta por lo comprobable. Una de las angustias permanentes de quien estuvo ligada a ella por casi una década, tiene que ver con una fijación: ¡Todo lo que toco lo destruyo! (p.114). Por eso su proyecto, instituciones, partido y el propio ex país sufren los avatares de la acción destructiva. Pero esta conducta-inclinación no nace con el golpista-presidente. Tiene una larga data en la historia de los agentes destructores.
Hace 513 años se inicia la invasión que hace de la destrucción su más apetecible objetivo. La empresa se recubrió con el manto del Descubrimiento de América para ocultar sus verdaderos objetivos: tomar tierras y gente.
La misión consistía en hallar tierras ‘que en descubiertas serían pobladas’. Pero la presencia de ‘gente’ obligó a aplicar un operativo que junta las fuerzas represivas de la Metrópoli a las de la Santa Iglesia para adelantar el exterminio de quienes se les negó tal condición. Se les catalogó de antropófagos, politeístas y salvajes, para imponerles la civilización y la evangelización. En este proceder se asienta la tesis de O’Gorman, para quien América es una invención de Europa. Se ignora que no hay sociedades cubiertas ni descubiertas y que ¡Nadie descubre a Nadie!
De allí que no aceptemos la condición de descubiertos, encontrados, contactados. Este es un continente que desde un inicio defiende su historia milenaria del usurpador-destructor. Indispensable aprehender que somos una condición y una conciencia diferentes, que no acepta el mote de inferior, y de ‘nuevo y salvaje mundo’ que le debe lo que es a la propia invasión.
No es posible agradecer y exaltar el exterminio que se adelantó para tratar de convertirnos en una sociedad sin pasado, sin huellas ni registros. Porque los invasores destruyeron cuanto quisieron para construir una sociedad a la medida de sus maldades y miserias.
Y esa acción descubridora-destructora no se agota en la acción invasora inicial. Sigue en los llamados tiempos coloniales, independentistas o republicanos. En cada momento se expresa el invasor y aún hoy la invasión se vuelve dictadura, democracia y hasta ‘revolución’. Esencialmente es la misma historia de y para la destrucción.
Los herederos-invasores en cada momento se distinguen por su tendencia a ocuparlo y decidirlo todo. Y es un invasor que mantiene y conserva su condición de descubierto-inferior que necesita de la fuerza-atropello, la exaltación y la postración-veneración de sus súbditos para sentirse realizado.
La nuestra es entonces y aún una sociedad de y para descubiertos. Indispensable abrir e imponer la condición y perspectiva de los No Descubiertos, la conciencia de porvenir y construcción de libertad y futuro. La única forma de acabar con todo lastre de inferioridad, derrotismo, pasado-desolación y avanzar hacia tiempos apartados de zozobras, polarizaciones e ignominias, por encima de muchos descubiertos, que bajo la cobertura de revolucionarios, siguen actuando en función de mantener en alto la destrucción. El actual proceso es, en este sentido, la mejor prueba-demostración de la continuidad de la invasión descubricionista y criminal. abm333@gmail.com / http://historiactual.blogspot.com/
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